Cangaceiros,
ratones y pistoleros
Los libros de
historieta publicados por la Editorial
Municipal son muestra ejemplar de lo que debiera ser una
costumbre. En colaboración con la
Embajada del Brasil se editan en Rosario dos álbumes
notables.
Por
Leandro Arteaga
Leer historietas publicadas por la Editorial Municipal
no debiera ser novedad. Por eso, mejor será pensar los álbumes recientes como
un impulso que dé escenario a libros futuros.
La iniciativa se concretó durante Crack Bang Boom, la Convención Internacional
de Historietas que organizan Centro de Expresiones Contemporáneas y el
dibujante Eduardo Risso, cuya última edición contó con Brasil como país
homenajeado. Con el título genérico “Más Brasil en Rosario”, la Secretaría de Cultura y
Educación, junto al apoyo de la
Fundación de la Biblioteca Nacional
de Brasil y la Embajada
de Brasil, abre esta línea de títulos de una calidad impecable.
Banda de dos de Danilo Beyruth, y Oeste sangriento de Magno y Marcelo
Costa, ofrecen miradas distintas, complementarias en algún punto, sobre la
profusa tarea que dentro de los quadrinhos
Brasil lleva adelante. La coincidencia se señala en la elección del western –o
de sus reminiscencias- como género que atraviesa las correspondientes puestas
en página de los libros.
En este sentido, Oeste
sangriento es un furry del
salvaje oeste; es decir, una de cowboys pero protagonizada por animales, concretamente
por gatos y ratones. Sintéticamente: el pueblito de roedores verá peligrar su
calma a partir de la visita asesina de una banda de gatos. Así como en tantos
relatos noir, la historia elige su devenir
desde la voz en off y el racconto,
con una desgracia apenas esbozada pero –lo corrobora el fuego inicial- ya
sucedida. El color se trabaja desde un ánimo caído, con la explicación tonal
justa como para comprender los motivos. Esto es nodal, porque durante el
paginar el color va dejando de lado el brillo de la luz diurna para acompañar
el derrotero del argumento; es decir, hay un estado de ánimo que se hunde, que
los colores evidencian de página a página hasta lograr la noche.
En Oeste
sangriento hay un aire que respira los mismos bríos que Gary Cooper durante
A la hora señalada, la obra maestra
de Fred Zinnemann, pero sin olvidar que se trata de ¡un ratón! Acá lo curioso,
basta con avanzar unas páginas para ya olvidar que se trata de animalitos sino
de, justamente, personajes. Tarea que tantos grandes historietistas –Art
Spiegelman, Juanjo Guarnido, el propio Carl Barks (factótum de Donald y
familia)- han demostrado.
Este álbum, junto con Matinê (también del 2011), ha situado a los gemelos Magno y Marcelo
Costa como revelaciones del año según la crítica especializada de Brasil. No
resulta llamativo saber que Matinê
tiene versión animada prevista para el año próximo, cuando el diseño de páginas
de Oeste sangriento evoca, casi, un storyboard: el desglose de cuadros es de
nexo cinematográfico, con un relato que es ágil, casi silente en sus momentos
decisivos, lo que provoca una suspensión temporal entre cuadrito y cuadrito que
inmediatamente contacta con el cine genial de Sergio Leone.
Por su parte, Danilo Beyruth -dibujante curtido
desde la autoedición, cuyo Necronauta
le valiera un reconocimiento progresivo entre lectores y editores (HQM y
Zarabatana)-, ofrece en Banda de dos
una aventura explosiva, cuyos cangaceiros dan razón al título desde el momento
en que eligen vengar la aniquilación de su banda por el ejército, cuyo teniente
gusta coleccionar cabezas como si fuesen “bolitas”. La trama también guarda
otros secretos, que vinculan de manera particular a los protagonistas, los
pintorescos –y huraños- Tiñoso y Calavera de Buey.
Las praderas del Far West trastocan aquí en el paisaje
árido del sertão,
espiritualmente cerca del deambular de Glauber Rocha pero con la violencia
demente de un spaghetti western. Hay momentos oníricos, de pesadilla –visiones
que meten miedo, que prometen recompensa, que claman venganza-, con un pueblito
fantasma, fanáticos religiosos y un mundo de arena imparable. Por eso, Banda de dos es
una historieta “seca”, que se limpia de cualquier atisbo hidrante, que apela a
una acción sin pausa, con viñetas en gran angular y planos detalle que cargan
un mundo de bronca –el primer plano de cualquiera de los cangaceiros, sus
surcos, sus ojos-. El blanco y negro ayuda todavía más en este fresco de
sonámbulos y muertos, donde el vértigo de la acción invita a su vez a detenerse
en los detalles escabrosos, de gusto gore, que esconden los cuadritos:
divertimento del dibujante, pero también para el lector.
Dada la presencia de Francia como país invitado a Crack Bang Boom 2014, se prevén nuevos álbumes, con más material por descubrir. Sean de Brasil, de Francia, de por aquí y de por cualquier allá, que continúe la publicación de historietas. Rosario tiene en Crack Bang Boom la convención más importante del país. La publicación de historietas en la ciudad, consecuencia feliz y obligada, es un espacio por ganar, por recuperar.
Dada la presencia de Francia como país invitado a Crack Bang Boom 2014, se prevén nuevos álbumes, con más material por descubrir. Sean de Brasil, de Francia, de por aquí y de por cualquier allá, que continúe la publicación de historietas. Rosario tiene en Crack Bang Boom la convención más importante del país. La publicación de historietas en la ciudad, consecuencia feliz y obligada, es un espacio por ganar, por recuperar.
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