jueves, 18 de noviembre de 2010

The experiment (2010, Paul Scheuring)


Reality carcelario


El experimento
(The Experiment)
EE.UU., 2010. Dirección y guión: Paul Scheuring. Fotografía: Amy Vincent. Montaje: Peter S. Elliot. Música: Graeme Revell. Intérpretes: Adrien Brody, Forest Whitaker, Cam Gigandet, Clifton Collins Jr., Ethan Cohn, Fisher Stevens. Duración: 96 minutos. Solo disponible en DVD.


Por Leandro Arteaga

Remake del film –casi- de culto, de 2001, del alemán Oliver Hirschbiegel (La caída, Cinco minutos de gloria), El experimento recrea desde las consignas pseudo-científicas de un gran hermano televisivo, la experiencia traumática entre participantes voluntarios en una simulación carcelaria.
Son dos semanas las que los integrantes de este juego -de base médica- deben soportar dentro de las paredes de un gran galpón, lejos de la luz del sol, vigilados las veinticuatro horas por ojos electrónicos, de cuencas vacías. Como punto de referencia para los involucrados, mientras la chicharra y la luz roja se mantengan apagadas, significará el respeto a las normas preestablecidas, es decir, la ausencia de violencia; de ocurrir lo contrario, el experimento finalizaría y con ello la posibilidad de obtener, por ejemplo, el dinero acordado.
La situación, de perversión manifiesta, juega en el film desde lugares que remiten tanto a la psicología conductista como a dogmas de la teoría de la evolución, situación que se explicita desde los títulos iniciales, en donde el proceder humano será analogado a los actos impulsivos, naturales, de los animales. Desde esta premisa, los integrantes que conforman el grupo del experimento son un muestrario de facetas distintas, las cuales serán paulatinamente puestas en duda o, antes bien, desocultadas desde los costados menos sospechados.
Básicamente, El experimento se plantea desde el ida y vuelta espejado, deforme, entre Travis (Adrien Brody) y Barris (Forest Whitaker). El primero, vuelto uno de los prisioneros, es el de rasgos pacifistas así como el más rebelde; el segundo, de vida sometida, religiosa y maternal, sabrá encontrar un gusto primario en el puesto de líder presidiario. El enfrentamiento insospechado los arroja a una supervivencia, por momentos, límite; más el interrogante que supone la mirada oscura de las cámaras de vigilancia, capaz de prolongar y tensar el sufrimiento siempre un poco más.
Aún cuando El experimento sea remake y, por ello, parte del desánimo que corroe a Hollywood (si bien pensada para el cine, la película fue lanzada directo al dvd también en EE.UU.), se sostiene por sí misma al lograr, por un lado, el olvido del film precedente, gracias también a la tarea soberbia de ese gran actor que es Forest Whitaker. Por otro lado, la dirección y guión corren por cuenta de Paul Scheuring, responsable de Prison Break, serie televisiva que supo tematizar con éxito la vida carcelaria.
Los ecos de El experimento rebotan, a su vez, en La ola (2008), otro film alemán basado en una situación docente y estadounidense veraz. Lo que lleva también a la necesidad de rever el film original, expresión de una historia aún más pesada, de genealogía totalitaria. Para desprender también desde allí una mirada crítica que termina, en última instancia, por apuntar hacia la pantalla de tantos realities televisivos, más perversos todavía, dada su correspondencia con los dictámenes consumistas.

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