Un oso para el mejor dibujante
Las Tierras
del Oso recupera una de las historietas inéditas del dibujante de Pepe Sánchez.
Situaciones cómicas, diálogos mordaces, en el lápiz de uno de los grandes de la
historieta argentina. Recuerdos de su diálogo con Fontanarrosa.
Por Leandro
Arteaga
A pesar de que las revistas de editorial Columba no
están en los kioskos desde hace quince años, sus personajes y autores
permanecen. Entre ellos, Pepe Sánchez
y ese culebrón llamado Mi novia y yo.
El guión era de Robin Wood, el dibujo de Carlos Vogt. Ninguna de estas
historietas hubiese sido el éxito que se recuerda sin la gracia gráfica de
quien es uno de los grandes maestros del denominado noveno arte.
Lo predicho lo ratifica la edición de Las Tierras del Oso, obra integral de
Carlos Vogt, publicada por el sello local Milenario Ediciones en colaboración
con Loco Rabia, de Buenos Aires. Se trata del primer libro de la editorial
rosarina, propiedad de Alejandro Radeff, que se suma al catálogo brillante del
sello impulsado por Marcos Vergara y Alejandro Farías.
Como se decía, Las
Tierras del Oso no sólo devuelve a Vogt en libro, sino que se trata de una
obra inédita, publicada en Italia entre 2011 y 2013. El dibujante, nacido en
1933 en San Isidro, es ejemplo vivo de esa manera de entender la historieta que
los libros apodan "escuela argentina". Ha sido parte de revistas
célebres como Poncho Negro, Rayo Rojo y Misterix. Fue el dibujante de la recordada serie Mark Cabot, junto al guión del italiano
Alberto Ongaro, y de su colaboración con Héctor Oesterheld -en Hora Cero y Frontera- destacan Lucky Yank,
Cachas de oro y Doc Carson. Su participación en las revistas de Columba -Intervalo, Fantasía, El Tony, D'Artagnan- le significaron un
reconocimiento todavía mayor, a partir de trabajos como Larry Trenton, Mojado, Killroy, y el emblemático Pepe Sánchez.
Al igual que muchos artistas de su generación, Vogt
publicó una extensa obra en el exterior. En este sentido, la recuperación de Las Tierras del Oso permite descubrir
una de estas "rarezas", en sintonía con otras como Abbeyard de Scotland Yard, editada por
Thalos en 2006 en un librito imprescindible.
Las Tierras
del Oso,
antes que nada, es un concepto gráfico, en donde Vogt se mueve a gusto,
mientras recuerda las tierras de otros personajes suyos como Canada Joe, creado con Ray Collins. Pero
a diferencia de las aventuras del agente de la policía montada, acá los
protagonistas son bebedores, indios vivaces, mujeres perspicaces, habladores
compulsivos, héroes de poca monta, etc. Distribuidos en tantas historias como
ocurrencias gráficas el lápiz de Vogt desprende, entre piñas y diálogos
mordaces.
Es decir, quien haya leído Pepe Sánchez sabrá entender ese registro particular que hiciera
famoso al dibujante: gestos y silencios cómplices, de cara a una construcción
de gags sostenidos en una ilación narrativa que suma varias páginas por
capítulo. Adentrarse en estas tierras es saberse a resguardo de estas gracias
consabidas, que el lector espera redescubrir.
En el año 2000, Carlos Vogt fue invitado a la ciudad
por Leyendas, Encuentro de
Historietas que organizaban Milenario Comics y la Asociación de
Historietistas Independientes Rosario en el CEC. Fortuitamente, su presencia
coincidió con la de Roberto Fontanarrosa, quien fue a dar un paseo por las
suyas. Los dos se trenzaron en diálogo a pedido de quien firma. Las alabanzas
mutuas, no faltaron.
"Recuerdo a un locutor que decía: 'Hoy no andan
los ferrocarriles porque es el día del esforzado trabajador del riel'; a partir
de ahí, los dibujantes de historietas fuimos los 'esforzados trabajadores del
grafito'. No sabíamos cuál era nuestro día, pero queríamos tanto a la profesión
como el esforzado laburante del riel a la suya. Entonces, ¿qué significa para
nosotros la historieta? Significa un vagón de emociones, un vagón de horas de
creatividad que nos gustan muchísimo, aunque nos quejemos y digamos: "¡Uy,
cómo tengo la columna!", lo que también es real", decía Vogt.
"Es insoslayable lo que dice Carlos: la
historieta es la vocación, las horas de tablero, el esfuerzo, el entusiasmo que
genera dibujar y ver a otros dibujantes, en los cuales uno se refleja, apoya o
copia. Este es un trabajo en el que se empieza copiando, y de todos esos
dibujantes nosotros hemos extraído cosas", apuntaba Fontanarrosa. Y
agregaba que "en mi caso personal, a Carlos -que no es mucho mayor que
yo-, lo copié mucho en la época de Misterix;
a pesar de que al que más copié fue a (Hugo) Pratt, uno de los dibujos que más
me atraía y con el que más me reía era con el de Carlos".
Vogt, por su parte, respondía que "es un caso
muy especial el de Roberto Fontanarrosa, guionista de sus propios dibujos; es
decir, sabe en el momento en el que piensa la acción cómo la va a dibujar. Yo,
que he trabajado siempre con guionistas, en raras ocasiones he hecho mis
propias historietas". Lo dicho suma todavía más importancia a la
publicación de Las Tierras del Oso,
realizada diez años después de aquel diálogo precioso.
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