El invariable
encanto de los simios
Por
Leandro Arteaga
Si hay algo que toda película de la serie El planeta de los simios merece atender,
además del maquillaje, es la complejidad argumental. Aspecto nodal, que
encierra una mirada de mundo amarga, sintetizada en el momento final del film
original, de 1968, con el astronauta Taylor (Charlton Heston) sumido en su
desengaño.
En verdad, lo del maquillaje ya es meramente
anecdótico, el último film que lo tuvo como rasgo de filiación estética, fue la
versión de Tim Burton, con el gran Rick Baker puesto a la tarea de disimular la
nariz de Tim Roth. Ahora se trata de efectos digitales, con el motion capture como recurso habitual, y
la encarnación ejemplar de Andy Serkis como César, el mono líder, a partir de la
precedente El planeta de los simios:
(R)Evolución.
En El planeta de
los simios: Confrontación se sostiene lo predicho, con los simios como espejo
deforme en un apocalipsis que ha sido; con algunos humanos todavía vivos,
albergados en los restos de torres caídas, al amparo de un verde que solicita
su lugar primero.
Pero quienes también se han organizado, como
legítimos habitantes del mismo suelo, son los simios. No obstante, el
empecinamiento por sobrevivir no tardará en acentuar un conflicto latente. La
mecha sigue siendo corta, y no faltan las intenciones bélicas. Quien surge como
mediador, conocedor de ambos mundos, será nuevamente César, el chimpancé alguna
vez mascota, el libertador, el rey mono.
En tanto franquicia, El planeta de los simios debe también cohabitar entre otras, todas
cortadas por una misma tijera. En este sentido, el film no es indiferente a atributos
habituales como: secuencias de alto impacto, efectos digitales abrumadores,
sensacionalismo del espectáculo. Pero, acá lo decisivo, no es de ello de lo que
hablan o dicen quienes se dejan contagiar por el pleito entre humanos y simios.
Sino de la plasmación de un conflicto sin resolución feliz, con puntos
suspensivos amargos.
Por un lado, lo anterior supone continuidad, más
películas en proyecto. Es lógico y coherente con el estado actual del cine;
pero también con la esencia misma de El
planeta de los simios, vuelto un micromundo de lógica propia, extensible a
libros, televisión y cómics (entre ellos, el notable Cataclismo, con dibujos del rosarino Damián Couceiro). Revisitarlo
es un desafío que hace dialogar a las películas entre sí.
Por otro lado, la promesa de nuevos films no hace
más que extender un punto de vista complejo, en sintonía con la miríada de
relatos que han potenciado –desde el cine, la historieta y las series
televisivas– el concepto de mundos alternativos o paralelos. El planeta de los simios oficia a favor,
con la mirada puesta en la progresión argumental entre film y film, pero
también desde versiones remozadas que invariablemente sitúan su valía en el
límite impreciso entre remake, precuela
y secuela.
El
planeta de los simios: Confrontación
(Dawn of the Planet of the Apes)
(EE.UU., 2014) Dirección: Matt Reeves. Guión: Mark Bomback, Rick Jaffa, Amanda Silver. Fotografía: Michael Seresin. Montaje: William Hoy, Stan Salfas. Música: Michael Giacchino. Reparto: Andy Serkis, Jason Clarke, Gary
Oldman, Keri Russell, Toby Kebbell, Kodi Smit-McPhee, Kirk Acevedo. Duración: 130 minutos.
Salas:
Monumental, Showcase, Sunstar, Village.
7
(siete) puntos
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