Los secretos y
la tristeza
Por
Leandro Arteaga
El estreno de la película El gurí, de Sergio Mazza, es oportunidad para completar la noticia
de relieve que protagonizara pocos meses atrás, cuando fuera seleccionada por
la última Berlinale en la sección "Generation+14". Más aún, el
director de El Amarillo (2006) y Gallero (2009) estará presente durante
la función que esta noche, a las 20.30, ofrecerá con entrada libre y gratuita
El Cairo Cine Público (Santa Fe 1120). También acompañará al realizador el niño
actor Maximiliano García.
Otro de los aspectos de importancia de El gurí radica en la elección de la
localidad entrerriana de Victoria como escenario de rodaje. Es entre sus
calles, merodeando por paredes de casas con muchos años, donde los personajes
entretejen un malestar que tiene al pequeño Gonzalo (Maximiliano García) como
eje dramático. Atento a su hermanita bebé, así como a su abuela, Gonzalo espera
por la vuelta de la madre. Pero lo que él no sabe es lo que los demás murmullan
distraídos, mientras retacean la información al espectador. ¿Qué pasó con ella?
¿Dónde está? ¿Volverá?
Por atropellar a un perro, distraída ante la gruta
de ofrendas y rezos del camino, Lorena (Sofía Gala) queda obligada a pasar varios
días entre esta gente. Ella, de paso y con otro mundo a cuestas, detiene su
andar para entrar en contacto con la amabilidad, los secretos, y las
confidencias de este pueblito. Entre estos personajes hay dos que saben y
ofician de custodio: uno es el veterinario, Julio (Daniel Aráoz), en quien
descansan metafóricamente los sufrimientos de los animales que cuida, tan
parecidos a la angustia que se narra; el otro es Felipe (Federico Luppi), quien
tras el mostrador del bar atesora comidas que comparte mientras cumple el rol
guardián de sus paredes descascaradas, alguna vez estandartes de lo que ya nadie
nombra: una wiskería.
¿Quién es –de paso– ese hombre insistente que
aparece ante la mirada sufrida de Gonzalo, una y otra vez, gritando por el
paradero de la madre? ¿Qué relación hay –en última instancia– entre los
murmullos apagados de los lugareños y la historia de esa mamá de la que todos
saben pero nadie dice?
Es entre ellos por donde deambula Gonzalo, como si
fuese uno de esos muchos perros sin dueño, abandonados. Aferrado a una
posibilidad que no promete demasiado y al cuidado de su abuela anciana, el niño
distrae la ausencia de cariño sólo cuando juega. Pero allí está Lorena, la
intrusa, la de afuera, la que preguntará lo que nadie quiere. Su despedida,
está claro, depende del arreglo del automóvil. También es claro que la demora
en su reparación correrá a la par de esa tarea tan necesaria que ella, nadie
más, puede cumplir.
De esta manera, Lorena es la bisagra que renueva las
preguntas y los sueños. Felipe y Julio tienen, cada uno, historias sin cerrar.
Pero para que eso suceda deben reparar en lo que les rodea, y es allí donde
aparece Gonzalo, con su cadencia tímida, sin levantar la voz, apenado en la
mirada, mientras sufre su desconsuelo en secreto, sin pedir nada a nadie,
preocupado por sobrevivir al día. Lorena, por eso, hace ver lo que todos pueden
pero de otra manera. Aun cuando ciertos secretos no puedan ser absolutamente
develados.
Hay tanta tristeza en la cara del niño, pero también
todo un porvenir que aguarda. Un gran interrogante que es de a poco descifrado.
Que replica en todos los que dicen de modo callado, cómplices de una historia
que tiene a Gonzalo como rehén pero, a la vez, como posibilidad de redención.
El
gurí
(Argentina, 2015)
Dirección y guión: Sergio Mazza. Fotografía: Alfredo Altamirano. Montaje: Sergio Mazza, Martín Musarra. Música:
Daniel Gómez, Daniel Viglietti. Reparto: Maximiliano García, Sofía Gala Castiglione, Daniel
Aráoz, Federico Luppi, Susana Hornos, Belén Blanco. Duración: 89 minutos.
Sala:
El Cairo
7
(siete) puntos
No hay comentarios:
Publicar un comentario