Cuando la
banda sonora es original
Cine y radio
inclusivos son parte vital de la tarea que impulsa el Centro de Rehabilitación
Luis Braille. Películas con audiodescripción y una radio que busca su
frecuencia para el logro de una inclusión real.
Por
Leandro Arteaga
“La radio vive de la audiencia, si no tenemos a
quien llegar es muy difícil sumar fuerza; si tuviéramos una frecuencia, sería
mucho más fácil” explica Alejandro Guillermero a Rosario/12. Alejandro es operador en Radio Luis Braille, provista
de una variada programación con emisión on-line (http://www.radiobraille.com.ar/), en
estos momentos en trámites ante la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación
Audiovisual (AFSCA). “Es muy burocrático, pero tenemos mucha fe de que va a
salir” comenta el exalumno del Centro de Centro de
Rehabilitación “Luis Braille” (España 528).
Durante el lunes 14 de abril, la radio fue el enlace perfecto para dar
cuenta de la presentación, en Tecnópolis, del proyecto de Cine Inclusivo
Rosario. La propuesta sigue adelante con un ímpetu que ya ha alcanzado unas
doce películas, posibles de ser disfrutadas con audiodescripción y subtítulos.
“En la ley de medios –explica Guillermero– ya está contemplada la
audiodescripción, el trabajo que hacemos nosotros es el que tendrían que hacer
las productoras. Es muy sencillo de incorporar. Al hacer un dvd, al menú de idiomas
no habría más que agregarle el audio en español que lo contemple”.
-¿Cuáles son
las características de la audiodescripción?
-Lo que hacemos es agregar una voz en off, que
describa con palabras lo que sucede en la película. Por ejemplo, hay una pareja
caminando por una playa: si van de la mano sin hablar, lo que hacemos es
describir por dónde están. Pero no queremos que sea demasiado invasivo; si en
una escena hay sillones de distintos colores no describimos de qué colores se
trata, mejor que el espectador los imagine. A las personas que ven, la voz en
off no les molesta. Tuvimos una experiencia en un geriátrico donde proyectamos El secreto de sus ojos, y los abuelos
quedaron chochos porque habían entendido lo complejo de la película, en función
de las idas y vueltas entre presente y pasado. Elegimos películas que sean,
dentro de todo, cercanas a lo que se está exhibiendo, como fue el caso de Un novio para mi mujer o Corazón de león. Una vez elegida, se le consulta
y pide permiso a la productora. A través de un mail le explicamos qué es lo que
vamos a hacer, que no vamos a lucrar, y que no vamos a tocar la imagen o sonido
originales. Como respuesta, nunca tuvimos un no.
-¿Cómo es la
dinámica del trabajo?
-Comienza a través de una guionista, Mariela
Rondelli, quien empieza a escribir lo que le parece debiera decir la
audiodescripción. Una vez que termina, pasa a corrección, algo que hacemos
entre Mariel Massari –la
Directora del Centro Braille–, Pablo Colongo –el psicólogo– y
yo. Lo que hacemos es “censurar” (risas)
a la guionista, porque a veces hay cosas que están demás, obviedades. Somos muy
quisquillosos con ese tema. Una vez que tenemos todo ese guión corregido, luego
de muchas horas de trabajo, el texto pasa a la grabación con locutores, en la
radio del centro de rehabilitación. Después el audio se edita, y la profesora
Elena Marull es quien se encarga de pegar el audio con la imagen original. ¡Imaginate
el trabajo que tiene esa mujer! También se agrega un subtitulado para las
personas con discapacidad auditiva. De manera tal que la persona que ve, pueda
ir con una persona ciega o sorda. A nadie le molesta el audio que se agrega a
la película.
-Deben
experimentar muchas satisfacciones...
-Venimos trabajando desde
2009, pero no funcionamos como querríamos. Si bien nos llaman de varios lugares
–hemos viajado a Mendoza, Corrientes, Córdoba, Buenos Aires, Mar del Plata–, sin
cobrar nada más que los viáticos, en la provincia de Santa Fe nos cuesta
horrores. Lo que hacemos aquí es presentar las películas en la Fundación del Diario La Capital, y la Municipalidad nos da
un dinero para cada oportunidad, ésa es la única relación que tenemos con el
municipio y la provincia. Es muy difícil concientizar a las personas sobre la
importancia del cine inclusivo. En cada presentación, después de la película,
preguntamos a los asistentes qué les pareció, qué les gustaría agregar o quitar,
con el fin de mejorar nuestro trabajo. Y ya tenemos los permisos para la
película Metegol, que va a ser
difícil, nos va a llevar muchísimo tiempo.
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