Del otro lado del espejo y después
La
película más reciente del director de Fitzcarraldo indaga en la
identidad sustituta como trabajo habitual, entre robots y muchedumbre
japonesa.
Family Romance, LLC
(EE.UU., 2019) Dirección y guion: Werner Herzog. Música: Ernst Reijseger. Fotografía: Werner Herzog. Montaje: Sean Scannell. Reparto: Ishii Yuichi, Mahiro Tanimoto, Miki Fujimaki, Takashi Nakatani, Kumi Manda, Yuka Watanabe. Duración: 89 minutos. Disponible en MUBI
8 (ocho) puntos
El momento de espera inicial, cuando el padre sustituto, impaciente, ve pasar gente mientras su hija está por llegar, es síntesis de lo demás. La cámara documenta el paso de la muchedumbre. El actor, la actriz, actúan lo propio entre lo no premeditado. Cuando padre e hija se encuentren, Family Romance, LLC cobra un rumbo más definido, sin dejar de lado esta situación, sello realista y nada gratuito.
La película más reciente del alemán Werner Herzog transcurre en Japón, y toma por intérprete al dueño real de una compañía dedicada a servicios de sustitución. Tal como la película narra y ficciona, Ishii Yuichi es propietario de una empresa que simula la identidad de personas, recrea situaciones ocurridas y miente funerales. Si pasar del otro lado del espejo era un desafío estético, con la propuesta de Herzog habrá que ver en cuál de los dos lados se está. Tal vez, y sin tener por fuente a ninguno de sus relatos, sea una de las películas más cercanas en espíritu a la obra del escritor Philip K. Dick.
Family Romance, LLC podría pasar, de hecho, por título de uno de los cuentos del escritor norteamericano. Pero no. Es estrictamente real. Porque es cine –y aquí se trata, justamente, de uno de sus directores más relevantes–, la propuesta toma el brío suficiente como para situarse en una frontera difusa, en donde actor y persona son uno y lo mismo, y cada una de estas caras ramifica en otros juegos de espejos. En este sentido, la historia primera, eje del argumento, sitúa al actor Ishii Yuichi adoptando el rol del padre de una niña de 12 años. Es a ella a quien espera durante la secuencia inicial del film. A ella le explica que tuvo que abandonarla siendo bebé, que ahora tiene otra familia, y que a pesar de todo siempre será su primera hija.
Mientras los encuentros sucesivos fortalecen el vínculo, Ishii vuelve cada vez más cercana su relación con la madre de la niña. Siempre a través del dinero. “Usted tendrá aquello por lo que pagó”, señala. Y es ése el lema desde el cual comprender todos y cada uno de los actos que sucederán entre él y quienes le rodeen: una mujer que desea reiterar la sorpresa de haber ganado una suma de dinero, la puesta en escena callejera y fotográfica para una falsa estrella de Instagram, el reto recibido en lugar del responsable de un desfasaje horario entre trenes. Pareciera que por el dinero se asume el rol que se requiera. Pensado así, lo que sucede en la película no sería tan ajeno al desempeño de la vida diaria.
Es por todo esto que Family Romance, LLC adquiere una lectura mucho más honda, que terminará por poner en duda los lazos reales del protagonista. Pero, ¿quién es él? Dice tener una familia. Y en algún momento sospechará si el afecto recibido no ha sido obra también de una simulación. Quien le escucha, siempre de manera confesional, es alguien que parece cercano a sus afectos, tal vez un amigo. Pero la familia real, si es que existe, quedará por fuera de cuadro, no es algo que la película procure resolver, antes bien lo indaga y toca desde las simulaciones que se llevan adelante, con el cariño de esta niña cada vez más a flor de piel.
Entre otras, en Family Romance, LLC hay dos situaciones más y fundamentales. Una de ellas, en tanto relación cinéfila, es la que remite a la puesta en escena fraguada, al acto ilusorio de asumir por cierto lo que no lo es. Hay ejemplos brillantes, y es en esta estela, con títulos como F for Fake de Orson Welles y House of Games de David Mamet, donde encuentra filiación Family Romance, LLC. La otra instancia es la de la secuencia robótica, entre recepcionistas y peces mecánicos. La mirada sonriente, la amabilidad premeditada, el nadar de un pez vacío, son situaciones ante las cuales Ishii queda absorto, tal vez por mirarse a sí mismo y no obtener emoción alguna. Aquí, más que en cualquier otro lugar de la película, tendrá resonancia uno de los más famosos títulos de Philip Dick: “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”; es más, hay un diálogo que lo cifra con otras palabras.
Pero hay todavía algo más profundo en el film de Herzog, y toca a la esencia dramática de la tarea de la actuación así como a la praxis cinematográfica. Porque, a fin de cuentas, se trata de personas que interpretan personajes, y cuándo y dónde fijar límites entre ambas instancias puede ser difícil. Ni qué decir entre el actor Klaus Kinski y los personajes interpretados para Herzog: Woyzeck, Nosferatu, Aguirre, Fitzcarraldo. ¿Cómo distinguir a todos ellos –director, personajes, actor– de entre sí?
En Family Romance, LLC la situación adquiere un desafío mayor. Es la propia persona quien hace de sí. Es un recurso que desde luego que el cine ya ensayó, pero el contexto cambió y la disolución o reelaboración humana desde lo digital alteró el panorama, así como al cine mismo. Al respecto, vale prestar especial atención a Blade Runner 2049. Otra vez Dick, ¿no?
Si el cine cambió, la película de Herzog es constancia de ello, elaborada de una manera familiar (con su esposa y su hijo), entre pocas personas, con él resolviendo las situaciones con planos y contraplanos al hombro, a plena luz del día. Es una película realizada en la calle, de tecnología accesible, desprovista de grandes presupuestos. Un cine intimista. Que busca preguntas silenciosas en medio de la urbe superpoblada.
De este modo y a propósito de tanto ruido (y tantas pantallas), la belleza de los cerezos permanece y el silencio de la meditación es posible. Todavía es razonable encontrar un remanso, tranquilidad, una buena película. Tan profunda y compleja como cualquiera de las grandes producciones del alemán, a veces desbordado por la naturaleza salvaje, que habita su cine como un dios inmisericorde. Pero ahora es el turno de los cerezos, de sus pétalos. Mientras un padre se pregunta, ante una hija que no es suya, si su vida es cierta.
(EE.UU., 2019) Dirección y guion: Werner Herzog. Música: Ernst Reijseger. Fotografía: Werner Herzog. Montaje: Sean Scannell. Reparto: Ishii Yuichi, Mahiro Tanimoto, Miki Fujimaki, Takashi Nakatani, Kumi Manda, Yuka Watanabe. Duración: 89 minutos. Disponible en MUBI
8 (ocho) puntos
El momento de espera inicial, cuando el padre sustituto, impaciente, ve pasar gente mientras su hija está por llegar, es síntesis de lo demás. La cámara documenta el paso de la muchedumbre. El actor, la actriz, actúan lo propio entre lo no premeditado. Cuando padre e hija se encuentren, Family Romance, LLC cobra un rumbo más definido, sin dejar de lado esta situación, sello realista y nada gratuito.
La película más reciente del alemán Werner Herzog transcurre en Japón, y toma por intérprete al dueño real de una compañía dedicada a servicios de sustitución. Tal como la película narra y ficciona, Ishii Yuichi es propietario de una empresa que simula la identidad de personas, recrea situaciones ocurridas y miente funerales. Si pasar del otro lado del espejo era un desafío estético, con la propuesta de Herzog habrá que ver en cuál de los dos lados se está. Tal vez, y sin tener por fuente a ninguno de sus relatos, sea una de las películas más cercanas en espíritu a la obra del escritor Philip K. Dick.
Family Romance, LLC podría pasar, de hecho, por título de uno de los cuentos del escritor norteamericano. Pero no. Es estrictamente real. Porque es cine –y aquí se trata, justamente, de uno de sus directores más relevantes–, la propuesta toma el brío suficiente como para situarse en una frontera difusa, en donde actor y persona son uno y lo mismo, y cada una de estas caras ramifica en otros juegos de espejos. En este sentido, la historia primera, eje del argumento, sitúa al actor Ishii Yuichi adoptando el rol del padre de una niña de 12 años. Es a ella a quien espera durante la secuencia inicial del film. A ella le explica que tuvo que abandonarla siendo bebé, que ahora tiene otra familia, y que a pesar de todo siempre será su primera hija.
Mientras los encuentros sucesivos fortalecen el vínculo, Ishii vuelve cada vez más cercana su relación con la madre de la niña. Siempre a través del dinero. “Usted tendrá aquello por lo que pagó”, señala. Y es ése el lema desde el cual comprender todos y cada uno de los actos que sucederán entre él y quienes le rodeen: una mujer que desea reiterar la sorpresa de haber ganado una suma de dinero, la puesta en escena callejera y fotográfica para una falsa estrella de Instagram, el reto recibido en lugar del responsable de un desfasaje horario entre trenes. Pareciera que por el dinero se asume el rol que se requiera. Pensado así, lo que sucede en la película no sería tan ajeno al desempeño de la vida diaria.
Es por todo esto que Family Romance, LLC adquiere una lectura mucho más honda, que terminará por poner en duda los lazos reales del protagonista. Pero, ¿quién es él? Dice tener una familia. Y en algún momento sospechará si el afecto recibido no ha sido obra también de una simulación. Quien le escucha, siempre de manera confesional, es alguien que parece cercano a sus afectos, tal vez un amigo. Pero la familia real, si es que existe, quedará por fuera de cuadro, no es algo que la película procure resolver, antes bien lo indaga y toca desde las simulaciones que se llevan adelante, con el cariño de esta niña cada vez más a flor de piel.
Entre otras, en Family Romance, LLC hay dos situaciones más y fundamentales. Una de ellas, en tanto relación cinéfila, es la que remite a la puesta en escena fraguada, al acto ilusorio de asumir por cierto lo que no lo es. Hay ejemplos brillantes, y es en esta estela, con títulos como F for Fake de Orson Welles y House of Games de David Mamet, donde encuentra filiación Family Romance, LLC. La otra instancia es la de la secuencia robótica, entre recepcionistas y peces mecánicos. La mirada sonriente, la amabilidad premeditada, el nadar de un pez vacío, son situaciones ante las cuales Ishii queda absorto, tal vez por mirarse a sí mismo y no obtener emoción alguna. Aquí, más que en cualquier otro lugar de la película, tendrá resonancia uno de los más famosos títulos de Philip Dick: “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”; es más, hay un diálogo que lo cifra con otras palabras.
Pero hay todavía algo más profundo en el film de Herzog, y toca a la esencia dramática de la tarea de la actuación así como a la praxis cinematográfica. Porque, a fin de cuentas, se trata de personas que interpretan personajes, y cuándo y dónde fijar límites entre ambas instancias puede ser difícil. Ni qué decir entre el actor Klaus Kinski y los personajes interpretados para Herzog: Woyzeck, Nosferatu, Aguirre, Fitzcarraldo. ¿Cómo distinguir a todos ellos –director, personajes, actor– de entre sí?
En Family Romance, LLC la situación adquiere un desafío mayor. Es la propia persona quien hace de sí. Es un recurso que desde luego que el cine ya ensayó, pero el contexto cambió y la disolución o reelaboración humana desde lo digital alteró el panorama, así como al cine mismo. Al respecto, vale prestar especial atención a Blade Runner 2049. Otra vez Dick, ¿no?
Si el cine cambió, la película de Herzog es constancia de ello, elaborada de una manera familiar (con su esposa y su hijo), entre pocas personas, con él resolviendo las situaciones con planos y contraplanos al hombro, a plena luz del día. Es una película realizada en la calle, de tecnología accesible, desprovista de grandes presupuestos. Un cine intimista. Que busca preguntas silenciosas en medio de la urbe superpoblada.
De este modo y a propósito de tanto ruido (y tantas pantallas), la belleza de los cerezos permanece y el silencio de la meditación es posible. Todavía es razonable encontrar un remanso, tranquilidad, una buena película. Tan profunda y compleja como cualquiera de las grandes producciones del alemán, a veces desbordado por la naturaleza salvaje, que habita su cine como un dios inmisericorde. Pero ahora es el turno de los cerezos, de sus pétalos. Mientras un padre se pregunta, ante una hija que no es suya, si su vida es cierta.