La era de la boludez
Por
Leandro Arteaga
Cuando el “rebelde” Stacee Jaxx (Tom Cruise) culmina
el film con la canción del otro “rebelde” (Diego Boneta), todo encastra justo y
donde debe: el estadio está lleno, las generaciones se reconcilian, la cruzada
fundamentalista de la esposa del alcalde (Catherine Zeta-Jones) se revela en su
intimidad cursi, y la periodista de la revista de rock (de una pauta
publicitaria tan obscena que, por sí sola, basta como síntoma de toda la
película) revela a través de su “periodismo” el amor faltante en la vida de
Jaxx: mucho sexo pero pocos hijos: la panza embarazada, entonces, como
conclusión feliz. Ay.
Nada, pero nada de droga. Sí mucho alcohol.
Corrección política de la más hedionda, pero también consecuente con la
mediocridad del cine norteamericano actual. Sólo adicciones legales de visión
permitida pero, claro, con la premeditada redención, encarnada en un Stacee
Jaxx que logra lo que nunca pudo –o no quiso- Axl Rose. O, por lo menos, esto
es apenas algo de la mucha lacra que La
era del rock expone, con el telón de fondo de Los Angeles en unos
almibarados y tarados años ’80.
Ella, niña bella y campesina (Julianne Hough), llega
a la gran ciudad con sus sueños de groupie
para conocer, desde el vamos, el peligro, el amor, y el “rock & roll” que
emblematiza The Bourbon Club, reducto que trastabilla entre sus finanzas con el
(muy) bueno de Alec Baldwin como su mentor (único rasgo a resaltar, porque
Baldwin está en su mejor momento y porque se lo disfruta aún en un engendro
como éste). Desde aquí las vicisitudes, que encuentran en la figura del afamado
pero decadente Stacee Jaxx el ida y vuelta entre la prosperidad y el término de
una época: tanto desde el momento crítico que El club Bourbon vive como desde
lo que supone la irrupción del pop -circa “New Kids on the Block”- a la vuelta
de la esquina.
Ahora bien, y como si se tratara de un verdadero ajuste
de cuentas, La era del rock “descarga”
algo así como su batería de música rockera contra el artificio de los chicos de
coreografías idiotas, pero mientras lo hace provoca un pastiche musical que
conjuga mucha de la buena –y mala- música de años atrás en un ejercicio digno
de Glee o High School Musical. Nunca el rock fue tan pop, o nunca el pop fue
tan rock. De lo que se desprende un mamarracho de dimensiones considerables, moralistas,
y funerarias del espíritu del rock.
Tal vez, deba en verdad exponerse el acierto que el
film pueda significar, en un clima de época en el que –quizás, siempre quizás-
el rock termine por caer también como su víctima. En este sentido, La era del rock es sentencia de muerte,
regodeo de brillantina, victoria final sobre lo que el rock pudo haber sido
porque, justamente, ya no lo es. Devenido ahora objeto de museo, La era del rock lo evoca desde los
acordes vocales y educados de Tom Cruise. Doble ay.
La
era del rock
(Rock of Ages)
EE.UU., 2012. Dirección: Adam Shankman. Guión: Justin Theroux, Chris D’Arienzo, Allan Loeb. Fotografía:
Bojan Bazelli. Montaje:
Emma Hickox. Intérpretes: Tom Cruise, Catherine Zeta-Jones, Alec
Baldwin, Diego Boneta, Julianne Hough, Russell Brand. Duración:
123 minutos. Salas:
Monumental, Showcase.
3
(tres) puntos
No hay comentarios:
Publicar un comentario