Metrópolis,
siempre Metrópolis
Con música en vivo, la película de Fritz Lang podrá verse hoy con su metraje más completo. El hallazgo paradójico de un film maestro en un país sin archivo propio.
La posibilidad de esta noche, a las 21, en Teatro La Comedia (Mitre y
Ricardone), es ineludible. Se trata de la proyección de la restauración hasta
ahora más completa del film alemán Metrópolis,
dirigido por Fritz Lang en 1927. La función, organizada por La Comedia y Centro
Audiovisual Rosario, contará con el aporte de la National Film Chamber
Orchestra, que musicalizará en vivo a partir de la feliz conjunción dada entre
Fernando Kabusacki (guitarra eléctrica y sintetizada), “Mono” Fontana
(teclados), Fernando Samalea (batería, percusión, bandoneón), César Franov
(bajo eléctrico y electronics) y un ensamble de ocho cellos dirigido por
Claudio Peña.
Es mucho lo que se puede escribir sobre Metrópolis, film maestro y discutible
del gran Fritz Lang. Un cúmulo de anécdotas rodea película y director, entre las
cuales figuran la convocatoria que el mismísimo Goebbels hiciera a Lang para
formar parte de su Ministerio de Propaganda, la afiliación al régimen nazi por
parte de su guionista -Thea von Harbou, también pareja del realizador-, y la
emigración de Lang, quien posteriormente daría a luz una filmografía tan
asombrosa como la precedente, pero en suelo estadounidense.
Metrópolis pasó a ser uno de los
títulos más buscados en su metraje completo, a partir de cortes varios que
sufriera históricamente, conforme también a las vicisitudes sufridas por el cine
de aquellos años. Lo más curioso, así como paradójico, es que el descubrimiento
del año 2008, y que resultara noticia internacional, se diera en Buenos Aires,
en el Museo del Cine Pablo Duckrós Hicken, gracias al empecinamiento del investigador
Fernando Martín Peña, en colaboración con su actual directora, Paula Félix-Didier.
“En realidad (los alemanes) no nos creían, tanto
tiempo y tanta gente buscándola… Fue todo un momento cuando viajé a Alemania
con el dvd. Me bajaron del avión y me llevaron directo a una salita en la Cinemateca, donde me
estaban esperando con el dvd de ellos para compararlo. No pude ir al hotel, ni
me lavé las manos, ni nada. Así como me bajaron me llevaron a ese micro-cine
donde había cuatro o cinco personas esperando con una cara de ‘a ver quién sos
y qué estás diciendo’” comenta Félix-Didier a Rosario/12.
-A nivel
personal y profesional, ¿qué te suscita ser parte de este hallazgo?
-Mirá, y sin desmerecer el hallazgo, siempre suelo
decir que es el trabajo que hacemos todos los días y que también hemos
encontrado otras películas perdidas. La diferencia con Metrópolis creo que está dada por dos factores, por un lado y por
supuesto, por el hecho de que sea Metrópolis,
película que se consideraba perdida y que ha influido en la historia del cine
en más de una manera, que ha marcado toda la ciencia ficción del siglo XX, y esto
más allá de las lecturas políticas complejas que tiene, ya que claramente no es
una película progresista. En segundo lugar, para mí lo más importante tuvo que
ver con hacer visible la problemática de la preservación audiovisual, porque en
general los que trabajamos en archivos hacemos algo que nadie ve, que nadie
conoce, y que no aparece en los medios, teniendo en cuenta la gravedad y el
riesgo en el que está el patrimonio audiovisual argentino.
-No creo, de
hecho, que exista sensibilidad social sobre el problema.
-Eso es lo más importante, no existe una masa
crítica de opinión pública que sepa del problema. La primera reacción ante el
hallazgo de Metrópolis fue “¿pero
cómo que Metrópolis no está? ¡si yo
la vi!”, algo que en general pasa mucho con las películas argentinas, que la
gente ha visto por la televisión, porque alguna vez las han pasado por Volver o
por Space. En Argentina la mayor tragedia es que no tenemos los negativos de
las películas, motivo por el cual, haber visto ciertos títulos en video no
garantiza ni significa que la película sobreviva. Hay más de un cincuenta por
ciento del cine sonoro argentino y un noventa por ciento del cine mudo que están
perdidos. Cada rescate es un trabajo a pulmón, muy valioso, pero realmente no
hay una política de estado cultural. Ahora está en marcha, por suerte, el
proyecto de una Cinemateca, cuya ley se reglamentó después de muchísimos años, lo
que permitió un empujón; pero ya pasaron más de dos años y todavía estamos
esperando. Creo que esto refleja también un estado de cosas más general, que es
el de que no hay conciencia, de que no hay demasiada gente formada en esto. Así
como sí hay políticas de memoria muy importantes en Argentina en los últimos
años, el patrimonio audiovisual tiene todavía mucho camino por recorrer. Creo
que estamos caminando hacia eso, porque hay más gente involucrada, más gente
pensando, pero el trabajo que queda todavía es mucho.
-Pienso
también en cuál es el nivel de conciencia de los mismos realizadores.
-Es un gran tema, porque creo
que el primer paso para dar, más allá del público y de crear conciencia, es el
de crearla en los propios realizadores. Hemos tenido un sistema de producción
basado en subsidios y créditos, que acostumbraron a los realizadores a depender
del estado, pero en ningún momento nadie les hizo pensar que existe también la
obligación del estado de que eso se guarde y se conserve, porque después de
todo es algo que lo pagamos entre todos y porque es memoria cultural. Está
bien, es cierto que pedirle esto a un artista, que en general está pensando en
la obra que viene y no en la que ya terminó, es un poco complejo, pero es
cierto que ayudaría mucho que los propios realizadores estén más involucrados,
por lo menos en ejercer presión. Igualmente, hay muchos que han dado una mano
muy grande, pero para mí el tema es que falta trabajo. Ahora que, por suerte, estoy
dirigiendo el Museo del Cine y tengo un espacio público, me ayuda a ver cómo hay
que trabajar desde el estado, ya que es una temática que no estaba instalada en
ningún lado. Es un trabajo que nos corresponde hacer: educar al público, a la
comunidad cinematográfica, a los funcionarios que tienen responsabilidad en el
tema. Mi obligación es darlo a conocer, si bien tampoco se trata de inventar la
rueda ni nada parecido, ya que son muchos los países que nos llevan la
delantera: México, Colombia, Venezuela, Chile, Nicaragua, y ni hablar de Cuba,
que tienen archivos desde hace mucho tiempo así como mucho más pensadas estas
cosas.
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