lunes, 1 de febrero de 2016

Quimera #4, AA.VV. (2015, Rabdomantes)



Más aventuras quiméricas

Por Leandro Arteaga

Las historietas que la antología Quimera acumula ya son varias, desmenuzadas en géneros y artistas eclécticos. La edita Rabdomantes, el sello de César Libardi, y ha conseguido varios logros; entre ellos, ser lugar de publicación para dibujantes de la ciudad y tener distribución en kioskos, además de la venta en librerías especializadas.
El reparto de aventuras del reciente número 4 apela a continuaciones y primeros capítulos. Lo que equivale a la necesidad de hacerse con los episodios anteriores, que se consiguen y tienen precio accesible. Eso sí, hay que hacerlo a la manera de la portada que dibuja Patricio Delpeche: rajarse con las Quimera bajo el brazo entre explosiones y tentáculos que te agarran.
Entre las 72 páginas, hay dos historias que merecen relieve. Una de ellas es redonda, de concreción precisa, con una estructura narrativa que responde a un concepto general definido y a una articulación gráfica que es simétrica. La escribe Terence Anthony y la dibuja Alejandro Aragón. Su publicación es también destacable por la inclusión en la revista de un artista local con trayectoria internacional: Aragón ha transitado páginas de editoriales como Shadowline, Image, BOOM! y Dark Horse. En Muricide, el cómic en cuestión, destila su habilidad narradora en puestas en página que vale releer en detalle, con blancos y negros que confluyen con el estado de ánimo de los personajes y el balance supuesto por un duelo de western urbano: dos bandas, dos killers, fábrica de vidrios rotos y un observador sagaz, que quiere registrar lo que pasa. Pero están las ratas.
La otra historia es Cosmonauta Arisu, de Mauro Bueno, que continúa su deriva de ciencia ficción y fantasía, ahora con protagónico de la perrita Laika y reminiscencias que tienen vínculo con Star Wars pero sobre todo con el Kamandi de Jack Kirby. Más allá de esto, el trazo de Bueno es ejemplar, cada página está compuesta de manera distintiva, con acción y detalles que evidencian el disfrute del dibujante en esta combustión intergenérica. Todo puede pasar en Arisu, que bien vendrá releer una vez se complete.
En otro orden, hay una perlita que traerá cola. A ver. Se titula Un asunto de mierda. La escribe Roberto Barreiro, con dibujos de Ernesto Carrizo. Barreiro fue uno de los editores -el otro es Lucas Varela- de la legendaria Kapop. ¿Qué es Kapop? Mejor leer la nota imprescindible que Julián Oubiña le dedica en esta Quimera. Allí, el redactor dice que espera que un editor redescubra esas historietas admirables, publicadas entre 1998 y 2001. Parece que va a ser posible. La inclusión de esta nota en una publicación de Rabdomantes no es casual. Ah, Un asunto de mierda tiene gracia incorrecta y previsibilidad que equivoca. Da gusto, ¡grande Barreiro!
Hay más humor -negro, de western metafísico, con arañas pistoleras- en Deathwest, de Ziul Mitomante; y profundidad mayor para la serie NewMan, de Leonel Palermo y Pablo Ayala, en donde las manipulaciones médico-psiquiátricas tienen los días contados tras el descubrimiento del personaje protagonista.
Se incluyen también una entrevista a Renzo Podestá, que permite indagar en el hacer de este autor prolífico, con edición reciente por Rabdomantes de su legendaria (Bang)kok: 60 maneras de escapar de una ciudad; y un relato literario de Diego Arandojo, con un toque de terror que hunde al lector en la mitad de la revista, con un dibujo impagable de Sebastián Cabrol. Un lujo compartido.

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