domingo, 13 de febrero de 2011

Claudia Cantero: entrevista


Actriz para toda la vida


De una vitalidad que desborda, que sienta presencia tanto en escenarios de teatros como en pantallas de cine, Claudia Cantero dice tener expectativas modestas: trabajar como actriz.


Por Leandro Arteaga

Entre el teatro y el cine, Claudia Cantero no para de trabajar. El próximo viernes 18 estrena en Buenos Aires, en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543), la obra La familia argentina, de Alberto Ure, junto con Luis Machin, Carla Crespo, y dirección de Cristina Banegas. “Estamos ensayando a diario y estoy tremendamente cansada. Es muy fuerte el lenguaje que estamos produciendo, de mucha intensidad. Trabajé todo el verano con esto y ahora estamos en la rectísima final” comenta a Rosario/12 la actriz.
La familia argentina es una obra que Alberto Ure escribió en el inicio de los noventa, antes de tener su accidente cerebro vascular que lo sacó de carrera. Estuvimos también con él, hablando un poco, en función de lo que podía. Esta obra se hizo también en Rosario, a través del Centro Experimental Rosario Imagina, que dirige Rody Bertol, ahí fue donde la conocí. Me pareció muy impresionante la presencia de esa violencia poética que maneja Ure. De alguna manera, fui yo quien promovió la idea de montar este proyecto acá, en Buenos Aires. Mi personaje es el de Laura, madre de Gaby (Carla Crespo) y ex esposa de Carlos (Luis Machin), que intenta revertir una situación bastante terrible para ella, sin que pueda lograrlo. Ése es el tiempo que dura casi toda la pieza. Es una obra que puede pensarse como una de las posibles combinatorias en una familia” señala Cantero.
De trayectoria teatral, el nombre de Claudia Cantero comenzó a recorrer nuevos rumbos a partir de su participación cinematográfica en títulos como La mujer sin cabeza (2007, Lucrecia Martel), Mentiras piadosas (2008, Diego Sabanés), y Lengua materna (2010, Liliana Paolinelli).

-¿Cómo manejás los diferentes registros que para la interpretación suponen el cine y el teatro?

-Es algo que va cambiando. Por supuesto que tengo más experiencia de actuación en teatro, aunque cada lenguaje y proyecto tienen su cosa diferente. Al principio, le tenía mucha resistencia a la actuación en cine, como suele ocurrirles a los actores de teatro, pero por suerte me ha tocado trabajar con directores bárbaros. Yo creo que la actuación en cine es experiencia, no lo veo de otra manera; me parece que es hacer, y a partir de este hacer te vas dando cuenta gracias a la indicación de los demás. Es muy distinto cómo termina construyéndose el lenguaje cinematográfico a diferencia del teatral, en el cine la actuación es una parte que tiene que estar atenta a una totalidad. También hay que ser muy riguroso con las indicaciones técnicas. Si bien mucho no lo disfrutaba, después llegó un momento donde sí, donde realmente me empezó a gustar, aún cuando todos los trabajos sean distintos.

-Imagino que mantener la progresión dramática en el cine debe ser problemático, debido a las necesidades del rodaje, como si se tratara de una especie…

-…de rompecabezas. Sí, un rompecabezas que después agarra el montajista. En el teatro se le llaman las ‘circunstancias dadas’ a, por ejemplo, qué ocurrió o qué sucedió antes de la situación que viene ahora. Durante el rodaje cinematográfico, uno va siguiendo día a día esos saltos temporales, tratando de construir en relación a un antes y un después, pero ahí es donde la palabra del director se vuelve sagrada, él es quien tiene la película en la cabeza, quien tiene la progresión de estos personajes, es él quien te acomoda y te dice cómo hay que trabajar ese día. Pero cada director es distinto, con algunos he ensayado más y se ha ido a filmar con más seguridad, mientras que otros directores, en cambio, son más juguetones. En el caso de Lucrecia Martel, por ejemplo, nunca se ensayó la película, siempre se ensayaron otras cosas, un poco emparentadas con la película. Ella trabaja mucho con el aquí y ahora y era muy divertido; a pesar de lo tremendamente profesional y medido que está todo, aquella experiencia tenía que ver con un juego del conjunto, con ver cómo vibrábamos y qué se podía hacer con eso; en ese caso, ése es un rasgo que emparentaría al cine con el teatro. Hay veces donde entendés mejor lo que se quiere, a veces lo hacés a mitad de la película, otras veces el director no sabe exactamente lo que quiere mientras que otros lo saben muy bien. Creo que la actuación siempre está tratando de ver cómo se mete su hacer en el conjunto, un conjunto que siempre va a ser distinto. Cuando tenés un personaje que atraviesa toda la película, estás ante una experiencia en sí misma. A lo largo del rodaje vas viendo cómo entenderte mejor con el otro para, justamente, hacer lo mejor posible a favor de la película. Pero siempre es distinto. Yo, por suerte, no he tenido malas experiencias, si bien algunas más gratas porque el personaje me ha gustado algunas veces más.

-¿En qué consiste tu participación en la película Los Marziano?

-¡Por suerte me llamó Anita (Katz)! A mí me encanta ella, me gusta su humor, me parece fantástico. En la película yo soy la exmujer del personaje de (Guillermo) Francella, con quien tenemos una hija en común. Mi participación es chiquita pero muy divertida, estuvo muy bien. Filmamos en el Tigre y en algunas otras locaciones de Buenos Aires. Me parece que va a estar muy bien esa película, se filmó con un equipazo [NdR: el reparto incluye los nombres de Mercedes Morán, Daniel Hendler, Arturo Puig, Rita Cortese]. El guión era muy interesante, al estilo de Ana Katz. Los Marziano tiene que ver con el apellido de la familia, pero también hay ahí una broma escondida.

-Tenés una trayectoria admirable, con momentos importantes. ¿Qué expectativas personales te provoca?

-Mis expectativas son modestas: trabajar. Trabajar como actriz. No hago esta locura de trasladarme a Buenos Aires porque tenga alguna expectativa por fuera de la que te estoy nombrando. Lo que quiero decir es que si yo, en Rosario, hubiese encontrado la posibilidad de trabajar como actriz no estaría acá. La culpa no la tiene nadie, la realidad está dada de este modo. El poco trabajo profesional al que puede aspirar la actuación está en Buenos Aires. Ahora escucho con muchísima alegría que se están filmando cosas en Rosario y en el resto del país, gracias a la TV Digital: series, miniseries, documentales, unitarios. Siento que va a haber más trabajo. Pero como te decía, mi aspiración concreta es poder trabajar de la actuación, durante todo el tiempo que sea posible.

También en Rosario/12 (13/02/2011)

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