sábado, 5 de junio de 2010

Oliver Stone: conferencia de prensa 03/06/2010 (Al sur de la frontera, 2009)


Frontera para abajo, según Oliver Stone


Por Leandro Arteaga

La fascinación del realizador norteamericano Oliver Stone por los mecanismos de poder político trazan su recorrido a lo largo de una filmografía que incluye títulos como Wall Street (1987), Alejandro Magno (2004), o las biopics sobre Nixon (1995) y George Bush (W., 2008). Puede incluirse también aquí su fallida intención de rodar la Ópera Evita de Lloyd Webber y Rice, así como la entrevista a Fidel Castro, que Stone filmara bajo el nombre Comandante (2003), y que le significara ser considerado, en su propio país, “ideólogo” de la Revolución Cubana. “En Estados Unidos ni siquiera vieron la película” destacó el realizador durante la conferencia de prensa realizada en la Facultad de Derecho de la UBA el pasado jueves, y que contó con la presencia de Cine El Cairo.
Más aún, Stone calificó de “terrible” la reacción que el público norteamericano tuvo ante la recepción de Al sur de la frontera, en donde el eje del relato pasa a estar ocupado por la figura del presidente venezolano Hugo Chávez. Y si bien el realizador hubo de insistir en que su película “no es sobre Chávez sino sobre un movimiento”, no puede soslayarse la elección prioritaria que sobre la figura del mandatario venezolano se destaca a lo largo del film.
De saco azul, atento a todas y cada una de las preguntas realizadas –en un margen de tiempo muy preciso, casi tirano- Oliver Stone destacó, de manera tajante, la ignorancia en la que mantiene a la población norteamericana el discurso de los medios masivos de comunicación. Prédica que se ajusta a connivencias políticas y empresariales que harán a Stone señalar que su país no vive en una democracia, “sino en una ‘corporatocracia’, con medios que apoyan al establishment”, mientras que “todas mis películas están destinadas a luchar contra la corrupción”.
A diferencia de Comandante, en donde asistíamos a un tour de force obsesivo, casi de rasgos minuciosos así como en JFK (1991), en Al sur de la frontera Chávez parece no ofrecer mismos puntos de abordaje o interés cinematográficos. De manera tal que Stone lo acompaña entre despachos, calles barriales, escenarios de la infancia, y rememoración de anécdotas. Una de ellas dará pie al director para hermanar sentimientos acerca de compañeros caídos en combate (Stone, habrá de recordarse, es veterano de la guerra de Vietnam).
Para quien firma esta nota, Al sur de la frontera no ofrece una plasmación múltiple, de costados intelectuales o críticos en su retrato de Hugo Chávez, sino una mirada fascinada, adornada con matices rápidos, populares y populistas. Desde un análisis inmediato, Stone entiende la idea de un movimiento de cariz revolucionario que equipara distintas latitudes geográficas, que enarbola su genealogía en la Cuba castrista y que, se diría, deposita sus pies en Argentina. Acerca de Cristina Fernández, Stone la caracterizó como una “persona muy enfocada, con un propósito”, y que “lo que dice en la película habla por ella”.
Pero lo que más destaca es la visión que sobre Chávez y diferentes mandatarios los medios de prensa norteamericanos ofrecen. El cultivo de una caricaturización, que oficia a favor de los golpes de Estado en Latinoamérica, es el rasgo sobresaliente del film de Oliver Stone. Si bien simple y expositivo, no por ello menos cierto, además de ser temática que otras de sus películas supieran explorar, tales como La radio ataca (1988) y Asesinos por naturaleza (1994). Actitud crítica que contrasta, habrá de convenirse, con la llanura y patriotismo que expone Las torres gemelas (2006).
“Es verdad que en Estados Unidos se puede hablar, pero te critican” respondió Stone al periodista Jorge Lanata. “Hay una situación de macarthysmo” subrayó, en una conferencia de prensa, por lo demás, demasiado llana y sin aspectos más relevantes.

No hay comentarios: