Las brujas y
la pelota de fútbol
El documental
sobre Lionel Messi prosigue su rodaje. La parafernalia del cine en una
callecita de barrio. Álex de la
Iglesia, sus personajes estrafalarios, el fútbol de la calle.
Por
Leandro Arteaga
Lionel Messi no podría haber nacido en una
intersección de calles mejor. Al menos, cinematográficamente. El cruce entre
Estado de Israel y 1º de mayo produce una curvita adorable. Seguramente, el
paso del tiempo le haya modificado bastante, pero este tramo guarda encanto de
barrio. Y si no, que los encargados de arte se ocupen. Para ello, nadie mejor:
Marcelo Pont (Director de Arte de El
secreto de sus ojos) está al mando, integrante del rodaje por expreso
pedido del realizador: Álex de la
Iglesia.
El cineasta español, de negro y con el rostro de Ben
Grimm pegado a su remera, monitorea todo el tiempo, momentáneamente sumergido
en algún estado de letargo. Las horas suelen ser elásticas o rápidas en un
rodaje, a la vez que inversamente proporcionales a los pocos minutos –a veces
sólo segundos- que demanda cada plano. El cine es un trabajo exhaustivo de
coordinación técnica y emocional. De todos modos, al español se le ve
tranquilo, hasta que por fin, exclama: “¡Vale! ¡A rodar!”
Antes de la acción, algunos ítems.
Resulta que sobre la calle Estado de Israel hay una
pintada enorme con el escudo de Rosario Central. Se resuelve pintar sobre la
vereda opuesta otro cartelón pero con la leyenda “Newell’s”. Los colores de los
principales clubes quedan enfrentados. Un hallazgo permitido por un
involuntario decorador futbolero.
La casa de los Messi es objeto de cuidado intensivo.
Lo que importa es que convenga al verosímil. Se lustra y encera la madera de sus
ventanas. Se simulan imperfecciones en las paredes a la vez que se recrean otras.
El mismo Pont toma la esponja con cera y colabora en la concreción de sus
directivas.
Los vecinos van y vienen. “¿Y vos quién sos?” Otro
caso: se abre una puerta de pasillo, sale el hombre con el mate, el termo (de
Boca) y la silla. (“¡Bien! ¡Pasó algo pasó!” recuerda el cronista como
expresión feliz en alguna tira de Calé). El padre y dos hijos, con sus
camisetas de Ñuls y sonrientes, se acercan a ver qué es lo que están haciendo
con su ídolo. Como no podía ser de otra manera, hay pibitos que juegan a la
pelota, bien al lado del rodaje. Dos señoras en una moto quieren ingresar por
la calle ocupada, no pueden, y vociferan varias palabrotas como bendición al
grupo de trabajo. Éstas, seguramente, algunas de las brujas que el realizador
retratara en su última película.
A propósito, ¿qué será de este Messi en película? ¿Congeniará
con la parafernalia del cine de De la Iglesia? ¿Será otro de sus personajes
desaforados? Interrogantes bienvenidos, ya que se trata de un gran realizador,
ya que se trata de un deportista de relieve internacional. Pero acá, sea
documental o ficción, de lo que se habla es de cine. ¿Messi filmado por De la Iglesia? La curiosidad persiste.
De vuelta a la “acción”. En el monitor aparece,
túnel del tiempo mediante, la familia Messi. Padre, madre, hermanos, recreados
para la cámara. Leo, bien niño, en el centro del cuadro, llevando una bicicleta,
vestido con los colores de Ñuls. El padre le habla, fascinado, arriesgando una
mirada de futuro. La palabra “gol” se repite. De la Iglesia pide “¡corte!” y
aclara, “es a Leo a quien tienes que mirar, sólo a Leo”.
Está claro, Leo es el centro del encuadre porque es
el eje del relato. Todo pasa por él. El travelling
es preciso, con detalles en primer plano (una columna, una pareja que se cruza)
que logran una profundidad de campo más bella, mientras el grupo familiar camina
la misma calle de todos los días pero, ahora sí, con la certeza de saber cómo
va a terminar la historia.
Finalmente, De la Iglesia está satisfecho con la toma, despega la
nariz del monitor. Alguien diría que se come las imágenes, lo que sería no sólo
apropiado, sino condición necesaria a todo director de cine. Todavía le esperan
largas horas de rodaje, en otras locaciones. Una de ellas en un cementerio, a
través de una anécdota de niñez, en donde el pequeño Lionel visita la tumba de
su abuelo.
Hoy a las 20, el cineasta español será declarado
Visitante Distinguido de la ciudad. Su vuelta a España está prevista para el
día de mañana.
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