Libros, asombros y otras realidades
Objetos vueltos juguetes, ilustraciones que dicen más
que lo que muestran, diseños que conjugan formas, algunas de las maneras de
pensar el arte del artista. Sueños ilustrados para las letras y los sueños de
Eduardo Galeano.
Por Leandro
Arteaga
Repartidos
en estantes, muebles, bibliotecas, los libros trazan recuerdos, imágenes. Que
el español Isidro Ferrer sea uno de los invitados de la actual Semana de la
Lectura, es motivo de celebración. Sus ilustraciones indelebles, galardonadas,
le acompañarán junto al dictado del taller "Piedra, papel y
escalera", a desarrollarse en El Jardín de los Niños (lunes a las 17,
martes a las 14).
Pero su tarea no comienza mañana, ayer mismo Ferrer participó del
panel dedicado a Los sueños de Helena, libro donde el artista se encarga de
graficar los textos y sueños de Eduardo Galeano. También oportunidad de
reconocimiento hacia la figura y obra del enorme escritor uruguayo. Una tarea
que al español le ha significado de modo relevante en lo profesional pero
"fundamentalmente en el terreno afectivo y emocional". "Conocía
su obra y era un admirador tremendo, desde El libro de los abrazos, convertido
en mi libro de cabecera. Luego vinieron otros, y con ellos una proximidad cada
vez mayor al mundo de Galeano y a esa forma de narrar tan particular que
tiene", explica Ferrer a Rosario/12.
Los sueños de Helena fue editado por Libros del Zorro Rojo, el
sello referente donde situar uno de los mejores catálogos en lo que a libros
ilustrados se refiere. Su responsable, Sebastián García Schnetzer, agrega que
"desde el primer momento, Eduardo estuvo encantado con el proyecto y
conocía el trabajo de Isidro con mucha precisión. Fue un libro muy especial,
que Eduardo dedicó a su esposa, Helena Villagra. Y surgió de alguna manera desde
El Zorro Rojo, con la intención de compilar esos sueños que aparecían en los
libros de Eduardo. Su compromiso hizo que además escribiera uno especialmente
para el libro, junto a un prólogo muy amable y sentido."
"Casualmente - dice Ferrer- Helena es también el nombre de mi
propia compañera. Este libro es para mí muy emocionante, un reto enorme, por
haber sido un trabajo donde Galeano estuvo presente durante su evolución y
desarrollo. Esa posibilidad conjunta de conformar un territorio común, desde
una duplicidad de miradas, entre el territorio de la literatura y el de la
ilustración, le conceden al libro una visión especial".
- ¿Por qué "Piedra, papel y escalera"?
- Porque son los elementos analógicos con los que juego con el
significado de las palabras, con su semántica, pero por otro lado por referir a
la parte más física de la actuación analógica, a lo físico de la piedra pero
también a la posibilidad de cortar y de manipular que tiene la tijera.
- ¿A propósito, qué te provoca el acento actual que sobre la tecnología
digital algunos promueven?
- Yo creo que hay un concepto erróneo en el enfrentamiento, al
plantear que la tecnología invalida los procesos analógicos y tradicionales,
cuando en verdad se trata de lenguajes y procesos distintos, de herramientas de
trabajo. La tecnología permite avanzar mucho en el terreno de lo virtual, e
incluirlo dentro de los procesos mecánicos de reproducción actuales, pero por
otro lado nuestra expresión física y nuestras capacidades naturales tienen que
ver con nuestro cuerpo y las habilidades manuales. Ambos terrenos de actuación
son perfectamente compatibles, uno no elimina al otro, no existe ese conflicto.
- O no tendríamos este encuentro de lectura, donde el protagonista
es el libro.
- El libro es un espacio físico, y como tal no solamente está al
servicio de la lectura sino que va más allá. El libro es el soporte, son las
páginas, es el gramaje, es el color, es el olor, todo ello le confiere un valor
añadido.
- Al ver tus trabajos, sorprende la sencillez para comunicar y,
por eso, su complejidad. ¿Cuánto tiempo te demanda una obra?
-Te daría la misma respuesta de Picasso, que me ha costado toda
una vida llegar hasta aquí. Es un proceso muy largo en el que intervienen
muchas partes. En la búsqueda de una solución, el resultado nunca es el
inmediato, sino que surge de una acumulación de experiencias, conocimientos e
intenciones. Hay trabajos que se solucionan de una forma más rápida o eficaz,
pero que sin toda esa acumulación propia del tiempo, de la experiencia, serían
imposibles de haberse constituido.
- Entiendo también un placer, un juego, donde te debe gustar
arrojarte a la solución gráfica sin tener claro el resultado.
- El juego es un componente vital, una parte esencial en la
consecución, no sólo desde el aspecto lúdico sino porque te permite llegar a
lugares inesperados, precisamente por el desplazamiento. Yo puedo participar en
todos los aspectos de mis procesos creativos, pero muchas veces establezco
pautas o reglas distintas para no enfocar el proyecto desde el mismo ángulo,
para obligarme a hacerlo de una forma desplazada, y llegar a lugares inauditos,
al menos para mí.
-A propósito, ¿cómo eras de niño, a qué jugabas?
- Yo pertenezco a una generación que jugaba con las cosas que
tenía a mano; además, mis padres eran de clase media obrera, no tenían gran
poder adquisitivo. Tuvimos una infancia precaria en lo material, pero esa misma
precariedad propiciaba una enorme creatividad en el juego y en toda la materia
que lo conformaba, desde la propia construcción de los juguetes, muy básicos,
hasta el desplazamiento necesario para que las cosas se convirtiesen en otras:
una botella podía ser una nave espacial y una bombilla se convertía en un globo
aerostático, por ejemplo.
- ¿Qué pensás cuando la publicidad apropia tu manera de entender
el trabajo gráfico?
- El terreno de la publicidad me interesa muy poco. Creo que son
discursos excesivamente intencionados, manipulados con un corto recorrido.
Evidentemente, la publicidad utiliza todos los recursos posibles a su alcance,
muchos de ellos vienen de otros terrenos, pero de alguna forma también los
usurpa, con un interés muy claro: la seducción. Trabajan muy poco con la
inteligencia sino mucho más con crear necesidades a partir de la seducción.
Cuando ven que hay elementos que les facilitan esa tarea pues rápidamente se
los apropian, y así se apropian de cosas que vienen del terreno del arte, o de
otros espacios como la gráfica. Yo intento quedarme muy al margen de estas
intenciones publicitarias de trabajo.
- ¿Cómo tomás el reconocimiento hacia tu obra, que se traduce en
premios o invitaciones, como la que ahora te hace nuestra ciudad?
-Intento no abrumarme, lo vivo como si hubiese un Isidro distinto,
que asumiese esa función pública; pero por otro lado es un gran regalo, es una
posibilidad de viajar, de conocer, de compartir y asombrarse con otras
realidades. Estas posibilidades de conocer a la gente, de establecer vínculos,
diálogos - no solamente a nivel de trabajo sino también afectivos- , me
resultan enormemente nutritivos; porque esa comunicación es un flujo que va y
viene, es una energía devuelta.
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