Grandes
intérpretes pero poca magia
Por
Leandro Arteaga
No deja de llamar la atención que se hagan películas
tan olvidables. Algo que en el cine –se podrá argumentar- siempre hubo de ocurrir,
que seguirá sucediendo, como parte de un mismo entramado de producción y
distribución históricamente sobredimensionado, ahora repartido entre formatos
para múltiples pantallas. Pero, al menos con el film que nos ocupa, la historia
podría haber sido otra.
En todo caso, no deja de ser esto consonante con el
declive cualitativo –adrede- que Hollywood hace de sí. Que contrasta de manera
fuertemente disonante con su propio pasado. O más sintéticamente: se trata de
una película de magos, protagonizada por Steve Carell, Steve Buscemi, Jim
Carrey, James Gandolfini… Es decir, ¿cómo no querer ver un film semejante, con tales
intérpretes? Más aún con el gran Alan Arkin como mago maestro, quien despierta
en el pequeño Burt la posibilidad de la magia como lugar desde el cual
transgredir las golpizas y desprecios de sus compañeros de colegio. Todos menos
uno, tan solitario como él.
Pasado el tiempo, entonces y ahora sí, el increíble
Burt Wonderstone (Carell) y su amigo Anton Marvelton (Buscemi) cautivan
audiencias en Las Vegas, con su show entre ridículo y ameno, con gracia
suficiente como para contagiar al espectador. Porque, se repite, ¿cómo
resistirse a un dúo de magos entre Buscemi y Carell? Y todavía lo (que parece)
mejor: otro mago, callejero y sensacionalista, compuesto por Jim Carrey. Éste,
eso sí, sin galera ni trucos de salón, sino como versión desfigurada del
efectismo más bizarro, nacido de la televisión y viralizado por Internet. Pero
tan ególatra como el propio Burt, estrella de sí mismo, narcisista en grado
extremo, causa de su propia caída.
A partir de aquí, lo trillado y mismo de siempre.
Molestia que no radica en lo previsible, sino en la manera desde la cual
sucede. De manera tal que El increíble
Burt Wonderstone –cuyo realizador, Don Scardino, sólo ha destacado como
director televisivo- comienza a deshacer a paso acelerado el interés de sus
escasos quince minutos iniciales. Hasta tal punto que sus intérpretes –menos Arkin,
menos (el gran) Buscemi- no hacen más ni menos que volverse insoportables,
repetitivos, incoherentes. Como si la película misma estuviese, también,
resuelta de manera atropellada, sin gracia, hasta arribar a un desenlace cuya
ridiculez no se condice con la propuesta inicial.
Entre tantos actores, la actriz Olivia Wilde aporta
un supuesto encanto con sus ojos claros y sus inexplicables devociones por Burt
y por la magia. Vale decir, El increíble
Burt Wonderstone es una pena de película, entre cuyos productores figura
–atención- el propio Carell. ¿Hay necesidad?
El
increíble Burt Wonderstone
(The Incredible Burt Wonderstone)
EE.UU., 2013. Dirección:
Don Scardino. Guión: Jonathan Goldstein, John Francis Daley, Chad
Kultgen, Tyler Mitchell. Fotografía:
Matthew Clark. Música:
Lyle Workman. Montaje:
Lee Haxall. Intérpretes: Steve Carell, Steve Buscemi, Oliva Wilde,
Jim Carrey, James Gandolfini, Alan Arkin. Duración: 100 minutos.
5
(cinco) puntos
Sólo
disponible en DVD
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