domingo, 2 de mayo de 2010

Iron Man 2 (2010, Jon Favreau)


Héroe de baterías recargadas


Iron Man 2
EE.UU., 2010
Dirección: Jon Favreau. Guión: Justin Theroux. Fotografía: Matthew Libatique. Música: John Debney, AC/DC. Montaje: Dan Lebental, Richard Pearson. Intérpretes: Robert Downey, Jr., Gwyneth Paltrow, Mickey Rourke, Scarlett Johansson, Sam Rockwell, Don Cheadle, Samuel L. Jackson. Duración: 124 minutos.




¡Qué gran jugada es Iron-Man! Personaje sin carisma para el lector, pero que ha encontrado en el cine su oportunidad mejor. Porque entre el panteón de los héroes de Marvel Comics, muchos de ellos conocidos aunque poco leídos en nuestro país, Iron-Man aparece, casi, como hallazgo del cine. Aún cuando vive aventuras en cuadritos desde hace casi cincuenta años, como uno de los tantos personajes creados y escritos por el venerable Stan Lee, cuya tarea urgiera la admiración del mismísimo Federico Fellini.
Y gran parte de ello merced al rostro y figura del incorregible Robert Downey, Jr. Quien hiciera propias las características menos correctas del personaje –su alcoholismo, así como la morfina de Sherlock Holmes-; como si de un reverso despreocupado se tratase, dados los conocidos problemas de adicción del propio actor. Más aún, Iron-Man se ha revelado como uno de los personajes más siniestros en los comics actuales, de simpatías republicanas de la peor calaña. Mientras que el film lo ha re-situado de manera más agradable pero, no por ello, menos problemática.
Porque Iron-Man sigue siendo el contraste de la paz hecha máquina. “He logrado privatizar la paz” señala Tony Stark (Robert Downey), mientras un Comité del Gobierno lo acosa desde el estrado y mediáticamente como amenaza potencial, en una situación que no deja de evocar los interrogatorios macarthystas de los años ’50. La alusión no es gratuita puesto que, como fantasma redivivo, el comunismo entumecido reflorece desde el odio sin freno de Ivan Vanko, cuya promesa de venganza hará mella en la armadura de Iron-Man a través del rostro impagable y oscuro de Mickey Rourke.
Iron-Man es síntesis de paradojas. Y esto es algo que ya expuso el primer film, con Stark como empresario sin escrúpulos vuelto héroe-máquina, en el medio de una guerra que, para que Iron-Man exista, debe subsistir. A partir de allí, los intereses bélicos del Estado y de los grupos empresarios. La tecnología, entonces, como promesa contradictoria de un mundo mejor.
De todos modos, en Iron-Man 2 hay mucho de diálogo estirado y de situación resuelta rápidamente, tal como sucede cuando finalmente haga su aparición War Machine, ahora con el rostro del actor Don Cheadle. Más el capricho del realizador de ilustrar, antes que de componer musicalmente, las situaciones del film con temas especialmente elegidos de su idolatrado AC/DC.
Por último, y como gran guiño, el escudo de la estrella (Capitán América) y el martillo (Thor). Y la promesa de sus inminentes films. El primero dirigido por Joe Johnston (El hombre lobo), y el segundo por –están leyendo bien- Kenneth Branagh (Frankenstein, Hamlet). Todo ello en vistas al film grupal que los aunará para la pantalla del 2012 bajo el título Los Vengadores, con dirección de Joss Whedon, más conocido por Buffy la cazavampiros pero también, y por sobre todo, por ser un gran escritor de comics.

2 comentarios:

lokacomotumadre dijo...

Para Tony Stark el futuro es el día de ayer: mientras su sangre corre bombeada por un mecanismo extraño a su cuerpo, disfruta de todas las comodidades que el millonario del futuro puede tener, entre ellas, hologramas descartables, el fiel Jarvis, un robot mayordomo, ama de casa y confesor de secretos del alma y la ciencia, junto a un helado chamapaña de mil dólares, un padre parecido a Walt Disney que saluda desde Starklandia y deja mensajes crípticos en super 8, y enemigos mecanizados igual a él. Bellas mujeres, alianzas con superheroes, y problemas morales se entrelazan a toda velocidad mientras los drones cruzan sobre nuestras cabezas comandados por un impecable villano, pero me queda una duda: de qué lado están los buenos? Obviamenete, del lado de quien cuenta la historia, aunque Tony Stark es un redimido frabicante de armas, que lucha por la libertad de pensamiento y conociencia en un sistema afixiante, mucho más duro que el traje de acero que lo ciñe en sus aventuras contra el mal. Muy disfrutable, aunque es verdad: exceso de cháchara!

lokacomotumadre dijo...

jeje quise poner conciencia...