El rock
volcado en sus paredes
Alrededor de cien fotografías componen la muestra que Gustavo Villordo dedica a las variadas expresiones que el rock suscita en las paredes de la ciudad.
“Nadie va a escuchar tu pared” titula la muestra
fotográfica, como eco musical a la vez que lema que atraviesa un mundo de
imágenes dispuestas para ver y rever un paisaje urbano mutante: capas de
pintura reseca, grafitis de colores vivos y gastados, pintadas mayores y
menores, grandilocuentes algunas, furtivas otras, con rúbricas de bandas que ya
no están. O también y a la vez la tarea inherentemente fotográfica de rescate
del tiempo, de gota suspendida en ámbar, con apenas días vueltos años que dan
cuenta de cómo era esa misma esquina ya cambiada.
Hasta el 18 de agosto puede visitarse en Café de la Flor (Mendoza 862) la
selección y ordenamiento apenas enorme –unas cien de entre cuatrocientas
fotografías- que desde años Gustavo Villordo lleva adelante con las paredes de
la ciudad como elección temática y musical; es decir, las paredes como testigos
y como lugares de tránsito para frases, dibujos, pintadas y aerosoles, a través
de las cuales el rock hubo de perfilarse también.
“La manera de distribuir las fotos en la muestra fue
como si se tratara de una pared tomada, bombardeada de imágenes, cargadísima de
grafitis” dice el fotógrafo a Rosario/12,
quien es referente para el escenario musical local, a través de una tarea que
se extiende desde hace años, o desde siempre, o con la justificación de
anécdotas irreversibles. “Hace un tiempo estaba varado, en un momento donde lo
que hacía no me convencía. La fotografía publicitaria no me llenaba. Por otro
lado, el rock me gustó siempre; de hecho, soy un músico frustrado, ¡no podía
cambiar de un acorde a otro en la guitarra! La fotografía me permitió estar en
un escenario, pero con la cámara. Fue algo que se dio por casualidad, y que me
terminó enganchando”.
Y lo que comenzara como casualidad hubo de continuar
en otras búsquedas. Ahora con una muestra profesional, artística, aún cuando el
responsable prefiera disentir con estas palabras y señalar que “es un homenaje
a las bandas, al rock, es un registro documental”. “Desde hace años vengo
trabajando con fotos a bandas, pero en un momento me llené de incógnitas sobre las
paredes de la ciudad, porque el rock también estaba ahí, con muchísimos
grafitis que todo el mundo ha visto, con bandas promocionándose, antes de que
hubiese Facebook o algo parecido. Más o menos a partir de abril de 2010 fue
cuando decidí comenzar a registrar todo esto. Subí un par de especiales a la
página (RosarioRock.com) y ahora decidí hacer una muestra. Tengo mucho
material, pero no considero que tenga un mérito artístico o fotográfico, es un
registro documental de la ciudad, del rock volcado a sus paredes. Hay desde
bandas locales, de las más chiquitas, a las más conocidas, nacionales e
internacionales. También frases y fragmentos de canciones, o sólo inscripciones
de movimientos, como puede ser el grunge.
A veces me las encontraba de casualidad, a través de un rastrillaje por ciertas
zonas, pero también por medio de amigos y conocidos”.
-Las imágenes
varían mucho, desde las que se inspiran con las formas de la pared o de la
fachada, hasta el descuido adrede de una pintada punk.
-Sí, creo que te referís a la que está en Corrientes
y Gutiérrez, donde hay una cancha de fútbol. Justo la casa lindera tiene una
chimenea con la que aprovecharon el espacio para pintar las caras de Luca
Prodan y el Indio Solari. Las paredes van mutando continuamente, pasás un día
pero al siguiente ya cambió, y lo que estaba pasa ahora a estar superpuesto con
temas políticos, futbolísticos, hay de todo.
-¿Con qué
situaciones imprevistas te encontraste?
-Anécdotas hay varias. Como la de gente saliendo
urgente de su casa para decirme “¡eh, me estás fotografiando la casa, me estás
estudiando para robar!”. Una de las veces, una señora salió de un edificio a
gritarme “¡hijo de puta, me pintaste la pared y ahora le estás sacando fotos!”.
Yo le decía que no, que la pintura estaba seca, que sólo le estaba sacando una
foto. Ella me respondía “¡la habrás pintado otro día y ahora le venís a sacar
la foto!”. También me ha parado la policía, por zona sur, yo buscaba un lugar
con la moto y justo hubo un robo con una moto de por medio. Reconozco que hay
pintadas que le han arruinado la pared a la persona, pero lo que yo hago es
registrar, no es que estoy incentivando a la gente a pintar.
-El acto
fotográfico tiene algo que perturba, como sucede en Blow-Up de Antonioni.
-Yo no iba con una réflex llamativa, sino con una
intermedia, una bridge, de buena resolución, con muchas funciones para sacar
fotos manualmente. La llevaba escondida para sacar fotos rápido, por el tema
este de que a algunos vecinos podía molestarle. Pareciera que la fotografía provoca
que la gente se siente invadida.
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