Hecho el
hechizo, hecha la trampa
Por
Leandro Arteaga
El ocaso de Pixar o algo peor parece presagiar Valiente, título que, de hecho, poco
dice –más aún, contradice- acerca de su heroína, niña princesa de ánimo
iracundo, sin respeto al mandato familiar. Esto, claro, como premisa primera.
Dado el desarrollo posterior y la conclusión de moraleja, lejos queda la
provocación y muy abajo, justamente, la calidad -ya no- habitual de los films
Pixar.
Disney, imperio mediante, ha culminado por sumir la
magia de las películas de la lamparita blanca, reducida ahora a la prédica del
peligro de ser orgulloso, porque no vaya a ser que se termine por desnivelar el
tablero sobre el cual las piezas de ajedrez mantienen su juego y equilibrio.
Ésta es la historia que la madre lega a la hija que “todavía” no entiende, y
que luego será dicha por ésta, claro, a otros.
Pero para llegar a ello, que no queda muy lejos del
inicio mismo del film, primero la vitalidad de esta princesita pelirroja que se
sabe arquera eficaz, que brinca demasiado, acomete pruebas peligrosas, y que detesta
el sólo hecho de pensar que el futuro que le espera es ser como su madre. Aquí
las desavenencias y el fragor de la bronca mayor cuando se le busque una
parejita adecuada, conforme al equilibrio aludido, repartido entre los clanes
de una vieja Escocia.
Es así cómo Mérida buscará la ayuda de una bruja
para el reverso de la situación, para que su madre y padre dejen de molestar, y
para que pueda vivir su vida como diablos quiera. Qué bien y qué Pixar, de
veras, la situación procurada. Pero… una vez hecho el hechizo hecha la trampa. Lo
que significa: simetría entre la bruja con Mérida y la película con el
espectador. De esta manera lo visto pasa a ser excusa a partir de la cual
enhebrar el buen mensaje, destinado a los niños y las niñas de todo el mundo.
Horrible.
La expresión justa, amalgamada, del vínculo fusión ya
indistinto entre Disney/Pixar lo deja entrever la casucha misma de la bruja, de
rostro y fisonomía tan parecidos a aquella que deambula por la bella El viaje de Chihiro (2001) de Hayao
Miyazaki –fuente de respeto milenario para los factótums de Pixar-, capaz a su
vez de esculpir histéricamente osos de madera así como de hechizar escobas para
que hagan la limpieza.
Entre Miyazaki y Fantasía
dice así Valiente querer ubicarse.
Quizás con un único hallazgo de diversión, comprendido en los trillizos
pelirrojos, una puesta al día de aquellos sobrinitos alguna vez salvajes con
los que el temperamental Pato Donald debía lidiar. Pero lo que Valiente logra no es más que un lugar
residual, transido de magia Disney vieja, aquella que la propia Pixar supiera alguna
vez reformular para ahora, aburrida y moralistamente, barrer de un plumazo.
Valiente
(Brave) EE.UU.,
2012. Dirección: Mark Andrews, Brenda Chapman, Steve
Purcell. Guión: Brenda Chapman, Mark Andrews, Steve Purcell,
Irene Mecchi. Montaje:
Nicholas C. Smith. Música:
Patrick Doyle. Voces: Kelly Macdonald, Billy Connolly, Emma Thompson,
Julie Walters, Robbie Coltrane. Duración:
100 minutos.
Salas:
Monumental, Del Centro, Showcase, Village, Sunstar.
4
(cuatro) puntos
1 comentario:
Desde que comenzó esta serie Boardwalk Empire con Kelly Macdonald no me la he perdido, aunque para muchos es un poco lenta, me parece que narra la vida de los años 20 de una manera muy acertada y cuando tiene que elevar el clímax lo hace de una manera sorprendente
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