domingo, 4 de septiembre de 2011

Planet of the Apes: un repaso


Los simios vienen (y siguen) marchando


La reciente precuela o puesta al día de Rise of the Planet of the Apes (gran puesta al día, a no perderla de vista) es excusa suficiente para un recorrido entre los títulos de una de las mejores series de ciencia ficción cinematográfica.

por Leandro Arteaga

La historia de un planeta en el que los seres humanos sirven de fuerza esclava a simios inteligentes tuvo éxito, secuelas, y una fuente literaria. La planete des singes (1963), de Pierre Boulle -mismo autor de El puente sobre el río Kwai-, se concreta como versión cinematográfica en 1968 de la mano del productor Arthur P. Jacobs y del director Franklin Schaffner. Este último fue sugerido por el mismo actor, Charlton Heston. A Heston le atrajo un guión que a nadie interesaba y que, debido a sus particularidades, se entendía más como posible comedia que como drama. Sin embargo, y mediando el interés de Heston, Richard Zanuck -director de la 20th Century Fox- financió el proyecto.
El planeta de los simios (The Planet of the Apes) propone una sociedad dividida en castas que, merced a su origen primate, permite entender características: los orangutanes son la clase gobernante y sacerdotal; los chimpancés integran una suerte de clase intermedia, de posibilidades intelectuales y científicas; en tanto que los gorilas constituyen la fuerza bruta, sin capacidad de diálogo. Allí arriba Taylor (Heston), un astronauta que, perdido en el tiempo y en el espacio, se confronta con una sociedad simia de raíces primitivas (1), en un planeta desconocido, y con seres humanos desprovistos de la capacidad del habla. Su empeño por descubrirse ante los otros como ser pensante lo lleva a una búsqueda que se revelará de manera traumática. A lo largo de su periplo, el astronauta es perseguido, torturado y enjuiciado: los gorilas le pegan, los orangutanes lo desprecian, los chimpancés lo utilizan para experimentos. Taylor encarna dos papeles simultáneos: por un lado es el hombre blanco -norteamericano y soldado- ante el que se expresa el rechazo de los antes reprimidos; por otro lado es también poseedor de un saber que debe ser suprimido. Este doble hallazgo encuentra, en las figuras de sus guionistas, ciertas claves.
El primero de ellos, Rod Serling, fue el responsable de una de las series televisivas más increíbles de todos los tiempos: La dimensión desconocida; su guión fue luego reelaborado por Michael Wilson, guionista que supo integrar la "lista negra" de Hollywood (2). En virtud de ello, no es difícil encontrar conexiones con el juicio al que Taylor es sometido y en el cual, ideado como gracia entre Heston y Schaffner, los tres orangutanes que lo interrogan adoptan la postura del "see no evil, hear no evil, say no evil".
Si bien Zanuck se dedicó a desmerecer el contenido político del film, el equipo de trabajo sabía que estaba rodando una película política "a escondidas" (3). La hoy clásica imagen de la Estatua de la Libertad destruida se enmarcaba en un contexto donde el conflicto en Vietnam y los asesinatos de figuras como JFK o Martín Luther King, acompañaron un decaimiento general de las supuestas virtudes del american way. Taylor culmina su búsqueda de igual manera que la gran estatua: derruido, sin uniforme, y llorando ante la mirada desconcertada de Nova (¡su hembra!) (4).
El planeta de los simios es también expresión del auge particular que la ciencia-ficción tuvo en el cine hacia finales de los '60. Género apropiado para el análisis, la metáfora y también la diversión, la ciencia-ficción fue el género elegido por films como Alphaville (1965, Jean-Luc Godard), Fahrenheit 451 (1966, F. Truffaut), 2001: Odisea del espacio (1968, S. Kubrick), y THX 1138 (1971, G. Lucas).
El éxito de los monos provocó secuelas. El argumento de cada una de ellas lo dejamos a la curiosidad del espectador, sólo comentaremos algunos aspectos:
-Debajo del planeta de los simios (Beneath the Planet of the Apes, 1970, Ted Post) contó con un primer borrador protagonizado por un niño mitad simio, mitad humano; el argumento se descartó merced a la disposición del estudio de oponerse a “la relación entre distintas especies”.
-Escape del planeta de los simios (Escape from the Planet of the Apes, 1971, Don Taylor) se apega mucho más a la novela de Boulle, aunque de manera inversa: los chimpancés Zira (Kim Hunter) y Cornelius (Rody McDowall) viajan al pasado, conviven con los seres humanos y tienen un hijo.
-Conquista del planeta de los simios (Conquest of the Planet of the Apes, 1972, John Lee Thompson) tuvo problemas de censura. Ante el alarmante discurso final que tiene César (hijo de Zira y Cornelius) proclamando la victoria y rebelión final ante los humanos, la productora intervino y modificó sus partes más comprometedoras: lo que antes era rebelión la FOX lo transformó en “pacificación”. Aún así, sigue siendo la película más violenta de la serie.
-Batalla por el planeta de los simios (Battle for the Planet of the Apes, 1973, J. L. Thompson) tuvo un primer borrador que fue rechazado; en éste se contaba cómo César peleaba contra humanos rebeldes que poseen una bomba atómica, para luego ser asesinado por un general simio. La condición para el nuevo guión y film fue la siguiente: “ciencia-ficción para chicos”. Esta es, claro está, la más floja de la serie.
Existe también una serie de TV que se emitió en 1974 y una serie de animación de 1975, además de los cómics publicados por numerosas editoriales, entre las cuales destacan Gold Key y Marvel.
El film de Tim Burton, de 2001, quizá no sea el mejor título del realizador, si bien supo cómo actualizar miedos sociales y raciales. El beso entre simio y humano es de una gran sensibilidad, así como la provocación que supone ver a Lincoln convertido en chimpancé. Por otro lado, la película de Burton es el gusto cinéfilo (de un artista para el espectador) por ver cómo todavía puede recrearse, en estudio y con maquillaje, un planeta entero.


Notas:

(1) A raíz del escaso presupuesto, la sociedad simia tecnificada que Boulle ideó en su novela fue transformada por Schaffner en su opuesto, lo que constituyó un verdadero hallazgo creativo.

(2) La “lista negra” se originó en los interrogatorios y persecuciones ideológicas que incentivó el senador Joseph McCarthy en la década del ’50 ante la supuesta “amenaza comunista”. La industria del cine fue uno de los blancos preferidos de la así llamada “caza de brujas”.
(3) En el film documental Behind the Planet of the Apes (1998), Zanuck, entre otras cosas, aduce que la Estatua de la Libertad en ruinas no fue nada más que un golpe de efecto para el entretenimiento del público. El resto de la gente entrevistada opina, por supuesto, todo lo contrario.
(4) Por cuestiones “morales”, se filmó y se eliminó una escena que revelaba el embarazo de Nova.

1 comentario:

Cinesis 2.0 dijo...

Quiero agregar la magistral idea de los guionistas de agregar el detalle de la pérdida de la voz de Heston, cosa que en libro no sucedía. A mi entender es uno de los puntos fuertes del guión. NI hablar de la querida estatua de la libertad, o esas pieles de mono que aperecen crucificadas en una montaña...Sublime...