Una ciudad hecha de películas
Por
Leandro Arteaga
Una ciudad hecha con ladrillos de cine, o también
cómo encontrar en las películas pistas que digan sobre las verdades y mentiras
que una ciudad esconde. De todas las ciudades posibles, Los Angeles es la más
veces fotografiada. Allí, de hecho, anida Hollywood. Y es un docente y cineasta
que habita sus calles, Thom Andersen, de quien surge Los Angeles Plays Itself, film extraordinario que Bafici (Rosario)
proyectará el miércoles próximo, en sala El Cairo, a las 20.30.
El recorrido propuesto por Andersen tiene de
documental, tiene de ficción, pero rápido deja de lado tales categorías, más
preocupado por trastocarlas desde la reflexión. ¿Por qué mejor no encontrar cuál
es el carácter documental que toda ficción guarda?, propone la voz en off. Para
luego desmenuzar la ciudad desde muchas de las películas que esa misma factoría
de marca simbólica que es Hollywood ha producido.
De esta manera, hay una mirada vuelta sobre sí
–Hollywood es Los Angeles– pero también extraña. Porque preferentemente,
sostiene Andersen, es la mirada turística la que el cine ha cultivado. La
ciudad de Los Angeles que Hollywood expone, sintética desde la acepción “L.A.”,
no es la que sus habitantes caminan. En todo caso, lo que aparece es un fuera
de campo inmenso, que esconde a quienes también viven allí, por fuera del aura
mística que la meca del cine convoca.
Entre los títulos que el film elige, despuntan
algunos de manera preferencial. Entre ellos: Pacto de sangre (1944), Chinatown
(1974), Blade Runner (1982), Los Angeles al desnudo (1997). Cada uno
responde a temáticas que se articulan desde la utilización de edificios
históricos y decorados, las diferencias sociales y urbanas, el ejercicio
policíaco, el transporte, las autopistas, los restaurantes y, sobre todo, una
concepción mítica las más de las veces provocada por las mismas películas.
Alguna vez, Ray Bradbury supo quejarse de la falta
de memoria fílmica en las calles de Los Angeles. Para Andersen, en todo caso,
el proceso es inverso: de las películas a la ciudad, con el afán de completar y
preguntar sobre lo no visto y lo ideológicamente tendencioso. El resultado es
vigoroso, porque en última instancia se trata de una película furibunda,
analítica, cinéfila. Andersen no tiene reparos en cuanto a destacar el
miserable decoro con el que Hollywood se pinta a sí misma como sinécdoque que
desplaza lo que le contradice.
En este sentido, el tramo final de Los Angeles Plays Itself apela a un
punto de vista las más de las veces ignorado, contenido en realizadores como
Haile Gerima, Billy Woodberry, Kent MacKenzie. Un cine que recupera, según Andersen,
una mirada neorrealista, capaz de ser mucho más que lo registrado, al proponer
una experiencia transformadora, desde la sociedad hacia el cine, desde el cine
hacia la sociedad.
Los
Angeles Plays Itself
EE.UU.,
2003
Dirección
y guión: Thom Andersen. Fotografía: Deborah Stratman. Voz
en off: Encke King. Montaje:
Seung-Hyun Yoo. Duración:
169 minutos.
Sala:
El Cairo, el miércoles 6, a las 20.30.
10
(diez) puntos
No hay comentarios:
Publicar un comentario