miércoles, 7 de abril de 2010

La Burbuja de Bertold (Agrimbau/Ippóliti): entrevista


Bertold, por fin, por fuera de la Burbuja


A partir de la edición argentina, el lector puede ahora disfrutar de la premiada historieta La Burbuja de Bertold, obra del escritor Diego Agrimbau y el dibujante rosarino Gabriel Ippóliti.


El mundo está roto, viejo, oxidado, mientras un poder ya rancio se cubre y protege a través de una gran burbuja. Esto –y mucho más- es lo que se percibe desde la lectura de la edición reciente y argentina de una de las últimas historietas más elogiadas y premiadas en Europa.
El título es La Burbuja de Bertold. Sus autores son Diego Agrimbau (guión) y Gabriel Ippóliti (dibujos). El primero vive en Buenos Aires. El segundo aquí cerquita, en Funes; y si el lector es memorioso, recordará su firma y calidad excepcional como la compañía gráfica, durante varios años, de uno de los diarios de esta ciudad.
En cuanto a La Burbuja de Bertold decir que ha sido premiada como Mejor BD (bande desinée) en el Festival de Ciencia Ficción Utopiales, Nantes, Francia, 2005; obtuvo el Palmarés 2006 du Prix lycéen de la bande desinée, en el Festival de Colomiers, Francia, 2006; y fue seleccionada como una de las quince obras del año 2005, para el Gran Premio de la Crítica, que entrega la Asociación de Críticos de la BD, Francia, 2005. Y bien, por fin y como se debe, una edición argentina –a cargo de Historieteca- conoce las bateas y, habrá que destacarlo, con una calidad impecable.
“Los comentarios siempre tenían que ver con cuándo se iba a poder leer o con que estaba muy caro. La verdad es que es una oportunidad interesante. Porque se produce el retorno del trabajo que uno hizo, pero con gente de acá. Eso es lo más importante, poder saber qué le pareció al lector, conocer sus comentarios y expectativas” señala el dibujante Gabriel Ippóliti.
“Fue el primer trabajo que, en historieta, hicimos juntos (con Agrimbau), y me enganché enseguida porque me gustó mucho. De hecho, lo disfrutamos enormemente mientras lo hicimos. Fue sorpresivo que, siendo un trabajo tan personal, haya tenido tal recibimiento, con tantas buenas críticas. Se siente una gran satisfacción ante algo semejante.”
En La Burbuja de Bertold la ley castiga a partir del desmembramiento. Estamos en la ciudad de Butania, plena Patagonia. Las víctimas de este apocalipsis de herrumbre sobreviven en las calles que circundan a la gran burbuja, especie de cápsula feudal. Bertold, sin miembros más con lo que condonar castigos, sólo goza de su voz. Será un maestro titiritero el que lo incluya dentro de su nueva gran obra. Pero Bertold sabrá cómo, una vez y otra, reinterpretar lo que la letra exige.
“Fue, en su momento, la concreción de un sueño para el que me había estado preparando desde muy chico. Apenas empecé a leer historietas supe que quería dedicarme a esto. Publicar un álbum con estilo francés era una meta desde siempre, ya que era el tipo de historieta que más me gustaba en mi etapa formativa. También significó comenzar a colaborar con Gabriel Ippóliti, que es el dibujante ideal para la mayoría de mis guiones. Juntos formamos una dupla creativa que nos ha deparado muchas satisfacciones y trabajo constante” apunta Agrimbau.
Tal como lo expresa el guionista, el vínculo creativo proliferó hacia una segunda parte –El Gran Lienzo-, y en la consecución, con la obra Planeta Extra, de uno de los galardones más prestigiosos del mundo de los cuadritos: el Primer Premio Internacional de Cómic Planeta DeAgostini, España, 2009.
La Burbuja –prosigue Agrimbau- siginificó la entrada la mundo profesional y a los mercados europeos. Además de Argentina, ha sido publicada en Francia, España, Grecia y tal vez pronto en Italia. Pero lo más importante es que me abrió el camino hacia el profesionalismo, hacia el oficio, palabras que no tienen tan buena prensa hoy por hoy, pero que a mi no avergüenzan en lo más mínimo.”
Acerca de la resolución plástica del trabajo, tan bella, tan cuidada, Ippóliti apunta que “luego de haber leído el guión, nos pusimos a charlar acerca del ambiente que había que darle, para ponernos de acuerdo con la atmósfera. En general, primero se sitúa el escenario y después uno va haciendo lo que tiene en mente. A medida que iba avanzando, lo iba chequeando con el guionista”.

-Hay un aire gráfico que recuerda a Enki Bilal.

-También algunos críticos hicieron referencia a Bilal pero, en realidad, cuando empezás a trabajar no sos conciente de tal o cual dibujante. Mucha gente relacionó mi trabajo con el suyo, aunque Bilal trabaja mucho con el color y dibuja de una manera que, si bien no es fotográfica, es realista. En verdad, su dibujo es muy distinto del mío. A lo mejor uno está hilando muy fino pero, salvando las distancias, al mirar un cuadro de Velázquez uno puede encontrar parecidos con Rembrandt, pero sin embargo son distintos.
La narrativa de Agrimbau –quien se reconoce cercano al espíritu de Horacio Altuna y de Ricardo Barreiro- es móvil, dinámica; el guionista reconoce que “me aburriría hacer siempre lo mismo. Es por eso que ahora, luego de hacer mucha ciencia ficción o costumbrismo, estoy metiéndome en géneros diferentes como la fantasía o el histórico. Me interesa, por un lado, trabajar con la materia misma de la secuencialidad del medio. Y por el otro, a nivel de las historias, mi interés siempre fue poder crear mundos y personajes desde cero, tangibles y verosímiles, que cobren vida a través de la trama.”
La oportunidad de acercarse al mundo de Ippóliti y Agrimbau es ahora posible. “Antes que nada es un alivio –agrega Agrimbau-, porque yo vivo con mucha angustia el hecho de que el grueso de mi producción sea siempre para Europa y no pueda ser leído en mi país. Es por eso que hasta ahora siempre reservaba parte de mis historietas, como El Asco, Camping o El Campito, para el mercado local. Pero lo correcto es que se pueda leer todo, especialmente obras como La Burbuja de Bertold, que han tenido mucha importancia en mi desarrollo como autor”.
Desde una línea que nos remite a la mejor historieta de autor, la que ha hecho de Argentina un lugar tan querible e historietísticamente referencial, La Burbuja de Bertold es signo de lo tanto que se hace y de lo poco que podemos leer.

-Gabriel, ¿el rostro de Bertold tiene tus rasgos o me equivoco?

-Ah, muchos dijeron eso también, tendré que ir a un psicólogo a ver qué me pasa, porque no fue algo conciente.

Publicado en Rosario/12 (04/04/2010)

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