El cine a
pesar de todo
Por
Leandro Arteaga
Como consecuencia del arresto domiciliario que el
realizador iraní Jafar Panahi debió cumplir, en vistas a una condena mayor, con
una prohibición de no filmar más durante veinte años, aparece esta pequeña obra
maestra de 2011. Que hoy Panahi esté libre es un motivo de festejo que replica
en la oportunidad que ofrece El Cairo Cine Público, la de poder acercarse a uno
de sus últimos y polémicos films.
Panahi puede ser, con justicia, comparado con esa
otra artista extraordinaria que es Marjane Satrapi, cuya historieta Persépolis –también llevada al cine
animado por su mano hábil- es mirada interior hecha explosión, entre infancia y
adultez, entre exilios y la historia de un país que es mucho más que la
inmediatez epidérmica de los medios de comunicación. Se lo señala porque Esto no es un film expone no sólo la
situación de prohibición, las ganas de filmar irrenunciables, sino también un
propósito discursivo que enuncia mucho más que un pedido de ayuda –el film
llegó clandestinamente a Cannes, Persépolis
obtuvo ediciones europeas y estadounidense, vuelto bestseller-. Ambos artistas apelan a la grandeza de un país caído
en manos autoritarias, con un fanatismo religioso que amenaza con descomponer
cualquier atisbo racional.
Si Satrapi
puede realizar Persépolis desde el
exilio, Panahi hace su cine desde el encierro. Por eso el título, pero también
la evocación a Magritte, dúctil a su vez de vincular con la novela-experimento de
David Markson: Esto no es una novela
(2001, editada por La Bestia Equilátera).
Lo visto no es lo que parece y sin embargo sí. De manera tal que a no confundir
lo dicho por Panahi mientras tribula, descansa, conversa con su amigo el
realizador Mojtaba Mirtahmasb. Hay un fuera de campo que se dibuja desde los
rostros, los gestos, que traen quienes ingresan al departamento de Panahi, o
los llamados telefónicos con voces más allá de las paredes. Son las que traen
noticias sobre el resultado de la apelación de Panahi, cuyas novedades son
recibidas por el cineasta mientras la cámara registra.
Registro hecho, justamente, desde recursos
hogareños, cercanos, inmediatos. Lo que expone la ventaja extraordinaria que
las nuevas tecnologías han aportado al discurso audiovisual, a la vez que
ratifica el saber necesario para un lenguaje articulado. Esto no es un film es pura puesta en escena. Hay conciencia de
cine. Ni qué decir cuando lo que se dramatiza es el guión de la película que no
podrá filmarse, entre cintas de papel en el suelo –que dibujan un escenario
imaginado, así como hiciera Lars von Trier en Dogville-, mientras se evocan líneas de diálogo nunca dichas por
los intérpretes elegidos. En síntesis, es una lección de cine, hecha cine.
Sobre el desenlace habrá un atisbo del afuera, a
partir de la visita del encargado de la basura del edificio. Un pequeño viaje
descendente, en el ascensor, hacia un exterior esbozado entre los fuegos de
artificio del año nuevo iraní. Toda una ironía, genial, encontrada allí,
delante de la cámara. Lo que importa, por eso, es saber cómo filmar. La
película es pequeña y a la vez enorme. Admirable.
Esto
no es un film
(In film Nist)
Irán,
2011. Dirección: Jafar Panahi, Mojtaba Mirtahmasb. Guión: Jafar Panahi.
Montaje: Jafar Panahi. Reparto: Jafar Panahi. Duración: 75 minutos
Sala:
El Cairo
10
(diez) puntos
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