sábado, 23 de marzo de 2013

Tomás Lipgot, El árbol de la muralla: entrevista


"La memoria es una sola y es compleja"


Sobreviviente de Auschwitz, Jack Fuchs es testimonio de vida y memoria en El árbol de la muralla. El realizador, Tomás Lipgot, dialogará con el público en la función de mañana en Cine El Cairo.

Por Leandro Arteaga

Mañana a las 20, con entrada libre y gratuita, El Cairo Cine Público (Santa Fe 1120) proyectará El árbol de la muralla, documental de Tomás Lipgot –quien estará presente para dialogar con el público- sobre Jack Fuchs, pedagogo y escritor, sobreviviente del campo de exterminio de Auschwitz. Dentro de una programación dedicada al Día de la Memoria, la película de Lipgot complementará la función previa y también gratuita, a las 18, de Verdades verdaderas, donde Susú Pecoraro regala una interpretación tan bella como la que significa la figura de Estela de Carlotto.
Lipgot no es presencia desacostumbrada en Cine El Cairo, donde el año pasado acompañara a su film anterior: Moacir (2011). Entre aquella película y El árbol de la muralla, se trasluce una elección de personajes con características coincidentes: vitales, profundos, sobrevivientes. Una marca de cine que seguramente el realizador habrá de continuar. Uno de los primeros diálogos de la película nos presenta a Fuchs en compañía de su amiga Elsa Oesterheld, viuda de Héctor Oesterheld y madre de cuatro hijas, todos desaparecidos durante el terrorismo de Estado. Allí se cifra mucho, en tanto historias de vida compartidas, donde se entrevé lo demasiado que se quieren. Entre ellos, a su vez, dos momentos históricos se enhebran.
En este sentido, Lipgot dice a Rosario/12 que “los paralelismos entre lo que pasó en Alemania y acá durante la dictadura son obvios, hay una relación muy grande. La memoria es una sola y es una cuestión compleja. Jack tiene un libro que la problematiza -Dilemas de la memoria. La vida después de Auschwitz- donde da cuenta de todos los vericuetos en esta lucha, porque la memoria es una lucha contra el olvido, para que este monstruo tan grande no lo devore todo. El olvido es automático, sucede todo el tiempo. Por eso, esta memoria que estamos celebrando es una construcción.”

-¿Cómo fue el proceso que significó lograr la aceptación de Fuchs para el documental?
-Si bien él no tiene mucho problema en aparecer ante cámara, ya que cuando empezó a hablar fue a todo programa televisivo que lo invitara, lo que costó un poco más fue lograr que quisiera participar en un documental sobre su propia vida, a partir del interés de alguien a quien no conocía. Inicialmente, el interés vino dado a partir de Eva Puente, la autora del libro de mismo título –consensuamos en el nombre-, quien conociendo mis películas me dice que Jack era alguien que me iba a interesar. Cuando lo conocí, cambió todo. Como se ve en la película, Jack es muy especial, tiene un punto de vista muy distinto de todo, muy único. Pero para llegar a la película no fue tan fácil, hubo todo un tiempo, unos meses, donde tuve que ganarme su confianza. Cuando vio que mis intenciones eran buenas, fue generoso conmigo y me dejó hacer lo que quisiera, lo único que me solicitó fue que pusiera en la película a Elsa Oesterheld.

-Hay un momento muy sensible, que muestra a Fuchs en Lodz hablando en varios idiomas a la vez, sin darse cuenta; cuando lo nota, se excusa y dice que no sabe qué pensar.
-Es muy fuerte, como si fuera una especie de despersonalización, donde se le mezclan todas las lenguas. Él tiene cuatro o cinco lenguas, entre ellas la materna (el ídish), el polaco, el inglés que aprende en Estados Unidos, el castellano en Costa Rica, y después viene a Argentina. Tiene muchos idiomas pero todos forzados, y esa parte es muy conmovedora. Él fue tres veces a Polonia, lo que se ve en la película es el viaje que hizo con la hija, donde él lleva la cámara, desde un registro en primera persona que es muy conmovedor, es muy fuerte, hay momentos en donde también se pone a cantar.

-El humor tiene un lugar importante en la película, y logra que vos aparezcas también como personaje, como cuando Jack te pregunta si tenés hambre.
-Es algo que también me pasaba con Moacir y otros documentales, el nivel de involucramiento que tengo con los personajes provoca un vínculo fuerte y permite que sucedan momentos distendidos, que me interesa exponer, pero no desde una cuestión narcisista sino en cuanto vínculo con ellos. El humor, a su vez, permite descontracturar, descomprimir, algo de lo que fuimos muy concientes con el montajista. Y te digo que podrían haber sido muchos más los momentos similares, porque ese rasgo Jack lo tiene todo el tiempo, tengo un montón de situaciones con él cantando, haciendo chistes, él es así.

-Su explicación sobre la frase “ahora puedo morir”, que recuerda decir al salir de Auschwitz, es extraordinaria.
-Él tiene esa capacidad reflexiva. A mí me emociona mucho su nivel de sinceridad. Todo el tiempo es muy conciente acerca de qué es lo que le sirve contar porque, después de todo, la clave para la transmisión también está en no contar ciertas cosas que no permitan construir, más allá de si se las recuerde o no.
 

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