Las espadas y
el maniquí desgraciado
Por
Leandro Arteaga
Qué despiole es esta película. De tan sencilla en su
planteo, se vuelve bobamente distraída. Como si fuese suficiente con gustar del
cine de géneros. Al menos, es ésta la sombra que parece arrojar El hombre con los puños de hierro sobre
su realizador y, uy, actor: el músico RZA.
En el mundo del cine, RZA es para nada ajeno, tanto
desde su rol de actor como compositor. Ahí destella, entre tantas
colaboraciones, su relación musical con Jim Jarmusch (Ghost Dog) y Quentin Tarantino (Kill
Bill, Django sin cadenas). Motivo
por el cual el nombre del último precede al título del film y anuda referencias
varias, que bien podrían sintetizarse en el afán “Grindhouse” con el que
Tarantino y Robert Rodríguez bautizaran –desde Planet Terror y A prueba de
muerte- a tantas películas, desde Machete
a Hell Ride: Viaje al infierno.
Ahora es el turno del cine de piñas y patadas, pero
al estilo Wuxia; esto es:
ambientación de época (China, siglo XIX), clanes enfrentados –distinguidos por
la referencia a animales-, un cargamento de oro, lealtades, traiciones, etc.
Pero también: un herrero taciturno (RZA), un burdel palaciego (con Lucy Liu
como madama), un cowboy gordo (Russell Crowe), y un gigante de piel irrompible.
Cóctel bizarro donde, dado el caso, el Wuxia
se va al garete en una trama que debe justificar la presencia de un herrero
negro como héroe en… China. Todo atravesado, sones más o menos de gongs, por la
estridencia del rap, o tal vez al revés: imágenes montadas para acompasar la
misma música. Escenas, entonces, como video clips de resultados pobres.
La suma de personajes propone “héroes” que, vista la
cantidad, terminan por derivar hacia ninguna parte. Hay momentos donde el
argumento los pierde. Luego los reencuentra. Y ninguno termina por tener peso
específico, que les justifique emocionalmente, sensiblemente. Si bien rodeados
por recreaciones escenográficas muy pop, a veces locamente delirantes, no hay más
que un nexo superficial entre ellos y el decorado. A veces hace su
participación la pantalla fragmentada, al modo de una comic-strip. Como si ello
solo le valiera una justa asociación con la historieta.
Es decir, no hay correlación entre los elementos
puestos en juego, sino un amontonamiento de situaciones casi inconexas, en las
que nadie sabe muy bien qué está haciendo. Ni Russell Crowe cuando propone sus
jueguitos sexuales, ni Lucy Liu con sus poses de maniquí desgraciado. Llega un
momento donde lo que se está viendo bien podría llegar a ser cualquier otra cosa.
La historia sencilla termina por ser un lío
infradotado. El cruce de géneros, un gesto de ignorancia. Como solaz quedan los
efectos de maquillaje de los legendarios Howard Berger y Greg Nicotero, apenas
momentos de disfrute.
Como falta cine, la película es horrible.
El
hombre con los puños de hierro
(The Man with the Iron Fists)
EE.UU./Hong Kong, 2012. Dirección:
RZA. Guión: RZA, Eli Roth. Fotografía: Chi Ying Chan. Música: Howard Drossin, RZA. Montaje:
Joe D'Augustine. Reparto: RZA, Rick Yune, Russell Crowe, Lucy Liu, Dave
Bautista, Jamie Chung, Cung Le, Daniel Wu. Duración: 95 minutos.
4
(cuatro) puntos
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