jueves, 15 de diciembre de 2011

Espacio Santafesino / Cortometrajes


Tres cortometrajes tres


Resultado de la Segunda Convocatoria del Espacio Santafesino, El Cairo estrena tres cortometrajes junto con a la emoción de sus noveles realizadores.

Por Leandro Arteaga

Son tres óperas primas, tres cortometrajes resultantes del subsidio que el Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe otorga a través del Programa Estímulo a la Producción de Bienes Culturales. Más aún, tres primeros trabajos que se estrenan en la pantalla grande de El Cairo Cine Público, en su Espacio Santafesino. Porque toda película es lo que dice ser cuando es vista, así es como se completa, con el espectador frente a ella. Y así es como también inician su recorrido artístico Lisandro Notario (El guionista), Elena Guillen (Cuatromil), y Manuel Quiñones (Viaje a la tierra del quebracho), a partir de hoy a las 20.30, y con tres repeticiones en mismo horario hasta el día domingo.
El guionista, comenta a Rosario/12 su realizador, “surge como tal a partir de la necesidad misma de crear una historia, algo que me gusta mucho hacer”, en alusión a lo que significa un entramado en donde el guionista de una telenovela se enamora de su personaje, mientras detesta a la actriz que lo interpreta. “Lo que sucede es que este guionista también crea a su némesis, al galancito, al que convierte en un desastre, para que no tenga chance con ella. El conflicto ocurre en esa situación, porque los productores de la novela necesitan que no se vaya la audiencia, y él tiene que pensar algo que no motive su despido.”

-Si se tiene en cuenta tu rol, la historia es un juego de espejos.

-Me resultó asombroso cómo la situación comenzaba a tomar forma real, cuando uno se da cuenta de que te encontrás hablando con el personaje y no con el actor, ahí es donde me decía: ¡no puedo creer que esté hablando con esta persona, con este personaje de ficción! Por otro lado, tuve un planteo bastante claro respecto del cortometraje, se trata de mi primera experiencia como realizador, y tuve la suerte de contar con un equipo de gente con la que se logró un clima hermoso. También tengo la certeza de que me gusta hacer esto, es apasionante y lo disfruté.

“¡Es todo felicidad!” apunta Elena Guillén en alusión a Cuatromil. El hábitat natural de la realizadora era el teatro, hasta que “fui convocada por Gustavo Postiglione para Días de mayo y me enamoré del set de filmación, cuando entré allí me produjo una gran emoción”. “¡Quiero vivir acá! me dije, y empecé en forma autodidacta a estudiar cine y sobre todo guión, a través de cursos en el Centro Audiovisual y en Buenos Aires. Otra de mis motivaciones estuvo en mi convicción de dirigir y de registrar la actuación de actores rosarinos que conozco, de querer que esto quedara filmado. A mí me gusta y me enamora el cine, siempre vi muchas películas. Cuando supe del concurso y salgo seleccionada, comencé a armar el equipo con gente muy idónea, con mucho oficio, entre ellos Pablo Romano, Ernesto Figge, Ariel Vicente, a todos les estoy muy agradecida.”

-¿La experiencia te dejó satisfecha?

-Lo primero que puedo decir es que, como armé un equipo con gente de cine, creo que Cuatromil es, para mí, sinónimo de aprendizaje. La construcción cinematográfica tiene muchos pasos, y en cada una de esas etapas el equipo aporta y va modificando lo que resulta, algo que es muy gratificante y enriquecedor. Me sucedía cuando los actores interpretaban, o a través de las propuestas de Romano en la fotografía. En el set de rodaje logré una gran organización, nada improvisado, quizás por tantos años de producir espectáculos teatrales. Para mí, cuando se prende la cámara es como cuando se estrena la función, todo tiene que andar, y por suerte con el equipo que se pudo armar, resultó así.

Viaje a la tierra del quebracho, por su parte, indaga desde la animación en la historia santafesina y los sucesos de La Forestal. “Tiene su punto de partida en una pregunta que se hace un chico al ver la vía de tren de su ciudad abandonada. ¿Qué habrá al final de la vía? Es por eso que decide recorrerla y descubre el pasado de su propio lugar. La idea proviene de un libro sobre el primer centenario de la Argentina, en donde se comparaba a la ciudad afrancesada, mirando para afuera, con los obrajes que tenían lugar en los bosques, precisamente en el norte de Santa Fe.”

-¿Hay una identificación entre ese niño que pregunta y vos?

-Yo nací en una casa al lado de la vía, y la pregunta por el qué habrá al final me la hice en algún momento. Luego descubrí la historia de estos pueblos abandonados, fantasmas, así como la del entramado de las vías, todas yendo hacia el puerto de Buenos Aires y desde ahí para afuera. Nuestra idea es que el cortometraje sirva, justamente, como pregunta; no damos datos concretos de lo que fue La Forestal, sino que hicimos una historia fantástica que sirviera de punto de partida para descubrir la historia real.

En Rosario/12 (15/12/2011)

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