El endeble poder del verde
Linterna Verde
(Green Lantern)
EE.UU., 2011. Dirección: Martin Campbell. Guión: Greg Berlanti, Michael Green, Marc Guggenheim, Michael Goldenberg. Fotografía: Dion Beebe. Música: James Newton Howard. Montaje: Stuart Baird. Intérpretes: Ryan Reynolds, Melanie Hebert, Blake Lively, Peter Sarsgaard, Mark Strong, Tim Robbins. Duración: 114 minutos.
Por Leandro Arteaga
A las apuradas, como respuesta de marketing pobre, la DC Comics se anima a un mismo proyecto que Marvel, editorial hermana y rival: películas individuales con héroes de historieta, más un film coral de título Liga de la Justicia. Si bien varios de los films en carpeta son habladurías, sí se encuentran en distintas etapas la inminente remake –y van…– de Superman, la tercera parte de Batman, más intentos sobre los personajes Flash y Wonder Woman.
En fin… y Linterna Verde. Primera vez en el cine y, si este es el tono elegido, mejor no esperar demasiado más. Porque por más verde flúo que inunde la pantalla poca es la respuesta imaginaria que el anillo del héroe pueda despertar. Menos aún cuando su protagonista es un ensamble de elementos de un cómic que, ensalada mediante, se adecua a los parámetros de un film para adolescentes.
Podrá decirse, con razón, que es éste el caudal espectador pensado con películas similares, pero Linterna Verde ha provocado muchas y buenas historietas, excelentes dibujos animados (caso Bruce Timm), más el interés de escritores notables como Alan Moore, Neil Gaiman y Larry Niven (Mundo Anillo). Todo ello, al fin y al cabo, excepciones de cara a la magnitud de la película: megalómana y, a la vez, muy pequeña.
Hal Jordan, piloto de pruebas, habrá de enfrentar su velocidad de avión con la irresponsabilidad de la edad (¿cuál? ¿adolescencia tardía?). Allí, entonces, el legado del anillo extraterrestre y su puesta a prueba, con viajes intergalácticos inmediatos sin respiro para el protagonista y el espectador. De la calle al planeta Oa, con todos los otros mundos posibles, y un antifaz que parece una de las bromas del Avispón Verde de Michel Gondry.
También, los Linterna Verde como encarnación de la policía intergaláctica de El día que paralizaron la Tierra (1951), aunque sin el encanto de Klaatu barada nikto ni su denuncia del miedo nuclear. Los Linterna, por ejemplo, gustan levantar sus brazos en grito de guerra o victoria y despedir una luz verde para atravesar el silencio del firmamento.
“Algo habrá visto el anillo en mí” se dice Jordan, mientras vence sus miedos (un Linterna no debe tenerlo) al reconocer que él, terrícola, siente miedo de sentir miedo. O algo así. Con el rostro de niño torpe de Ryan Reynolds, quien vive a los apurones y sabe pilotar aviones de manera increíble, sin otra capacitación más que los músculos que debe lucir todo (super)héroe norteamericano.
Un punto a destacar: la buena tarea del gran Peter Sarsgaard como bisagra entre “buenos y malos”, el más creíble de todos. El realizador, Martin Campbell, supo dar mejor partido en puestas al día de El Zorro y de James Bond (GoldenEye, Casino Royale). Ejemplo, en síntesis y Hollywood mediante, de un director-engranaje. Nada más.
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