La ciudad ilustrada
La historieta en Rosario, antes y ahora. El después que interroga. Las
revistas, los personajes, los dibujantes. La falta de espacios. Roberto
Fontanarrosa y Eduardo Risso, historietistas ilustres.
Por Leandro Arteaga
Pensar la historieta en Rosario es
un tema laberíntico. Hay un recorrido que atrapa, con vínculo en el recuerdo
lector. Pero lo cierto es que la situación actual es algo extraña: hay muchos
historietistas, pero no hay revistas. Entonces, ¿dónde están las historietas?
Si de historieta rosarina se
trata, Roberto Fontanarrosa es la figura indeleble. Dos de sus personajes,
entre tantos más, son de los más famosos de la historieta argentina: Boogie, el aceitoso e Inodoro Pereyra, el renegáu. Partícipes
en numerosas revistas y reediciones desde su aparición señera, en la revista
cordobesa Hortensia, durante 1972. El
antes y después del gran humorista sucede al año siguiente, en la contratapa
del diario Clarín, junto a la troupe irrepetible que convoca Caloi:
Crist, Tabaré, Trillo, Altuna, Rivero, Ian, Viuti, Dobal.
Antes de Boogie, el dibujante hacía sus primeros pasos en la revista rosarina
Boom (1968-1970). Con una marca
gráfica que ya preanunciaba al humorista extraordinario. En tanto publicación
periodística ejemplar, Boom es la
primera de otras, en donde dibujo y humor pasarán a tener mayor atención. El dibujante
Manuel Aranda oficiará de ánima mentora en dos de ellas: La cebra a lunares y Risario.
La primera nació en 1973, tuvo 13
números, compartió páginas periodísticas y humorísticas entre Héctor Beas,
Napoleón, Maquiaveli, Sergio Kern, David Leiva, Pablo Colazo, y otros. Aranda
venía con experiencia repartida en revistas como Hortensia y Tía Vicenta. La cebra fue la respuesta rosarina. Pero
el tirón mayor lo pegó Risario: 45
números, de 1980 a 1987. La dirección fue compartida entre Aranda, Jorge Santa
María, David Leiva y Tomás D’Espósito (luego conocido como El Tomi). Muchos
humoristas nacientes tuvieron allí lugar, junto a Beas, Fontanarrosa,
Maquiaveli, Quique Fenner y el mismísimo Crist. Entre sus historietas, perdura
en la memoria colectiva Robinson Sosa, de
Aranda y El Tomi, cuyo protagonista y su compañero Jueves, compartían su visión
de mundo desde la isla del laguito del Parque Independencia.
Ahora bien, para identificar una
revista rosarina dedicada a la historieta, hay que reparar en Tinta, la revista de los dibujantes
solitarios. Fueron 3 números, entre 1977 y 1979. La dirección fue de Sergio
Kern; con participaciones de Jorge Varlotta (El llanero solitario), Rubén Pergament (Corpuscrisis), Kern (Marquimán!),
y el Ultra de Fontanarrosa, primo predecesor
del mismísimo Boogie, que la revista
exhibía en carácter de inédito.
Sobre los ’80 la profusión es
importante: El Maldito Chocho (1981,
único número), revista del grupo Cucaño, con El Marinero Turco (Daniel Canale);
Enana Turca (dos números, 1981 y
1983), de Mosquil (Gustavo Rojas); Infame, del Marinero y Mosquil (dos
números, 1983 y 1984). Pero el arribo de la década nueva será para Rita, la salvaje.
Rita aparece en 1991 y debe su nombre a Juana González, la popular
artista de varieté. Gracias al apoyo
de la Municipalidad
de Rosario, la publicación prometía lo que las demás no podían: continuidad.
Estuvo dirigida por Daniel Canabal, a la vez que coordinada por El Tomi y Manuel
Aranda, quien se alejaría del cargo unos meses después. Por sus páginas
transitaron los nombres de Raúl Gómez, Maus, Niño Rodríguez, Max Cachimba,
Fontanarrosa, Eduardo Risso, junto a muchos que hacían sus primeros lápices,
como Esteban Tolj, David Nahón, Marcelo Frusin.
Las historietas de Rita ya distinguen un grupo ecléctico,
en ebullición. Sin embargo, los problemas presupuestarios terminan con la publicación
en el número 9 (agosto 1992). Un décimo número, sin imprenta local, encuentra lugar
en la revista porteña Cóctel Molotov
#11 (noviembre 1992): “Rita la salvaje.
Especial de la gran revista rosarina”
decía, de manera póstuma, la tapa de Cóctel.
Dibujantes sin
revistas
Acá se abre un paréntesis raro,
pero no tanto. Durante los ‘90 la historieta no es inmune al proceso económico.
En Rosario poco se podía hacer cuando a nivel nacional las editoriales cerraban
progresivamente. Los datos lo confirman: Fierro
(Ediciones de la Urraca)
concluye en 1992, Puertitas y Puertitas Super Sexy (El Globo Editor)
cierran en 1994, Skorpio (Editorial
Récord) finaliza en 1996. La que sobrevive un poco más es Editorial Columba –D’artagnan, Nippur Magnum, Intervalo,
El Tony–, pero sin un horizonte
claro, hasta culminar sus actividades a mediados del año 2000.
Es el momento de la denominada
“primavera de los fanzines”. Es
decir, revistas publicadas de manera autónoma, donde el dibujante cumple funciones
de editor y distribuidor: áreas donde no tiene experiencia, para las que no se
ha formado. Si Rita, la salvaje
exponía un cúmulo inagotable de talento gráfico, la historieta debía encontrar
alternativas. El fanzine (contracción
de fan y magazine) es expresión de esta necesidad, a la vez que causal de la Asociación de
Historietistas Independientes Rosario, en 1999.
La AHI Rosario se
dedicará a nuclear publicaciones, capacitar dibujantes, y organizar –junto a
una comiquería de la ciudad– la actividad Leyendas,
en las instalaciones del Centro de Expresiones Contemporáneas de la Municipalidad. Leyendas –dedicado a la
historieta, el juego de rol y la ciencia-ficción– será un punto de encuentro
fundamental, local y nacional, entre artistas profesionales y principiantes.
Tendrá diez ediciones, entre 1999 y 2008, con la visita ilustre de
historietistas como Carlos Trillo, Carlos Casalla, Leopoldo Durañona y
Francisco Solano López.
Con las editoriales en crisis, la
vía laboral sobresale en el mercado extranjero. En verdad, es una posibilidad
que siempre estuvo, que tempranamente llevó a muchos de los artistas de la
ciudad a encontrar allí lugar de trabajo y, algunas veces, de residencia. Es el
caso de El Tomi, Napo, Alejandro O’Keeffe, Pablo Raimondi, entre muchos más.
Pero con Eduardo Risso sucederá
algo distintivo. El dibujante, si bien cordobés, es un rosarino por adopción,
que todavía vive y trabaja desde la ciudad; rasgos que permiten un nexo con Fontanarrosa.
El talento de Risso
A Risso se le debe destacar por varios
motivos. En él se cifra un recorrido magnífico, que le ha llevado a participar
en los mercados argentino, europeo y estadounidense. Además, formó asistentes,
luego devenidos profesionales por derecho propio; entre ellos: Leandro
Fernández, Marcelo Frusin, Francisco Paronzini; todos en Rosario y con
publicaciones en el exterior. También, Risso es organizador de Crack Bang Boom, junto al Centro de
Expresiones Contemporáneas, la primera convención de historietas de nivel
internacional que conoce la ciudad, que desde 2010 ha contado con
personalidades de relieve como Jim Lee (X-Men),
David Lloyd (V de Vendetta) y Brian
Azzarello (guionista habitual de Risso).
En cuanto a su trayectoria, Eduardo
Risso ha dibujado guiones de Robin Wood (El
Ángel), Ricardo Barreiro (Parque Chas)
y Carlos Trillo (Fulú, Yo vampiro, Chicanos, entre otras). Con Azzarello ha realizado una obra ya
clásica dentro del cómic americano: 100
Bullets (100 Balas), cien números publicados entre 1999 y 2009. La serie le
convertirá en uno de los nombres más influyentes dentro del panorama. Y si bien
se trata de un dibujante reacio al mundo de los superhéroes, el único que le ha
caído en gracia es Batman, a quien supo
ilustrar en varias aventuras, siempre en compañía de Azzarello. Los premios más
importantes no le han sido ajenos: cuatro Eisner
por 100 Bullets –entre ellos el de
Mejor Artista, en 2002–, dos Harvey
–también Mejor Artista–, y el Yellow Kid
en 2004 por, invariablemente, Mejor Artista.
En cuanto a los nombres referidos,
Frusin ha sido uno de los lápices de la serie americana Hellblazer (DC Comics), actualmente en plena realización de La expedición, consistente en cuatro
álbumes para la editorial francesa Dargaud. Fernández ha transitado títulos
Marvel como Punisher, The New Mutants y The Incredible Hulk. Paronzini se encuentra dibujando el cómic
interactivo Operation Ajax (Cognito
Comics) y proyectos para la compañía griega Deimos Comics. Entre los talentos
más recientes figuran Alejandro Aragón –encargado de la versión en cómic de la
película 28 Days Later (Exterminio, de Danny Boyle), ahora con
el lápiz a pleno en EVE (Dark Horse) –
y Damián Couceiro –con un prolongado arco argumental dentro del cómic
cinematográfico Planet of the Apes (El planeta de los simios), también finalizando
una serie dedicada al éxito televisivo Sons
of Anarchy–.
Mención aparte para Carlos
Barocelli –cuya continuación de El
Eternauta, parece, se edita en breve– y el talento de Gabriel Ippóliti, de
colaboración seriada con el guionista bonaerense Diego Agrimbau: La burbuja de Bertold, El gran lienzo, Planeta Extra, Edén Hotel;
todas para el mercado europeo. La última elige por protagonista al Che Guevara,
durante una presumible estancia familiar en el famoso hotel cordobés, infestado
de nazis. Fue publicada en Fierro,
luego de conocerse en Francia.
Así como Fontanarrosa, hoy es
Eduardo Risso quien aporta un lugar de referencia para pensar la historieta en
Rosario. Un momento donde persiste la proliferación de artistas, pero con posibilidades
laborales en el exterior. Lo que se ha perdido es el contacto con el lector
local, algo que la obra de Fontanarrosa siempre mantuvo.
Hay esfuerzos notables, que
quieren desdecir la situación. Revista Términus
es el caso ejemplar: ya van cinco números de esta antología, coordinada por los
dibujantes Maximiliano Bartomucci, Bruno Chiroleu y el guionista Gastón Flores.
Tiene distribución nacional, agotan ejemplares, mientras persiguen el propósito
de hacer conocida entre cercanos parte de su obra. Otra excepción es el
magnífico álbum Far South (Lejano
Sur), con guión de Rodolfo Santullo y dibujos de Leandro Fernández, alguien
habitual para muchísimos cómics Marvel, si bien desconocido en la ciudad. Lo ha
editado el sello Puro Comic, de Rosario.
“Yo creo que la historieta arranca,
siempre, como una vocación, como un entretenimiento; como lo que a uno lo
divertía de chico: leer historietas y copiar al dibujante”, decía Fontanarrosa
a este cronista. Así es como el vínculo se entreteje y la historieta crece. Por
eso, y entre tantas otras dudas, ¿qué ha sido del “Pollo” Palacios? ¿Dónde fue a parar?
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