jueves, 25 de septiembre de 2014

Bronce (2013, Claudio Perrin)


Algo de luz y la noche cerrada


Por Leandro Arteaga
 
Del recorrido cada vez mayor de Bronce, largometraje del rosarino Claudio Perrin, es menester distinguir, al menos, algunos de los muchísimos premios recibidos: Mejor Película (Encuentro Mundial de Cine, Seattle), Mejor Película Latinoamericana (FICA, Perú), Mejor Largometraje Internacional (FICIQQ, Chile), Mejor Película/Guión/Medalla Argentores/Premio Revelación al Director (Cine con Vecinos, Argentina), Premio a la Excelencia (The Indie Fest, California), y el reciente galardón a su actriz, Claudia Schujman, en el 5º FECICO (Cine del Conurbano, Buenos Aires).
Se trata de un reconocimiento loable que todavía continúa, al ser Bronce recuperada por El Cairo –que ya la había exhibido el año pasado– para el fin de semana próximo. Se trata de una oportunidad perfecta para el disfrute de una de las mejores producciones que se hayan realizado en esta ciudad. El logro del detalle cuidado que exhibe el film de Perrin (Los deseos del camino, Terminal), donde el gesto mínimo dice como instancia sustancial, que se adosa a más gestos breves, obligados a ser en relación con su entorno, es consecuencia de un trabajo de guión meticuloso, en donde la mirada del realizador sabe hacia dónde dirigir el relato.
Claudia Schujman y Miguel Bosco componen a dos hermanastros dedicados a la tarea de robar placas de cementerios. El bronce es posibilidad económica, pero también materia de la que está hecho lo que ha sido. El relieve de unos recuerdos que no pueden modelarse de modo diferente, termina por asediar a estos hermanos. De manera pausada, gradual, la relación entre ellos dice entre sonrisas mientras esconde miradas, repartidas entre las lápidas, a la vera del río, o en la casa de la infancia.
En la mayor parte del relato, Perrin emplea el recurso del plano-secuencia. Es que hay una carga emocional que no puede –ni debe– mentirse. Por eso, la caracterización de Bosco y Schujman es excepcional. Al no valerse del montaje, el film captura la sensibilidad a flor de piel, que eriza el ánimo compartido, como si fuese una bruma que no deja ver pero que a poco disipa y, tal vez, se descubra en un estallido. Un proceso semejante sólo puede registrarse cuando el cine asume un desafío real -vale decir- con la realidad. Porque algo pasa en estos intérpretes, en estos personajes, es que la cámara puede registrar lo que obtiene. Así, lo que sucede es admirable.
Quizás, Bronce sea el intento por llegar a esa verdad última, emocional. Todo un ejercicio cinematográfico, que es puesta en juego de una mirada de autor. Sobre la escena final, la luz del amanecer irrumpe sobre lo que fue la noche cerrada. Tal vez algo de lo sucedido no haya sido en vano, ni tan terrible, como para sobrellevar mejor lo que viene.

Bronce
(Argentina, 2013)
Dirección y guión: Claudio Perrin. Fotografía: Alejandro Pereyra. Cámara: Luciano Barrera. Montaje: Claudio Perrin, Ernesto Figge. Sonido: Ernesto Figge.  Producción: Javier Matteucci, Denise Almeida. Música: Iván Tarabelli. Reparto: Claudia Schujman, Miguel Bosco.
Sala: El Cairo, jueves 25 a las 20.30, viernes 26 a las 22.30, sábado 27 a las 18, domingo 28 a las 20.30.
10 (diez) puntos

No hay comentarios: