El huracán Hemingway & Gellhorn
Por
Leandro Arteaga
Uno de los últimos films de HBO –estreno reciente en
DVD- implica consideraciones varias, bienvenidas. Por un lado, porque es vuelta
al ruedo del estimable realizador Philip Kaufman, nombre integrante de aquella
generación de impacto para el Hollywood de antaño, responsable de la versión de
1978 de Los usurpadores de cuerpos así
como de la no muy lejana Letras prohibidas
–con Geoffrey Rush en el papel de Sade-, también guionista de Eastwood en El fugitivo Josey Wales y de Spielberg
en Los cazadores del arca perdida.
Por el otro, porque el título del film es preciso respecto de la significancia de
sus personajes y del recorte de época que implican.
Hemingway
& Gellhorn
es suficientemente elocuente como para nombrar la Guerra Civil española, la China comunista, el carácter
tempestuoso de Ernest, el carácter tempestuoso de Martha, el cine de Joris
Ivens, las fotos de Robert Capa, el clima político mundial, o el arte en tanto
parte íntegra vital. Sin literatura, no hay vida. Sin cine, fotografía y
política, tampoco. En medio de todo ello, la irascible relación pasional de dos
amantes.
El film de Kaufman atraviesa su periplo a partir del
rostro y voz de Gellhorn (Kidman), que recuerdan a la cámara, y desde un
leit-motiv: el ojo que refracta lo que mira (el de una persona, el de un
cuervo, el ojo de buey del barco). Allí se contiene el escenario vivido, pero
por analogía será también símil del cuadro fílmico. En este sentido: literatura
o cine como maneras de mirar el mundo y, a su vez, la propia película de
Kaufman. Capa, Ivens, Dos Passos, Gellhorn y Hemingway como testigos
presenciales, capaces de mirar –de animarse a hacerlo, de ofrecer su vida- para
decir, mostrar, replicar. Por eso la grandiosidad del arte, en cuyos
testimonios pervivirá la memoria crítica sobre el fascismo, las hambrunas, las
guerras, los intereses políticos: norteamericanos o soviéticos, intereses económicos
al fin, y la película así los explicita.
El eje narrativo acciona y reacciona desde los
avatares provocados entre Hemingway (Clive Owen) y Gellhorn, atracción y
repulsión, tan fuertes como para probarse a ellos mismos desde el manto que
ofrece el peligro bélico, con el fin de saber si el otro se encuentra a la
misma altura. Alcanzada la cúspide, en la calma del paraíso aparente, la caída será
inevitable, sea por hartazgo, sea por continuar la competencia, o por no
existir nunca otra alternativa.
El montaje –obra del gran Walter Murch- enhebra
imágenes que van del blanco y negro documental de The Spanish Earth (de Ivens, con Hemingway como voz narradora,
luego de un altercado personal con, ni más ni menos, Orson Welles) al rayado
simulado de tiempos del celuloide, a un color de cine digital, donde hacer
convivir tiempos alternos, en tanto continuidad del relato, como prisma de
memoria: pasional, histórica, artística. El arribo al desenlace, en tanto,
develará a la película que, dentro de la película, hubo todo el tiempo de
suceder.
Hemingway & Gellhorn
EE.UU.,
2012. Dirección:
Philip Kaufman. Guión:
Jerry Stahl, Barbara Turner. Música:
Javier Navarrete. Fotografía:
Rogier Stoffers. Montaje:
Walter Murch. Intérpretes:
Nicole Kidman, Clive Owen, David Strathairn, Rodrigo Santoro, Santiago Cabrera,
Molly Parker. Duración:
155 minutos.
Sólo
disponible en DVD
8
(ocho) puntos
No hay comentarios:
Publicar un comentario