viernes, 24 de junio de 2011

Florencia Castagnani: La infinita distancia + entrevista


La enorme distancia que guarda la cercanía


Premiada por el Programa Estímulo del Ministerio de Innovación, La infinita distancia se estrena en El Cairo. “Un rodaje es como un mundo” dice su directora, Florencia Castagnani, bajo el amparo espiritual de Roberto Rossellini.


Por Leandro Arteaga

La infinita distancia se estrena hoy (jueves) a las 20.30 en el Espacio Santafesino de Cine El Cairo y su realizadora, Florencia Castagnani, no duda en vincular la noción de viaje –presente en su última película- con la que circunda a la misma experiencia de la realización cinematográfica. “Es que durante un rodaje también ocurren momentos muy intensos, donde uno comparte y produce un montón de cosas con otra gente” comenta a Rosario/12.

-Si tuvieses que pensar en algún título o realizador con los que puedas relacionar tu película, ¿qué te viene a la cabeza?

-No sé si tiene una relación directa, pero la película en la que he pensado muchas veces mientra hacía la mía es Viaje en Italia, de Roberto Rossellini; no porque haya sido una influencia, pero tiene algo que hace que la relacione, y también porque es una película que me encanta.

-¿De qué manera fuiste desarrollando tu película y cuánto tiempo te llevó?

-Comenzó desde una idea muy vaga, donde la mayor parte del tiempo estuvo dedicada a la escritura del guión, así como paralelamente a la búsqueda de financiación. Cuando el guión estuvo listo ganamos el Premio Estímulo de la Provincia y pudimos realizar un teaser. Inmediatamente obtuvimos un aporte del Incaa que también ayudó mucho. En total, fueron alrededor de cuatro años de trabajo. A partir del acuerdo con el Espacio Santafesino, la vamos a estrenar en El Cairo, lo que me pone muy contenta.

-Recuerdo uno de tus trabajos previos, en un Festival Latinoamericano de Video: La íntima distancia. ¿Tienen relación?

-En verdad son tres trabajos, que algo tienen que ver entre sí como también no. Hice un cortometraje -La mínima distancia- y un mediometraje -La íntima distancia-. Es a partir del trabajo que voy desarrollando que surge la idea de completar una especie de trilogía o de cerrar algo que tenía que ver con las dos películas, si bien cada una tiene una trama independiente, con personajes diferentes, pero se me fueron disparando distintas cosas con cada una. Lo que aparece en común es la distancia como tema, como un modo de vincularse que los personajes encuentran en cada historia. Un modo que, más bien, nunca llega a concretarse de todo.

-Sobre La íntima distancia, Emilio Bellon –Jurado en aquel Festival- supo destacar el particular tratamiento del tiempo, coherente con una cercanía o lejanía que se volvían ambiguas.

-Sí, es exactamente así. Lo mismo sucede en La infinita distancia, donde los personajes están completamente separados como alejados, aún cuando puedan estar en la misma habitación. En La mínima distancia los personajes estaban cerca, pero era una distancia que no podía superarse, y en La íntima distancia, por íntima era intransferible. Los títulos también juegan con esta ambigüedad.

-¿Cómo podés describir el argumento de tu última película?

-Es una película que tiene que ver con los devaneos de una pareja en un determinado tiempo, en el que las cosas no están de la mejor manera; tiene que ver con los encuentros y desencuentros, con las huidas de cada uno para lados diferentes, en busca de distintas cosas; una historia “como de amor”, sobre el vínculo amoroso –y un poco corroído- entre dos personas. Los intérpretes son Edgardo Castro, Miguel Franchi y Anne Devall; ella no es actriz, pero coincidió con el tipo de personaje que buscaba, que era extranjero. Pensé que a Anne le podía estar sucediendo una experiencia similar a la del personaje de la película, y que de allí podría salir algo que resultara.

-¿Cómo fueron tus principales sensaciones a lo largo del proyecto, hasta llegar a su finalización?

-Fueron una mezcla. Un rodaje es como un mundo, a veces unos días me sentía súper conforme, había cosas que me encantaban, otro día sentía que había estado más o menos bien, y otros días me parecía que no, que podría haber hecho una cosa completamente distinta. En realidad todo proceso es así, no hay una línea que sea de la misma manera, sino que uno se va sintiendo distinto y en función de los días. En general estuve siempre contenta y me gustaba lo que iba ocurriendo, pero dentro de eso estaban también las variaciones.

-Y ahora es el momento del contacto con el público.

-Es la parte importante. Cuando llega el momento uno se da cuenta de que hacen falta más vías, circuitos y maneras, para mostrar una película, para distribuirla, proyectarla, para que llegue al público. Me parece completamente valioso el Programa Estímulo y su aporte para que la película llegue a su público así como para que el público encuentre a la película.

-Y que diga qué le parece.

-Sí, cuando uno está haciendo durante tanto tiempo una película, se llega a una altura en que ya no podés pensar cosas nuevas, porque estás completamente enfrascada. Estoy con muchas ganas de que la película se vea para observar cómo la ve otra gente, qué pasa, qué sienten, qué les parece. En este punto, ya se trata de una necesidad que es tanto mía como de la película.

En Rosario/12 (23/06/2011)

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