jueves, 2 de enero de 2014

Balance audiovisual Rosario 2013


Un mejor destino para todo rodaje


En la ciudad se percibe un ritmo de producción creciente. Hay subsidios y realizaciones notables. La difusión sigue siendo el problema mayor. Desafíos y contenidos de autor.

Por Leandro Arteaga

El desglose de la actividad audiovisual se ha vuelto benéficamente complejo. Hay proyectos siempre, hay rodajes siempre, hay estrenos siempre, hay matrícula sostenida en los ámbitos de enseñanza. No era éste un rasgo habitual.
Lo predicho se sabe que no es suficiente. Que los canales de difusión no alcanzan o siguen herméticos. Que la Ley de Medios continúa semi-virtual. Que hay expectativas en torno al canal televisivo de la provincia. Que Señal Santa Fe sigue siendo, injustamente, una franja horaria (de calidad notable). Y tantas cuestiones más que cualquier entendido completará.
Ahora bien, entre los “entendidos” deben incluirse pronto a los espectadores, sostén del asunto. Ya que, desde el criterio de quien firma, seguramente muchos de ellos estén preguntándose de qué se está hablando en esta nota, cuando su mundo audiovisual sucede desde la inmediatez de la caja chica o la cartelera comercial. Responsabilidad que habrán de repartirse –alguna vez, ojalá, es el deseo ferviente- los medios de comunicación locales y el denominado “periodismo cultural” (categoría todavía en construcción, en la que elige inscribirse este cronista, conciente del asedio organizado por comentaristas de espectáculos, tras-bambalinas y chimentos).
Ante las muchas posibilidades de abordaje, se elegirá un ejemplo que crece y crece; se trata de la película Bronce, de Claudio Perrin: un ejercicio de cine minimalista, con dos protagonistas insustituibles (Claudia Schujman y Miguel Bosco) y una miríada de reconocimientos y galardones que se reparten entre México, California, Grecia, Perú. El film fue múltiple ganador en la 10ª edición de Cine con Vecinos (Saladillo), con estreno repetido en Sala El Cairo. El hacer de Perrin es ya autoral, con una obra que juega una puesta en escena distinguible, rasgo que se celebra a la vez que enhebra con otras miradas de realizadores también personales.
En este sentido, Arturo Marinho tuvo dos estrenos –en El Cairo- con El amansador y Los degolladores. Ambas instancias –de argumentos no necesariamente lejanos, con la sensibilidad genealógica como trama histórica- desde una misma preocupación estética: cómo narrar, cómo mostrar, cómo seducir al espectador. Otro nombre de referencia es el de Pablo Romano, su admirable Alexander Panizza, solo piano –también en El Cairo- significa un recorrido de mirada encontrada entre cine y música. Si bien todavía con estreno pendiente, su último trabajo, Anhelo de rebelión, tuvo exhibición en el Festival Latinoamericano de Video.
La mención reiterada de El Cairo es la de una pantalla atenta a la producción local. Entre muchos títulos –que aquí no se podrán mensurar- se destacarán Muñecas, ensayo sobre la memoria fragmentada, de Nicolás Font; y las series documentales Juventudes exquisitas de Andrés Nicolás, Un aire a vos de Florencia Castagnani, y Nosotros detrás del muro de Lucrecia Mastrángelo, donde la realizadora mixtura ficción y documental sin olvidar el acento veraz: el penal de mujeres de Rosario. La misma sala permitió acceso al último de los trabajos de Héctor Molina: la serie televisiva El hechicero; más la piedra de toque que significa el mediometraje Tras los pasos de El Hombre Bestia, de Fernando Irigaray, parte de un proyecto interactivo que encuentra eje en la película pionera de Camilo Zaccaría Soprani.
Aún cuando la difusión local sea intrincada, siempre hay resquicios. Por canal 3: Ciencia Cruzada: Micros Audiovisuales que hacen bailar a la ciencia (Dirección de Comunicación de la Ciencia de la UNR y Centro de Producción de la Facultad de Ciencia Política); El folclore de las cosas, de Daniel Soso; Paranada, un viaje por ahí..., de Maia Krajcirik; Otros sentidos, de Mariana Wenger. Por canal 5: Los días del juicio, de Pablo Romano; Parte del plato. Una excursión a las cocinas santafesinas (Señal Santa Fe); Territorios (CAR).
Otra veta valiosa la presenta la web, a través de plataformas como Youtube o Vimeo. El cine debiera ser para todos, así lo entiende Gustavo Galuppo, y gracias a la posibilidad digital cualquiera puede acceder a gran parte de su obra: la de alguien capaz de tramar un mundo propio, de retazos fílmicos exhumados, recreados, vueltos del revés; por otro lado, su Qué sois ahora?/Un documental sobre Pequeña Orquesta Reincidentes (junto a Mariano Goldgrob), fue parte del ciclo Rockumentales (Encuentro).
 La vía virtual permite también el reencuentro con ese fresco de encanto raído que Mónica Discépola descubre en Las tres islas, filmada en la Ciudad Electronuclear de Cuba. Como así también la revisión de gran parte de las últimas producciones de Gustavo Postiglione, cuyo último film –Lejos de París- se preestrenó en el FLVR. Internet es también el medio para acercarse al documental Glances, de Alfonso Gastiaburo, incluido en la serie Viewfinder Latinoamerica, de la cadena televisiva Al Jazeera English.
Vaya un reconocimiento para José Galvano y su Dách: Mejor Video Rosarino del FLVR y Primer Premio del Festival Visión Ribereña. Para Elena Guillén y su Cuatromil: mención especial dentro del Festival Internacional FIC de Bella Vista; mientras se espera –con encanto- su próximo trabajo: Camino al Aeropuerto. Para Carlos López: invitado a Barcelona a proyectar El rosariazo, y a participar como jurado del 20º Festival Internacional de Cine de Medio Ambiente. Para Rubén Plataneo: Mejor Documental para El gran río en el Festival de Cine Latinoamericano de Flandes, Bélgica. Para Judith Battaglia y María Langhi, por sus proyectos en curso: Mary Terán, la tenista del pueblo y Grito sagrado. Para Nicolás Valentini: partícipe, con Besocaracola, de Festival El Cruce; productor del documental Pañuelos para la historia, donde el realizador Alejandro Haddad acompaña a Nora Cortiñas (Madre de Plaza de Mayo) en su visita a las Madres de la Paz del Kurdistán turco; director de Más tiempo que vida –actualmente, work in progress- donde tematiza, desde el viaje, la relación con su padre.
Decir que el dilatadísimo estreno de Las mariposas de Sadourní, de Darío Nardi, continúa acumulando menciones y premios a nivel internacional, más la distinción excelsa que significa la recomendación de los hermanos Kaurismäki para su inclusión en el Midnight Sun Film Festival de Sodankylä (Laponia). 
Felicitaciones de trabajo y por muchas ediciones más para los veinte años del Festival Latinoamericano de Video y Artes Audiovisuales (CAR) –con las presencias destacadas de Paz Alicia Garciadiego, Juan Carlos Rulfo, Néstor García Canclini-; y para el Festival Transterritorial de Cine Under, Conecta 0.2, Bafici (Rosario), Pizza, birra y cortos. Así como al Profesor Distinguido por el Concejo Deliberante, Emilio Bellon, quien ha hecho del cine elección de vida docente, lugar de encuentro académico.
Muchos escenarios por donde continuar un recorrido que prospera, con el deseo puesto en su mejor destino: circulación y exhibición, de lo mucho que se hace, entre lo poco que se ve.
 

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