viernes, 22 de enero de 2010

George Herriman: Krazy Kat


El juego del gato y el ratón


“El ladrillo: el símbolo más siniestro del pecado”
-Offissa Pupp.


A kat is born
Krazy Kat goza del prestigio de desenvolverse, en sus orígenes, como un comic anterior a la estandarización que supusieron las agencias distribuidoras. Por este motivo, su matriz artística no vino impuesta por los géneros de éxito comercial que los Syndicates procuraron perseguir, lo que le permitió escapar a nominaciones funcionales tales como kid-strip, family-strip e, incluso, animal-strip.
Además, Krazy Kat es la obra maestra de George Herriman (1880-1944), un vendedor de cinturones y cepillos de dientes que, en 1903, publica su primera comic strip: Lariat Pete, en el diario “Chronicle”. Luego trabajará, hasta el momento de su muerte, para el magnate de la prensa William R. Hearst (admirador confeso de la máxima obra de su empleado) (1).
Pero la génesis de Krazy Kat radica en un trabajo anterior de Herriman: The Dingbat Family (1910), luego rebautizada The Family Upstairs. Allí, Herriman narra los problemas del padre de familia Dingbat y su empecinamiento por develar el rostro –nunca visto- de la familia que vive en el piso superior a su departamento. A pie de página, y como complemento, una tira de viñetas daba cuenta de los primeros delirios masoquistas de un gato que adoraba los golpes de ladrillo que un ratón le propiciaba en la cabeza. Con el tiempo no sólo se definirían los nombres de los personajes –Krazy e Ignatz-, sino que también se asentarían los rasgos específicos para su independencia como daily strip en 1913 y, en 1916, como sunday.

Ambigüedades de
un querer
Krazy Kat se basa en el triángulo de relaciones que mantienen el gato Krazy, el ratón Ignatz, y el perro policía Offissa Pupp: mientras Ignatz se empecina en arrojar ladrillos a la cabeza de Krazy, el oficial persiste en encarcelar al ratón por su acto delictivo. Lo que sucede es que Krazy ama al ratón, el oficial ama a Krazy, e Ignatz sólo procura obtener ladrillos, y de manera compulsiva, para partirlos en la cabeza del gato.
En el idioma inglés, tanto “krazy” (loco / loca) como “kat” (gato / gata) no poseen una acepción sexual definida, y quienes procuraron establecerla generaron confusiones divertidas: Oscar Masotta señala que, durante los ’30, el diario Crítica publicó en Argentina Krazy Kat como “Gato Loco”, lo que llevó a bautizar a Ignatz como “Palmira” y a adoptar el cambio de sexo que dicho nombre obliga (y tengamos en cuenta que el ratón posee familia)(2).
Poco importa, en verdad, definir a Krazy como gato o como gata, mientras que sí interesa su transgresión. Tendiente a lo onírico y lo zúrrela, Krazy Kat es la subversión de toda lógica; en otras palabras, el universo de Krazy posee sus propias reglas (o falta de ellas), y sólo desde la superación del sentido común y del prejuicio social, es posible compartirlas. Esto se traduce de varias maneras:
- El entorno de metamorfosis continua en el que los personajes conviven: no hay justificación lógica para los árboles en macetas o para los extraños bloques de piedra cambiante que sirven de paisaje. Sólo la cárcel impone una rígida estructura material; por lo demás, tanto el día como la noche parecen ser circunstancias aleatorias.
- El idioma que los personajes hablan consiste en un dialecto de delirio mentiroso: sus palabras encierran el significado que es la burla al modelo lógico. Herriman, a través de ellas, hace eco de la esquizofrenia social; por ejemplo: -“Usted nos necesita, Doc”, -No, -“¿No? Usted también tiene amnesia ¿No?”, -“No”, -“Parece que se olvido de decir sí”, -“No”, -“Bueno… a trabajar”.
- Los plots argumentales son sólo excusas: que Krazy se recupere o no de su amnesia es tan poco importante como saber si en verdad la tuvo. Que una serie de viñetas den cuenta de la participación de “dobles” de cada uno de los personajes, no significa que deba aclararse cuál es el destino de cada uno de ellos, así como tampoco será de relevancia saber si las historias posteriores tienen como protagonistas a los “originales” o a las “réplicas”.
- Krazy Kat es el resultado de elementos conjugados desde un falso azar. En este sentido, resulta ridículo el orden que intenta mantener Offissa Pupp cuando, en verdad, Krazy anhela la desaparición de toda cárcel para el libre albedrío de su amado Ignatz, mientras el oficial sabe que necesita de la existencia del ratón y del ladrillo para justificar la suya propia.

Por último…
El genio creador de George Herriman pergeñó uno de los momentos cumbre de la historia del comic; y la influencia de Krazy Kat se prolongó como referente ineludible para el movimiento under de los ’60. Nunca se continuó: el estilo inimitable de su autor se sumó a la escasa distribución comercial de la tira (fue Hearst, de hecho, quien la mantuvo vigente hasta el fallecimiento de Herriman).
Conseguir su lectura era algo complicado hasta la aparición de Internet. Si nos remitimos a las ediciones al alcance de la mano, existe un tomo recopilatorio (ya inconseguible) de Ediciones de la Urraca, en su “Colección Nostalgia”, que hubo de recopilar unas cuantas tiras diarias. En cuanto a las planchas semanales, y en color, la enciclopedia española “Historia de los Comics”, en su fascículo #2, proporciona varias de ellas. Mientras, el afán desmedido por leer lo que nos falta hace que deseemos un ladrillazo en la cabeza de algún editor avispado.


Notas:
(1) Otras historietas de Herriman fueron Major Ozone, The Fresh Air
Fiend –1906- (un personaje obsesionado por el aire fresco); Mary –1909-; Rosy Pesy; Bud Smith; Baron Bean; Alexander, Daniel and Pasy.
(2) La anécdota corresponde a La historieta en el mundo moderno, Oscar Masotta, Paidós, Bs. As., 1982, p. 19. Según el propio Herriman: “Krazy es como un espíritu, como un elfo, que no tienen sexo. De modo que no puede ser femenino ni masculino”. (en “Historia de los Comics”, Toutain, fascículo #2, p. 34).

4 comentarios:

lokacomotumadre dijo...

Muy buena reseña,creo que vale la pena buscar algo de ese/a crazy cat and co. y su mundo delirante, eh...no será éste mismo?

Leandro Arteaga dijo...

Sí! no lo dudes!!! Es una obra maestra. Como siempre, muchas gracias por la lectura y los comentarios!!!

Esteban Tolj dijo...

Leandro, por favor una reseña de Popeye, el original de Segar!!!
Otro mundo surrealista, rudo, crudo e impolíticamente correcto!!!

Leandro Arteaga dijo...

Me vas a hacer trabajar... Pero con todo gusto. Diste en el clavo: el Popeye de Segar es una de las historietas que mejor comparte el espíritu de Krazy Kat.