Vencer la inevitabilidad del tiempo
Flashforward
Robert J. Sawyer
La Factoría de Ideas
Barcelona, 2009
Segunda edición
PVP (sin IVA): 19,18 €
Acerca del éxito, y declive, y continuará en suspenso de la serie televisiva Flashforward, poco puede agregarse. Por estos días se ha comenzado a emitir en nuestro país, y su premisa argumental es, cuanto menos, ingeniosa: durante dos minutos la humanidad entera queda adormecida. Al despertar, los protagonistas descubren que los relatos soñados comienzan a encajar como piezas de un puzzle, que terminará de armarse dentro de seis meses. Visiones, todas, de un mismo futuro. Y si bien hay certeza ante lo ocurrido, son las incógnitas las que prevalecen acerca de lo que ocurrirá. A partir de allí, el desarrollo de la serie producida por Brannon Braga y David Goyer.
En verdad, el plot es literario y se corresponde con la novela de mismo título que el escritor Robert J. Sawyer (Premios Nébula 1995 y Hugo 2003, de bibliografía vasta, que incluye las trilogías Neanderthal y Quintaglio) publicara en 1999. Serie y libro se diferencian desde matices que, si bien a veces dados por pinceladas gruesas, son comprensibles ante el tipo de entretenimiento que supone la televisión. En el libro de Sawyer no se trata de un salto futuro de seis meses, sino de veinte años. Los personajes principales tampoco son agentes del FBI –tal como el que interpreta Joseph Fiennes- sino integrantes de un grupo científico que, dada la vicisitud de la historia, dan luz verde a un experimento que, de manera justa, coincide con el adormecimiento mencionado.
A partir de aquí, las dudas. Porque no se sabe si el sueño futuro fue consecuencia del proceder científico, o si simplemente coincidió de manera fortuita. De haber sido así, las causas habrán de buscarse en otros lugares. De no haberlo sido, habrá de precisarse aún más el proceder tecnológico que lo provocó. De todas maneras, poco interesará develarlo en el presente texto sino, antes bien, mejor leerlo y disfrutarlo.
Porque de lo que se trata es, otra vez, de los viajes en el tiempo. Lugar común y bienvenido una vez y otra en tantos relatos. Viaje al futuro que es, también, reflexión sobre el destino, sobre la inmutabilidad, y sobre el libre albedrío; además de dar razón poética a Ray Bradbury cuando afirma que a todos nos interesa la ciencia-ficción porque, sin excepción, siempre hablamos de lo que pretendemos hacer mañana. A lo que se suma la pregunta última que a su vez es primera y siempre filosófica. La muerte, que es parte de la vida, aparece como victoria de este transcurso temporal. ¿Qué hay luego de la muerte o antes de la vida? ¿Cómo escapar a la inevitabilidad del tiempo?
En este sentido, el Flashforward de Sawyer se estructura –y desestructura- a la manera de un sueño lúcido, conciente, pero de consecuencias imprevisibles. Cada acto, cada gesto, por mínimo que sea, demuestra su capacidad determinante. Tanto como el aleteo de aquella pequeña mariposa bradburyana y prehistórica, cuya muerte significara la alteración temporal futura así como uno de los cuentos mejores e inolvidables de su autor.
Y finalmente agregar que el estallido televisivo propició sucesivas reediciones del libro de Sawyer de la mano de la celebrada Factoría de Ideas. De lo que se deduce el impacto positivo que sobre la lectura –al revés de lo que muchos puedan pensar- tiene el registro audiovisual. Más la recomendación que significa el sitio web del autor, donde poder apreciar, entre tanta información, su fotogenia particular, entre sonriente y malévola.