El tango y su mundo de melodías
Con ánimo tanguero y contemporáneo, Víctor Parma Quinteto presenta su nuevo disco esta noche, con la promesa de una actuación que sea “como toda vez, un viaje distinto”.
Por Leandro Arteaga
“El tango es flexible, permite incorporar elementos de la música clásica, del jazz, de ritmos populares… Es de una sensibilidad muy linda, que está buena” dice Víctor Parma mientras dialoga y expone virtudes y motivos de su segundo disco –Exposiciones-, que se presenta esta noche, a las 21.30, en el Teatro Príncipe de Asturias del Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río).
Oriundo de Casilda, hijo de una familia abocada a la música, Parma ha desarrollado sus estudios de piano en la Escuela de Música de Rosario, además de perfeccionarlos en Buenos Aires, con la compañía del maestro Aldo Antognazzi. Su primer disco fue Visceral (2007), donde en compañía de varios músicos ejecutara tangos de su autoría y tradicionales, con un aire piazzolliano que en el reciente Exposiciones -editado con el apoyo de Aecid/Centro Cultural Parque de España y Municipalidad de Rosario- encuentra tanto continuidad como destellos nuevos.
Víctor Parma Quinteto se compone de Javier Gómez (violín), Alicia Petronilli (bandoneón), Sebastián Aparicio (contrabajo) y Julio Kobryn (saxos tenor y soprano), más el piano, dirección y arreglos de Parma. La presentación de esta noche contará además con el saxofonista Yayi Gómez y las cantantes Aldana Moriconi y Graciela Mozzoni.
-Exposiciones es tanto título de una de tus composiciones como también el nombre del disco, ¿qué es lo que se cifra en la elección de esta palabra?
-Fue una opción entre varias posibilidades, incluso me había gustado durante el momento de la composición. Dentro de lo que es la composición clásica, las exposiciones son las partes donde se presenta el motivo principal, el material melódico. El tema del disco tiene presentaciones de varias ideas, es decir, es un concepto que se reproduce básicamente en todas las piezas, como si se tratase de varias exposiciones, de varias ideas, dentro de la misma pieza. No sé si te habrá pasado que al escuchar el disco un tema te lleva a otro; la idea es que sea orgánico, y no una mezcla de confusiones. También en cuanto a la elección de los instrumentos, con un mismo protagonismo para cada arreglo. Cada uno de los músicos, en cada pieza, va teniendo una aparición protagónica. En este sentido, los arreglos están concebidos desde este criterio de unidad.
-¿Cómo trabaja la cabeza de un tanguero? El tango parece una música hecha y todavía no hecha, dado el margen de experimentación que supone, que propone.
-En relación con Piazzolla, él me ha gustado siempre por su energía, por su actitud rockera, por lograr algo que podemos escuchar y que se vuelve muy difícil de traducir con palabras; por esa cosa que es “para afuera”, que es expresiva, que te toca las fibras, algo que sólo la música puede mover y que te lleva la cabeza para lugares extraños.
-¿Cuánto tiempo llevó gestar Exposiciones?
-Llevó dos años y medio, entre las sesiones de grabación de los instrumentos, y luego la mezcla. Se grabó, por lo menos, en quince sesiones. Son temas que tienen un trabajo grande, por eso también la cantidad elegida -8 temas- me pareció suficiente, porque no es un disco donde una vez que escuchás un tema ya está, sino que a la segunda, tercera, y sucesivas veces, le vas a encontrar algo siempre distinto. Nos pareció así por el trabajo que se les dedicó, por la cantidad de tiempo acumulado que contienen.
-¿Qué fue lo que te motivó a incorporar un tema de Lalo Schifrin?
-En realidad fue algo elegido para descontracturar un poco el resto del disco, incorporar una música de película para sacar un poco de contexto al resto. “Misión Imposible” es un tema simpático, donde igualmente trato de transformarlo y de mantener el espíritu tanguero. Es una melodía que está un poco en la cabeza de todos, y permite que el disco tenga también, para decirlo de alguna forma, atractivo popular. Está bueno citar a alguien conocido, desde una melodía conocida, y que no sean sólo cosas nuevas.
-Por un lado está el trabajo cerebral de la grabación, pero ¿qué te pasa a vos cuando interpretás en vivo? ¿Podés verbalizar esa experiencia?
-En verdad, es como un mundo placentero. Es el momento más lindo, el momento cuando uno se conecta con esas fibras que decíamos y donde todo anda bien y uno está alineado con los planetas. Cada recital donde uno logra esa conexión con la música y con los músicos, es un momento inolvidable. Sobre todo cuando, mientras se está tocando, uno percibe la energía que transmite el otro, y que uno devuelve; es un momento de mucha interacción. Para mi es lo más lindo, es toda una experiencia porque es el momento donde la música vive. Después quedan las palabras o las grabaciones, que son como intentos de detener el tiempo en ese momento, como si se tratara de sacar una foto; pero el estar ahí, en ese momento, en la actuación, supone, siempre y cada vez, un viaje distinto.
En Rosario/12 (12/03/2011)
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