Millones a
través del espejo
Por
Leandro Arteaga
Hay varias proezas en Seré millones. Una de ellas la ejemplifica el episodio retratado:
la expropiación por parte del ERP, en 1972, al Banco Nacional de Desarrollo de 450
millones de pesos (alrededor de 10 millones de dólares actuales). Otra es de
índole cinematográfica, a partir del rescate de la historia en vida de sus
protagonistas: Oscar Serrano y Ángel Abus, militantes y empleados del banco.
Es decir, aun cuando la temática contenga un interés
manifiesto, todavía más emocionante es el reencuentro entre Serrano y Abus con sus
amigos del Banco y de la militancia, en un registro que la cámara encuentra de
manera verídica, entre gestos de un cariño que supo esperar el transcurso de cuarenta
años. A propósito, ninguno de los compañeros de trabajo delató ni dijo nunca
nada sospechoso sobre Oscar y Ángel, inmediatamente inculpados por los medios
de comunicación. Un resquicio anecdótico, que señala de forma enorme sobre la
época.
En otro nivel, Seré
millones es un relato de varias capas, entre las cuales los términos
documental y ficción se entremezclan. Así como en la norteamericana American Splendor (2003) con su
recreación del mundo de historieta y real de Harvey Pekar, en Seré millones un grupo de intérpretes
dará vida a personajes y hechos relacionados con los preparativos y robo del
tesoro. El mismo casting es presenciado ni más ni menos que por los
protagonistas verdaderos, quienes sostendrán idas y vueltas extraordinarios con
sus respectivos actores, en un límite impreciso entre el espejo y su reflejo.
En esos momentos, la película del trío Neri,
Krichmar y Simoncini toca sus momentos más sensibles, porque se trata también
de un cruce generacional que tiende lazos entre miradas que han visto y las que
todavía tienen por ver. No casualmente, es el Espartaco de Howard Fast y de Stanley Kubrick el que acompaña e
hilvana el relato, desde un más allá que el cine siempre actualiza. En este
sentido, el cineasta desaparecido Raymundo Gleyzer, encargado de las películas
del ERP, es quien aquí emblematiza la importancia del medio, tan vital –para
Gleyzer- como lo son las armas para los otros.
En cuanto a locaciones, ninguna mejor que la del
propio banco, recorrido por sus antiguos empleados como si no hubiese sucedido el
tiempo. A la par de reconstrucciones mínimas, en donde actores y personajes se
funden y multiplican, para tener diálogos entre sí o consigo mismo,
intercambiando roles de manera continua. De esta manera, uno de los mejores
momentos está en la inclusión o no del “Hasta la victoria siempre” en el abrazo
de despedida con Santucho, luego del robo exitoso. Lo cierto es que la frase
nunca fue dicha, pero lo también cierto es que en el guión funciona. ¡Y son los
mismos Serrano y Abus, verdaderos partícipes del hecho, quienes lo discuten sin
encontrar acuerdo!
Seré millones es también una aproximación
lúdica sobre un hecho delicado, capaz de encontrar maneras narrativas amenas y
profundas, repartidas entre la elección musical, los recuerdos, los espacios
íntimos, el exilio, la lucha armada, el cariño, y las propias confesiones de
los intérpretes ante un espejo: cuánto saben ellos sobre lo que habrán de
caracterizar, y cuánto salen sabiendo de la experiencia consumada. En síntesis,
el cine es una actividad transformadora. Pero sin olvidar, al decir de Brecht,
que ¿qué es robar un banco comparado con fundarlo?
Seré
millones
(Argentina,
2014) Dirección, Guión y Montaje: Omar Neri, Fernando Krichmar,
Mónica Simoncini. Fotografía: Alexis Roitman, Dionisio Cardozo. Música: Jorge Senno. Investigación: Valeria Zeferino Acuña,
Romina Migueles. Reparto: Oscar Serrano, Ángel Abus, Rocío
Domínguez, Federico Pereyra, Pablo Trimarchi, Enzo Ordeig, Walter
Hernández, Gonzalo Alfonsín, Carlos González, Celina Demarchi, Eduardo Lázaro. Duración: 103 min.
Salas:
Cines Del Centro.
8
(ocho) puntos
No hay comentarios:
Publicar un comentario