miércoles, 7 de octubre de 2015

Luis Scafati: entrevista


Líneas de mano maestra


La maestría de Luis Scafati podrá apreciarse a partir de hoy en Centro Cultural Fontanarrosa. La formación plástica y pasión de historieta, estará presente hoy en la inauguración.

Por Leandro Arteaga
  
Nacido en Mendoza (1947), con formación académica y pulso maestro que le llevaran a recorrer el mundo, los lápices de Luis Scafati tienen presencia en libros, revistas, periódicos, galerías y, cómo no recordarlo, en un gran vinilo. Suya es la tapa del segundo LP de Juan Carlos Baglietto, Actuar para vivir, donde una fotografía del músico se leía clara entre mueblecitos y luces de un camerino tan pintarrajeado como descascarado.
“No me puedo olvidar del día en que Baglietto entró a mi taller, desesperado porque no me encontraba. En ese momento yo tenía varios lugares de trabajo y estaba haciendo cerámica en Villa Urquiza; no sé cómo hizo para encontrarme ahí, donde nos pusimos en contacto para la tapa del disco”, recuerda Scafati a Rosario/12.
La anécdota es parte del mundo personal que el artista significa, al que abrirá sus puertas el Centro Cultural Roberto Fontanarrosa esta tarde, a las 19, con la presencia del propio Scafati. El nombre elegido aparece como síntesis de vida: Las líneas de la mano. Al respecto, dice el dibujante: “La línea, instrumento básico del dibujo, es como una continuación mía, es con lo que me expreso, es una parte sustancial; por eso el título.”

-En su obra se nota un sello autoral, que supo lidiar con el escenario comercial.
-Mi trabajo se fue desarrollando a medida que fui creciendo. Yo entiendo el dibujo desde una óptica quizás ya pasada, pero creo que es una forma de expresión, es decir, con el dibujo digo a veces lo que pienso, algo que en un momento puede significar también un límite. Hay muchos medios o lugares donde antes podía circular con tranquilidad pero que ahora no me convocan, obviamente por el tema comercial que hay atrás. Siento que el periodismo actual, en gran parte, más que responder a una idea responde a una situación económica, y eso al tipo que es librepensador le significa un límite. Mi dibujo expresa una idea porque hay una persona detrás, que vive en este lugar y que se expresa a través de este medio.

-Su línea se apropia de soportes diferentes: libros, historietas, diarios, a los que redimensiona desde un trazo reconocible.
-Lo que pasa es que mi formación y aspiración tienden al objeto artístico. Tal vez lo novedoso en mi caso es que hago circular mi trabajo por lugares a veces subestimados por algunos artistas plásticos. Me interesa mucho más circular en una revista antes que estar en una galería de arte, porque creo que la revista tiene una forma más democrática de llegar al público. No te olvides que nací en Mendoza, y allí me formé mirando publicaciones, no yendo a museos, que estaban muy lejos de mi casa.

-¿Cuáles publicaciones y dibujantes elige recordar?
-A mi casa llegaba Patoruzito, que era un compendio de la historieta argentina y extranjera; así como encontrabas a Alberto Breccia o Enrique Rapela, tenías también al Rip Kirby de Alex Raymond, todos grandes dibujantes. Yo los miraba y de alguna manera, sin tener conciencia clara, me estaba formando. A medida que fui creciendo descubrí a otros, como Roberto Páez a través de las ilustraciones para el Martín Fierro, o Carlos Alonso con La guerra al malón. Esa información fue a través de la cosa gráfica, a la que le estoy agradecido porque es eso lo que me interesa. Si bien yo dibujo con un sentimiento artístico –no sé qué significará eso pero creo que lo tengo-, me gusta circular de esa manera, a través de los medios.

-Algo similar ha expresado Crist con su Homenaje a la historieta.

-Paradójicamente, aquellos grandes dibujantes suelen ser subestimados a la hora de ponerlos en un nivel artístico. Pero eso es algo que pasa sobre todo acá, donde siento que por ahí se olvidan a esos grandes artistas que supimos conquistar. Argentina se ha destacado en el nivel de sus dibujantes en todo el mundo; yo me avivé de ese tema afuera, en España, en Francia, donde los dibujantes argentinos han hecho escuela y no hay duda en decirlo. Nosotros no tenemos mucha conciencia de todo eso.

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