
Sus historietas nos resultan un desborde de incorrecciones políticas, de desenfreno y ocurrencias sinfín, pero con una artesanía y prolijidad (tal como señala en la nota nuestro amigo Pablo Colaso) notables. Desde la mesa de un restaurante porteño, entre el caos del bullicio y la promesa de visitar el baño, Gustavo Sala nos regala este diálogo.
Nota realizada el 27/03/2009
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