viernes, 16 de enero de 2009
Cream, su despedida, su película (1969)
Forget the message,
forget the lyrics,
and just play!
Nota publicada en
Revista Erre! Año 2 - #8 (10/2007)
¿Quién dijo que en la televisión todo es basura? Es verdad, las excepciones son pocas y en horarios inhóspitos. Pero la tarea de Fernando M. Peña y Fabio Manes al frente de Filmoteca: temas de cine (canal 7, lunes a viernes, 0:30 hs.) es referencial. No sólo dedicaron toda una semana a distintas variantes de colaboración entre cine y música (las artes más "similares", como señalara Coppola, ya que ambas "transcurren en el tiempo"), sino que nos regalaron el film completo sobre el concierto despedida de Cream, celebrado el 26 de noviembre de 1968 en el Royal Albert Hall de Londres.
En video circula una copia reducida, de 50 minutos de duración, mientras que la versión íntegra -y que emitió Filmoteca- es de hora y media, con mucha más música, además de las entrevistas a Jack Bruce, Eric Clapton y Ginger Baker. Con un Albert Hall repleto de gente que aplaude, festeja, sonríe, y participa de momentos musicales casi hipnóticos.
"El Royal Albert Hall, uno de los escenarios más famosos de Londres, casa espiritual de las mayores orquestas sinfónicas, esta noche será anfitrión de una de las mejores bandas de rock de Inglaterra: Cream". A lo que se añade: "Cream ha dado al rock una autoridad musical que sólo los sordos no pueden reconocer".
Y es que la premisa del film expresa, sin dudas, la sospecha y revuelta que la música rock ocasionaba entonces, en aquella década de convulsiones. Casi como si, por tocar en el Albert Hall, debiera entonces el rock, de una buena vez, ser reconocido como expresión válida. A lo que se suma otra cita imperdible: "experimentos en Berkley han demostrado que la música rock puede dañar los oídos", barbaridad académica que Jack Bruce explica, en clave irónica, como consecuencia de los amplificadores, responsables de que el rock afecte a la audiencia "de una forma física y mental".
Es esa afectación la que atraviesa los mejores momentos narrativos del film, ligados a una psicodelia de imágenes y de lisergia que parecen fragmentos de las alucinaciones inolvidables de las que se componen tantos films de la época, como Easy Rider o Cowboy de medianoche (ambas de 1969). Ocurre que si algo se desprende de modo claro de la película, es que el rock y sus partícipes se sabían parte de una manera novedosa de entender el mundo. "La parafernalia de la luz y el sonido recién está comenzando. Con algunas excepciones, han sido ignorados por las artes tradicionales: teatro, ballet, pintura" [afirmación, cuanto menos, discutible]. "Pero han sido devorados por la música rock. Puede que éste sea el arte del mañana." Mientras el off sentencia, la imágenes del trío en escena se pintan de diseños de tonos saturados, como torrentes sanguíneos excitados, con luces trocadas en llamas, superposiciones, y zooms que semejan temblores de placer.
Y así como la música no nos deja de acompañar, y nos hace atravesar estadios diferentes, como si nos suspendiéramos a los caprichos de cualquiera de los músicos, son los intervalos los que agregan momentos como perlas: Bruce al decir que lo primero que le llegó fue Bach, "el mejor bajista"; Clapton al explicar las funciones de su guitarra (pintada de arcoiris) mientras se desprende del clavijero el humo del cigarrillo; Baker y su clase "elemental" de batería, para luego apreciarlo en un solo en escena de diez minutos inolvidables. Y junto con ello poder observar -porque la película está llena de primerísimos planos- el sudor en la frente de Baker, mientras viste una túnica verde con detalles en dorado; el dialecto autista en la mímica facial de Clapton mientras sus dedos se desplazan a un ritmo mayor al de los 24 fotogramas por segundo; junto con la mirada perdida de melancolía de Bruce en algunos de los mejores momentos de blues.
Tanto placer de música sólo puede explicarse desde las mismas palabras de Jack Bruce, al rememorar los inicios de Cream: "nos juntamos en lo de Ginger, armamos nuestros instrumentos, y tocamos una canción que duró dos horas sin parar. Fue obvio, desde el vamos, que iba a ser una buena experiencia."
Cream: Farewell Concert from the Royal Albert Hall
Inglaterra/EE.UU., 1969
Voz en off: Patrick Allen
Efectos especiales: Mark Boyle
Iluminación: Hu Cartwright
Sonido: Graham Haines
Montaje: Graham Bunn
Dirección: Sandy Oliveri, Tony Palmer (1)
(1) El siguiente film del realizador Tony Palmer será, ni más ni menos,
200 Motels (1971), junto con Charles Swenson y Frank Zappa.
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