jueves, 8 de septiembre de 2011

Road July (2010, Gaspar Gómez)


El cuento del pato
que arregla zapatos


Road July
Argentina, 2010
Guión y Dirección: Gaspar Gómez. Fotografía: Máximo Becci. Música: Maxi Amué. Montaje: Alberto Ponce. Intérpretes: Francisco Carrasco, Federica Cafferata, Verónica Nonni, Laura Morales Rúpulo, Mirta Busnelli, Betiana Blum. Duración: 88 minutos.
Sala: La Comedia,
sábado 10/9 a las 19.



Por Leandro Arteaga

Es tan encantadora Road July que provoca ganas de quedarse a vivir allí un ratito más. Dentro de sus imágenes bucólicas, de alegría y de nostalgia. En ese vínculo, en verdad nunca roto, entre padre e hija. Treinta y tantos años y ella apenas diez. Una madre que ha fallecido unos meses atrás. La hermana cansada de cuidar a la sobrina. El ir y venir de la niña. Y el padre que ni siquiera conoce la voz de quien, le dicen, es su hija.
Todo esto en Mendoza, porque la película es mendocina y está muy bien que sea así. Con imágenes del interior realizadas por su misma gente. Nada de tontería turística ni de paisajes de tarjeta postal. Se trata de contar una historia. Entre un padre y una hija. Con un viejo Citroën como nexo motor, en viaje hacia la finca de la abuela. Pero sólo eso, no vaya a ser que quieran que comience a llevarla a la escuela, le dice el padre indeciso a la cuñada negada.
A partir de allí, entonces y a bordo del auto, la road-movie mendocina. Pero “qué es una road-movie” pregunta July, pero “qué es Art Attack” pregunta el padre. Diálogos sesgados, que dicen y que no dicen, que colman a la película de ganas de no llegar a destino o de, justamente, llegar para que ocurra lo que deba. Si Betiana Blum es la abuela de dinero que tintinea, con hablar y postura afectados, Mirta Busnelli será la de los mates edípicos y el decir coloquial. También cuando se pregunte, mientras prepara una blusa nueva para conocer a una nieta imprevista, si el hijo que ella ha dado a luz ha sido, quién sabe, un ganso.
Ganso o pato, lo cierto es que el cuento que guarda moraleja se deshace en una historia que nada tiene de moralismos y sí mucho de sensibilidad. El viaje como rito iniciático para un padre que no sabe que quiere serlo y para una hija que despierta hacia otra vida. Mamá no me lleva porque se murió. Es así de simple. ¿Para qué ir con cuentos allí donde no hacen falta? Menos aún cuando el desenlace demuestre que los niños suelen ser más inteligentes que las miradas adultas y sus prejuicios.
El Citroën será portador de una historia compartida o por compartirse, carruaje de leyendas olvidadas que ninguna 4x4 sabe cómo recordar. Hay intentos de romper con este hechizo. De poner dinero o automóviles más lustrosos allí donde no se guarda un gato hidráulico. Pero ninguno de estos otros autos tiene techo corredizo. Nada mejor para una niña. Y para el padre que quiere le dejen fumar. Caballero medieval que rescata a la doncella en apuros. Héroe que responde a lo que las leyendas de él han dicho. Si bien bastante frágil, tanto como para ser rescatado, en el minuto último, por la misma damisela que supo estar en apuros. Así de pendular, de afectuosa y de querible, es la propuesta de Road July.
Única es también la posibilidad de verla, dentro de la programación que el Festival Latinoamericano de Video está desarrollando hasta el domingo próximo. La cita será el día sábado a las 19 en el Teatro La Comedia. Gaspar Gómez, su realizador, estará también presente para dialogar con el público.

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