Cuando la película pide ser
filmada
Afectado por el crimen de David Moreira, Claudio
Perrin explica los motivos de su próxima película y la financiación por vía
virtual. Un espacio cerrado y cinco personajes enfrentados. La urgencia por
querer filmar.
Por Leandro Arteaga
El nuevo proyecto que
el realizador Claudio Perrin impulsa, Umbral,
interroga de manera dual. Por un lado, por su génesis argumental; por el otro,
ante la búsqueda de financiamiento. En todo caso, dos caras de esa misma moneda
que es hacer cine, tan complejas como recíprocas: sin guión no hay película,
sin plata tampoco.
Ahora bien, con Umbral se plantea un dedo profundo en la
llaga, desde un sostén narrativo que serpentea y pica a todos de maneras
distintas. En palabras del propio cineasta: “Umbral surge en base a lo ocurrido con el linchamiento de David
Moreira (asesinado
a golpes por un grupo de personas, después de que le hubiera robado la cartera
a una joven, en marzo de 2014 en barrio Azcuénaga) y la
seguidilla de casos que se dio después. A la semana siguiente, en Buenos Aires se
registraron algunos casos más, que no llegaron al mismo final trágico. Es algo que
me conmovió mucho, en el sentido de la crudeza que tiene todo el asunto. Me
puse a investigar y en toda Latinoamérica hay hechos similares, en Perú y en
Bolivia son bastante comunes. Encontré el caso de un policía peruano, que salía
de festejar su ascenso, estaba de licencia, andaba borracho por la calle y lo
lincharon confundido con un ladrón o con alguien que hacía escándalo.”
La sinopsis de prensa
de Umbral dice: “Una casa vacía en la noche. En la calle se escuchan gritos hasta que
cinco personas cruzan el umbral de la puerta sitiados por el silencio de un crimen”. Perrin completa:
“No es que me basé solamente en el caso de David
Moreira, sino también en similares, lo quiero aclarar porque mucha gente piensa
que voy a retratar su crimen. Se trata de un disparador, que me llevó a pensar
qué pasaba por la cabeza de los que habían hecho eso durante el momento
inmediato, siguiente, posterior. ¿Qué pasaba por la cabeza de esta gente? Esa fue
la saliente del tema de Umbral. Me
gustaba la idea de juntar a esas personas en una casa, que estuviesen forzados
a estar juntos por cierta cantidad de tiempo y ver qué pasaría entre ellos, cómo
sería la simbiosis entre los personajes. Me conmovió mucho pensar en algo que,
al menos para mí, es aterrador.”
-¿En qué estado se encuentra el trabajo de guión?
-Voy por una tercera
versión. En principio, me gusta escribir una primera versión bastante incipiente,
sin pensar demasiado, dejándome llevar sobre cómo puede derivar la historia. En
la segunda voy corrigiendo, veo qué cosas no funcionan, agrego más detalles. Ahora
estoy en la tercera versión y el final cambió bastante, me parece mejor de cara
a la trama de la historia.
-¿El reparto está definido?
-Sí, voy a volver a
trabajar con Claudia Schujman y Miguel Bosco (los protagonistas de Bronce, película anterior de Perrin), junto
a Gustavo Guirado, Bárbara Peters y Tito Gómez, con quien vuelvo a filmar
después de muchos años. Ellos son los cinco personajes que están aglutinados en
esa casa, sin poder salir, porque afuera está llegando la policía. Pero al
afuera no lo voy a mostrar, yo me quedo con el adentro.
-¿Cuándo apareció el título “Umbral”?
-Durante la primera
versión del guión. Mientras escribía el guión, justo estaba leyendo un libro
sobre mitologías y en muchas de ellas se habla de cruzar el umbral. Me gustó
esta metáfora de cinco personas que cruzan un umbral duro, muy trágico, en una
decisión crucial, porque no se vuelve a ser el mismo después de haber hecho
esto. Me gustó jugar con esta idea de que al principio se vería el umbral de la
puerta de casa y los pies de los que entran para no poder salir. Acá hay también
una situación de encierro, carcelaria; yo imagino que los personajes inconcientemente
están pensando que esta especie de cárcel podría preanunciar lo que les pasaría
si los agarraran. Hay varias ideas.
-¿Cómo surge la idea del crowdfunding?
-Aparece ante la
necesidad de poder producir algo en forma inmediata, lo más pronto posible. En
cierto modo, estoy un poco desanimado con los concursos, se tornan muy largos,
uno no sabe si sale, y si no salís tenés que volver a presentarte, a esperar
una respuesta. Si uno tiene la suerte de salir favorecido, a veces se pierde el
enamoramiento con el proyecto, con la trama, porque uno llega medio cansado,
sin ese grado de seducción que se tenía al inicio. Uno se tiene que enamorar de
su trama, de sus personajes, del trabajo con los actores, y cuando llega esa
posibilidad, a lo mejor ya pasaron dos o tres años. Y cuando se llega al rodaje,
todo ese feeling que se tenía decae
mucho. De la posibilidad del crowdfunding
me enteré al hablar con unos colegas cuando fui jurado del Festival de Cine con
Vecinos de Saladillo, comentando sobre las problemáticas que teníamos los
cineastas independientes y del interior. Yo estaba un poco descreído, pero me
puse a investigar, miré otros proyectos y lo que recaudaron, y me propuse
probar, a ver qué resulta. Vamos a ver si por medio del apoyo de particulares
podemos llegar al monto necesario para financiar la película, sin tener que
armar carpetas de presentación ni de presupuestos. Es una plataforma latina de
financiamiento (http://idea.me/), donde uno se registra y puede hacer aportes que
van desde los cien a los diez mil pesos. Estamos en esta etapa.
-¿Ya tuviste una respuesta?
-Tenemos algunas
colaboraciones, estamos en un ocho por ciento del proyecto, tenemos que llegar
al diez por ciento para que Idea.me lo publicite en su página de inicio. Por
eso hay que movilizarse fuertemente para alcanzar ese diez y que el proyecto
pase a ser difundido de otra manera. Por ahora, solamente es visible para
quienes yo les doy el enlace. Es una alternativa interesante, hay proyectos que
incluso han superado el tope que tenían. Yo no soy una persona muy ansiosa,
pero sí en este tema, porque uno quiere producir y tengo muy en claro que no
tengo que perder el enamoramiento con el proyecto, porque una vez que se pierde
se nota, he visto trabajos a los que les falta el amor del director.
Para acceder a la
posibilidad de colaborar con Umbral,
de Claudio Perrin, consultar: http://idea.me/projects/27144/umbral
Claudio Perrin es
egresado de la Escuela Provincial
de Cine y Televisión de Rosario, y en su trayectoria destaca una mirada abocada
a personajes circunspectos, atravesados por un malestar que les carcome. Es el
caso del policía corrupto de Cobani
(1988, codirigida con Roberto Bianchi) y del vendedor de ciudad de Cosecha (1995), preso de una telaraña
rural. Si Cobani fue destacado en su
momento –por calidad de producción e interpretación- por el Jurado del Festival
de Video Latinoamericano Rosario, el caso de Cosecha fue mayor, al ser elegido Mejor Video Rosarino de ese Festival.
En Los deseos del camino (2001) -seleccionada en el Festival
de Cine y Video Latinoamericano de Toulouse- es momento de viajar, de partir,
de ir hacia el mar. Mientras que en Terminal
(2007), el protagonista se pierde en sí mismo mientras merodea por la terminal
de ómnibus a la espera de su próximo trabajo por encargo. La película más
resuelta de Perrin, en cuanto a la depuración de sus formas, es Bronce (2013), premiada nacional e internacionalmente, a partir de la historia
de dos hermanos y una angustia que es el concepto de su puesta en escena. “El
recorrido de Bronce ayuda y mucho”,
dice Perrin de cara al esfuerzo supuesto para el financiamiento de Umbral, “pero continúa siendo una
escalera, se trata de otro peldaño más, tal vez ahora un poco menos forzoso”.
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