Muchas
historias para la democracia
Democracia en Construcción supone la apuesta por la ficción de Señal
Santa Fe. Es también parte de una plataforma multiformato, con articulación en
la web. Cuatro capítulos a estrenarse el viernes en Sala El Cairo.
Por
Leandro Arteaga
La construcción de un relato transmedia, que
articule una narrativa compleja, permanente, atraviesa como desafío a la nueva
producción de Señal Santa Fe. Con el título DeC:
Democracia en Construcción, cuatro episodios de treinta minutos son la
estructura decisiva para esta experiencia que el Ministerio de Innovación y
Cultura de Santa Fe dedica al relevo de historias con asidero en los treinta
años de democracia.
DeC se estrena el viernes
próximo a las 20 en El Cairo Cine Público (Santa Fe 1120), con entrada libre y
gratuita. La dirección de sus capítulos corresponde a Santiago King (Al doblar la esquina, Diversos Universos), cuya tarea se
revela esencial porque aporta la mirada que organiza, el sostén primero a
través del cual enhebrar las demás posibilidades.
En este sentido, DeC
se compone de historias pequeñas, a las que se apela en tanto síntesis de una
realidad convulsa, que es resultado de una dinámica histórica. Los episodios
dedican atención argumental a los conceptos democráticos de Representación y Participación,
Derechos, Igualdad, e Identidad. El tramado del guión –donde también figuran Sofía
Aldasoro, Vanina Cánepa y Edgardo Pérez Castillo- los interpela a través de
recursos narrativos que cruzan ficción y documental en tanto categorías
maleables.
De esta manera, los treinta minutos de cada capítulo
comulgan entre las vicisitudes de sus personajes y el despliegue de aportes
analíticos, contenidos en los pliegues del relato. Muchas veces se impone la
autoridad de las imágenes de archivo. El fin es didáctico, y apela al
detenimiento sobre lo que se cuenta para su debate. A través del testimonio de
docentes e investigadores se aportan lineamientos conceptuales, miradas
reflexivas, datos históricos. En suma, se sitúa un contexto, plagado de
aspectos que articulan los treinta años democráticos con la herencia que aporta
la última dictadura militar, a la par de los avatares y vaivenes supuestos por
la depredación que del rol del Estado propiciara el capitalismo neoliberal
durante la década de 1990.
Destaca el pulso de King en el logro del sostén
narrador. Cada episodio es autoconclusivo, pero a la vez disparador del
siguiente. En tanto totalidad, DeC es
una historia compartida, contenedora de muchas, de entre las cuales sólo han
sido retratadas cuatro. Podrían ser más, también otras. Cada una de ellas tiene
un drama que resolver, una puesta en juego de dilemas que enfrentar. Es el caso
de Luca, el pibe que no quiere irse de su país ni dejar a sus amistades y
afectos, mientras sus padres ya lo han decidido. De modo coincidente, la
elección del delegado de su colegio está a punto de suceder, lo que supone un problema
ambivalente, en donde cada cuestión que moviliza a Luca altera, necesariamente,
a las demás. Así como la atracción que le supone una de las candidatas, si bien
preocupada por trivialidades y prédica retórica: aquí es donde aparece el matiz
irónico, en tanto comentario sobre las mismas campañas políticas de los
mayores, provistas por “creativos” de lucidez supuesta.
Uno de los mejores capítulos es aquel donde el padre
debe decidir entre la pelea por la expropiación de su fábrica, el contrato
“basura” que le ofrecen, los impuestos impagos, y el bienestar de su hija. De
nuevo, cada una de las caras oficia sobre las demás. Ninguna decisión
particular puede ser aislada de su conjunto. Así como la misma vida democrática
y el desafío que la acompaña: no sólo en tanto acto eleccionario, sino como
comportamiento ético, cotidiano. Al respecto, vale destacar el análisis del
profesor Juan Pablo Angelone (Pensamiento Sociopolítico, UNR), quien analiza la
propuesta implícita en el éxito político, durante los años ’90 (y todavía), de
cantantes, deportistas y afines. Situación de farándula que se ha revelado,
justamente, como la antítesis –en tanto proyecto de éxito individual- de la
vida en común, de una ciudad moralmente compartida, a la que el neo-liberalismo
buscó disgregar.
En última instancia, es la mirada de Santiago King la
que aporta –porque es en él donde se cumple la puesta en escena- una estructura
justa, contenedora, cuyo fin ulterior es el de continuar la narración en el
espectador. Lo hace desde la implicación dramática de cada episodio –entre
cuyos intérpretes figuran Melisa Patriarca, Tito Gómez, María Zulema Amadei,
Miguel Franchi, Mumo Oviedo, Ayelén Prado, Raúl Santángelo, Elena Guillén-,
pero también desde la invitación explícita a ingresar al sitio www.decsantafe.gob.ar,
donde aportar testimonios y compartir experiencias que den razón al título del
envío televisivo y transmedia.
Quien ingrese al flamante sitio web del gobierno de
Santa Fe encontrará una línea de tiempo. Su objetivo es ordenar los videos de
los usuarios. De lo cual se desprende el propósito mayor de la composición de
un relato coral, de un libro vivo, que preserve esa llama preciosa que al fin y
al cabo es la memoria.
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