Una montaña de
árboles quemándose
Premiada por
el Concurso de Televisión Digital, se estrena hoy La primavera de los
silencios. “Apuntamos a diversificar el concepto de campo, a expresarlo desde
situaciones concretas” dicen sus realizadores.
Por
Leandro Arteaga
“El eje que articula los cuatro capítulos tiene que
ver con las historias de personas que están afectadas por un mismo motivo, el
monocultivo de soja. A partir de allí, se desprende toda una serie de
consecuencias negativas” apunta la realizadora rosarina Marcela Galmarini. El
trabajo se titula La primavera de los
silencios. Fue ganador del Concurso de Series Federales para Televisión
Digital Abierta 2011, y antes de su pase por El Cairo Cine Público y por canal
Encuentro, tendrá su pre-estreno el día de hoy, a las 19, en el Auditorio de
Radio Nacional Rosario (Córdoba 1331). Al término de la proyección habrá
también espacio para una mesa debate integrada por el Diputado Nacional Agustín
Rossi, y los Ingenieros Alberto Chiavarino (Secretaría de Agricultura Familiar)
y Guillermo Montero (Decano Ciencias Agrarias UNR).
“Los capítulos se centran en la historia de personas
que tienen un conflicto enorme con la soja, de una u otra manera, lo que nos
permite plantear temas tales como qué es lo que pasa con la condición de la
tierra o con la necesidad de la intervención del Estado para regular las
políticas agropecuarias. Hay un montón de interrogantes que, si bien quedan
abiertos, procuran encontrar propuestas desde el documental, no de una manera
explicita sino a través de estas situaciones o universos nuevos ante los
cuales, y de manera general, la gente no tiene necesidad de conocer” agrega
Galmarini, madre, a su vez, de Elías Alarcón, co-realizador de estos cuatro
episodios, de 26 minutos cada uno.
“La primavera
de los silencios es un libro que escribe una estadounidense en los años ‘60
cuando empieza la revolución verde a raíz del ingreso de los químicos y las
maquinarias en Estados Unidos. Carson escribe que los pesticidas van a dejar al
campo sin sonido. Es un libro que está bueno y que es muy poético. Ése es el
fundamento del nombre del trabajo. Hay un montón de problemáticas que circundan
la cuestión agraria y nosotros nos encontramos con una serie de ellas, faltan
un montón más por charlar y debatir en la sociedad. Originalmente pensamos en
una película de noventa minutos, pero que luego adaptamos al formato de serie
para el concurso federal” señala Alarcón.
“Llegamos también a esta propuesta –dice Galmarini-
como consecuencia del conflicto agrario del año 2008-2009. Fue un contrasentido
el ver cómo grandes sectores de la población urbana, de las grandes ciudades, e
incluso gente de pueblos que no tienen ningún tipo de relación con la actividad
agrícola, adhirió masivamente a un discurso ligado a los intereses económicos
de los sectores terratenientes. Cuando se presentó el conflicto entendí,
personalmente, la necesidad de investigar. A partir de allí nos adentramos en
la vigencia de este modelo sojero, que tiende a prácticas que van en detrimento
de la vida social. Empezamos a indagar y a buscar, durante un período bastante
largo de tiempo, en casos de emprendimientos puntuales, algunos bastante
inentendibles. Es decir, ¿cómo entendés el caso de Pavón Arriba? Era una
localidad que se sostenía en base a la producción de montes de durazno. Un
monte de durazno te lleva diez años, más o menos, para ponerlo en
funcionamiento. Ahora bien, todos los pobladores que tenían tierras o pequeñas
parcelas levantaron los montes y sembraron soja. Donde quince años atrás había
mil hectáreas de monte, ahora quedan cien. Bastante paradójico.”
“De chiquito –completa Alarcón- pude ir al monte de
duraznos, a sacar y comer duraznos de los árboles, y fui testigo de un pueblo
con un auge distinto al que tiene hoy. Uno de los protagonistas tiene veinte
hectáreas, y en su campo trabajan en promedio diez personas. Toda esa gente
generaba un tránsito constante de trabajadores, que iban a los comercios.
Situación que se cae cuando los productores eligen la soja. Justo nos
encontramos con uno que estaba desmontando y no quiso aparecer en el
documental, pero no tuvo problemas en que grabemos imágenes. ¡No sabés lo que
es ver una montaña de árboles quemándose! Es muy fuerte, eso es muy
impresionante.”
Así como lo referido a Pavón Arriba, los temas
indagados por el abordaje de Galmarini-Alarcón remiten a “una empresa holandesa
que lleva adelante un mega emprendimiento de soja en las islas del delta del
río Paraná, para lo cual vació una laguna, cerró arroyos y afectó, a partir del
uso de pesticidas, a quienes viven de la caza y la pesca”; “pequeños
productores del Chaco y de Santa Fe que proponen una forma de trabajo en torno
a la estructura familiar, como alternativa al desmonte que genera la extensión
de la frontera agrícola”; y “el emprendimiento agrícola en los márgenes de
Rosario de una mujer chaqueña, desplazada por la extensión de la frontera
agrícola, y que sostiene una huerta comunitaria”.
“Son todas historias –concluye Galmarini- que
suceden al costado del avance de la estructura industrial. Lo que también
planteamos es la necesidad de diversificar el concepto de campo, de expresarlo
y construirlo desde situaciones concretas, que no encajan en la dinámica de
producción”. “Todos vivimos en el mismo país –agrega Alarcón-, más allá de los
dueños de las tierras. Es por eso que debiéramos poder cuidarla entre todos. Es
llamativo que sea una persona la que decida sobre su destino, sin una
incidencia mayor del Estado.”
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